martes, 21 de septiembre de 2010

Contrastes

El Diario, 21 de septiembre de 2010
Luis Javier Valero Flores
Los hechos, acaecidos el fin de semana, mostraron, por desgracia, lo contrastante de la conducta de una buena parte de la clase política y la lacerante realidad vivida por los chihuahuenses. Mientras el mundo entero –y no es una frase– se conmovía ante el impactante editorial de El Diario, edición Juárez, del domingo –¿Qué quieren de nosotros? – la cúpula del PRI, partido mayoritario en la Cámara de Diputados, en las gubernaturas y las legislaturas estatales, líder de todas las encuestas presidenciables efectuadas en los últimos tres años, callaba ante el último asesinato emblemático ocurrido en la entidad, el del reportero gráfico de El Diario, Luis Carlos Santiago Orozco, y el agravamiento de la crisis de seguridad pública en Chihuahua.

Aún si no hubiese ocurrido tan lamentable asesinato, era políticamente correcto que instancia partidaria tan grande efectuase un serio pronunciamiento sobre la situación de Chihuahua, en lugar de ello, la presidenta Beatriz Paredes realizó un tibio, personalizado y breve pronunciamiento, en el que le expresaba su apoyo, reconocimiento y solidaridad, tanto al saliente gobernador, como al entrante.

Paredes alcanzó a decir que “el estado de Chihuahua merece el apoyo y la solidaridad de todos los mexicanos para vencer la adversidad... Reyes Baeza concluye una administración exitosa, cumplió y cumplió bien”; y al nuevo mandatario le dijo que “vamos a estar con él porque Chihuahua merece la solidaridad de todos los mexicanos para vencer la adversidad, que como bien lo ha dicho él (Duarte) es una situación que no fue creada por los chihuahuenses”. (Nota de Alejandro Salmón, El Diario, 20/9/10).

Inmersos en sus propios afanes, intereses, metas y conflictos, citados para felicitar a sus compañeros chihuahuenses, por los exitosos resultados alcanzados en las recientes elecciones, los dirigentes priístas, en la práctica, resbalaron al que ya era polémico editorial de El Diario, del viernes anterior, (¿A quién pedir justicia?) provocador de numerosos comentarios acerca de la gravedad de la situación en Juárez.

Desaprovechada la ocasión para que nos delinearan cuáles serían las líneas principales de un eventual gobierno federal, dirigido por priístas, para afrontar al crimen organizado al que El Diario le otorga, –por la omisión e incapacidad gubernamental– el carácter de “autoridades de facto en esta ciudad”, ahora sí deberán enfrentar la enorme –y bienvenida– avalancha de múltiples expresiones de apoyo y solidaridad a los chihuahuenses, y en particular a los juarenses, así como la infinidad de reclamos de la comunidad nacional e internacional.

Y es que, hasta en esas pocas frases de Paredes en relación con esta situación, mostró su preocupación, estrictamente politiquera –¡Y cómo la sufrimos por parte de priistas y panistas en la pasada campaña electoral – al afirmar, citando al gobernador electo, César Duarte, es un fenómeno que llegó de fuera.

Sí, nos llegó de fuera pero la respuesta debió ser, además de conjunta, oportuna, inteligente, integral, firme y creativa. Nada de eso ocurrió en los dos años y medio transcurridos a partir de la instrumentación de la Operación Coordinada Chihuahua, al mando de la cual, nos dijeron, estaban las autoridades civiles de nuestra entidad.

Nada de eso ocurrió, y ocurre en la todas las entidades en las que la violencia se ha abatido, la mayoría gobernada por militantes del PRI. Si ese era un fenómeno generalizado, que mereciera, por tanto, una respuesta semejante, nunca escuchamos una posición global de la dirigencia nacional priísta, que recogiera las propuestas, reclamos, quejas y soluciones propuestas por sus mandatarios estatales, antes bien lo generalizado fueron las frases en las que expresaron su apoyo a las medidas tomadas por Felipe Calderón y sólo hasta que la situación se tornó inmanejable, o la confrontación electoral llegó al extremo, escuchamos los reclamos de los priistas.

De ahí la esperanza del escribiente en escuchar de ellos, los dirigentes más importantes a nivel nacional, una postura que alentara alguna esperanza a quienes, a diario, enfrentamos las consecuencias de una guerra que, como lo dijo El Diario, no pedimos.

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