jueves, 27 de marzo de 2014

Ahí viene el lobo...

El Diario, 27 de marzo de 2014
Luis Javier Valero Flores
Las tibias  anunciadas ayer por el Secretario de Gobierno, Raymundo Romero, para aplicarse en el Vive Bus- Chihuahua, luego de las tronantes declaraciones realizadas a lo largo de varios días por el Gobernador del Estado, César Duarte, son la ratificación de lo que se especulaba en casi todos los círculos sociales: Que no había la intención de enfrentar de lleno el problema creado por los concesionarios.
Afirmar que la ruta troncal "es un éxito", como sostiene el segundo de a bordo en Palacio, significa el pleno desconocimiento de lo que ocurre en el transporte de cientos de miles de habitantes de la capital chihuahuense.
De ninguna manera se puede calificar de exitosa la prestación de un servicio, "en las horas pico", en el que la absoluta mayoría de quienes viajan en esas condiciones deben soportar el apetrujamiento verdaderamente ofensivo, la espera de largos y largos minutos -que se convierten en media, una hora- y los riesgos de sufrir lesiones de consideración en caso de ocurrir un accidente de tránsito, así sea lo más leve, justamente cuando apremia el ingreso al trabajo o a la escuela, o el regreso a casa.
Disminuir el número de asientos ha tenido un desenlace doloroso para, ya, cientos de usuarios que han sufrido lesiones de mediana a severa magnitud debido a que viajan parados en condiciones verdaderamente riesgosas pues basta el menor incidente del autobús para que una parte importante de los pasajeros sufran una caída o algunos golpes con la estructura de la unidad.
Luego de largos siete meses de "experiencia", la autoridad ha llegado a la conclusión de revisar las rutas alimentadoras.
¿Quién hizo el estudio del transporte en Chihuahua, antes de la puesta en vigor del sistema de transporte?
Debió ocurrir casi una catástrofe social y mediática para que las autoridades se diesen cuenta que se necesitaba instalar el pago mixto del servicio -tarjeta y efectivo-, sin que los usuarios tuviesen el mínimo de defensa ante un sistema y unos empresarios abusivos, los mismos del ayer que se comportaban como si la prestación del servicio fuera una concesión que le otorgaban a los usuarios del transporte y que todavía hoy, ante el cobro mixto la autoridad anuncia que se deberá pagar la tarifa completa.
Por todas partes aparecen las evidencias de los malos, irregulares, sospechosos y hasta ilegales acuerdos y pactos de los concesionarios con la autoridad.
No se debe acudir a alguna investigación especial para llegar a esa conclusión, bastan, para ello, las declaraciones del Lic. Romero, recogidas en un comunicado oficial del Gobierno estatal: "... y por otra parte, la exigencia a 80 concesionarios que no tienen camiones para que los presenten". (Comunicado de prensa, Gobierno del Estado, Comunicación Social, 26/III/14).
¿De qué manera se puede, ya no justificar, sino explicar que existan 80 concesiones otorgadas sin que los titulares de ellas, después de meses de sufrimiento de infinidad de usuarios, no hayan presentado las respectivas unidades para prestar el servicio de transporte urbano?
¿Cómo fue que a lo largo de siete meses, con las quejas presentadas por cientos, acaso miles de usuarios de las rutas alimentadoras, no se hayan tomado las medidas "pertinentes", es decir, cancelarles las concesiones para otorgarlas a otros inversionistas que, de inmediato, introdujeran las unidades al transporte urbano?
¿Era necesario que los concesionarios solicitaran, de manera absolutamente irracional, un aumento de la tarifa para desatar el cúmulo de irregularidades que presenta el Vive Bus?
¿Cómo es posible que luego de estos siete meses, sólo hasta ahora se aborde tímidamente el tema de las tarjetas, sin que se esboce, siquiera, que la autoridad intervendrá, revisará, fiscalizará, estudiará, analizará, o lo que sea, el cobro de las tarjetas?
El asunto del Vive Bus devela otro aspecto aún más preocupante ¿Estarán de tal modo rotas las líneas de conexión del gobierno con la sociedad que nadie haya podido percatarse de la profundidad del problema que aqueja a más de 300 mil personas en la capital del estado?
¿O, más grave aún, se hicieron cargo de las preocupaciones y requerimientos de los concesionarios solo hasta que las exigencias de éstos colmaron la paciencia de la autoridad y se dio paso a la actual controversia?
Ante ese panorama, se insiste, por la complejidad del servicio, por el número de usuarios, por la importancia que reviste y porque los concesionarios han demostrado   hasta la saciedad que no pueden otorgarlo con calidad, deberá, tarde o temprano, convertirse en uno que lo conduzca una dependencia gubernamental, tanto el de la capital, como el de Juárez.

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

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