martes, 7 de enero de 2014

¡Bomba! A la luz, acuerdos narco-EU

El Diario, 7 de enero de 2014
Luis Javier Valero Flores 
La información es impactante, no tanto porque no se sospechara desde hace tiempo, pero hay un mundo de diferencia entre sospechar y confirmar un hecho estremecedor: “En territorio mexicano agentes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y fiscales del Departamento de Justicia se reunieron y negociaron, en secreto, con miembros de cárteles del narcotráfico para obtener información de organizaciones rivales, situación que incrementó la violencia en todo el país”, concluye una investigación de El Universal (6/I/14).

Según esta información, “el gobierno de Estados Unidos conocía y autorizó las reuniones, así como las negociaciones con miembros de cárteles mexicanos, especialmente con el de Sinaloa, para obtener información de sus rivales, y con ella se lograron aseguramientos de cargamentos, así como detenciones, lo que detonó la violencia en México durante el sexenio de Vicente Fox y Felipe Calderón”.

Los señalamientos son precisos: Fiscales norteamericanos y agentes de la DEA, entre ellos el asistente del director regional de esta dependencia, Carlos Mitchem, participaron en dichas reuniones.

“Coincidiendo con los dos sexenios panistas, fiscales de Estados Unidos como Steve Fraga, así como agentes de la DEA como Manuel Castañón, David Herrod y Carlos Mitchem, quien era asistente del director regional, se reunieron con traficantes de droga en México”. Las reuniones se efectuaron sin informarlo al Gobierno mexicano que, sin embargo, había autorizado tanto la elevación del número de agentes norteamericanos en el país, como el del escalamiento de sus actividades en territorio nacional hasta el grado, acaecido en Juárez, de la presencia del embajador norteamericano en reuniones del más alto nivel de seguridad pública, supuestamente para supervisar el eficiente empleo de los recursos de la Iniciativa Mérida.

Impresionan las declaraciones, muchas de ellas efectuadas en el curso de un proceso judicial y en el que, se supone, se expresan bajo protesta de decir verdad: “‘En gran parte porque estamos ahí [México] en operación para recabar datos de inteligencia para apoyar las investigaciones en Estados Unidos. En ese sentido, he entrevistado a varios miembros de cárteles y narcotraficantes como Zambada-Niebla en México. No es como entrevistar a un fugitivo que camina en mi oficina en San Diego. En San Diego puedo arrestar al fugitivo. En México no puedo’, afirmó el agente de la DEA Manuel Castañón en su declaración por escrito integrada al proceso de Vicente Zambada Niebla en Chicago”. (Ibídem).

“Entre el año 2000 y el 2012, coincidiendo con los sexenios panistas, pero en especial entre el 2006 y 2012 durante el gobierno de Felipe Calderón, el gobierno de Estados Unidos estableció con el gobierno mexicano convenios de colaboración sin precedentes en la historia del país para el combate al narcotráfico; y en paralelo creó una guerra secreta en México a través de sus agentes que se reunieron directamente con miembros de los cárteles”, afirma el periódico. “En algunas ocasiones los agentes de la DEA o el gobierno de Estados Unidos proporcionaron datos obtenidos de esas reuniones, sin citarlas, al gobierno de México para que los policías o militares mexicanos realizarán detenciones. En el sexenio de Calderón 12 de las importantes detenciones de narcotraficantes fueron producto de la DEA, esto último de acuerdo con reportes de la agencia antidrogas”.

Tal y como lo sostiene en su más reciente obra –Vacíos de poder en México– el especialista en materia de tráfico de drogas, Edgardo Buscaglia, afirma que se pueden emplear tácticas como la señalada por el reportaje, pero en naciones con los controles democráticos judiciales, patrimoniales y de corrupción política “medianamente efectivos… Pero si Estados Unidos intenta aplicar esta estrategia en un país como México, en donde los controles antes dichos brillan por sus vacíos de Estado, entonces lo que resultará será que el grupo criminal ‘usado’ para eliminar a otros se transformará de facto en la principal concentración de fuerza, de poder. Me temo que sea el caso de la organización criminal de Sinaloa”.

Apenas el domingo abordábamos esta arista de la “guerra de Calderón” al narcotráfico, como la denominó, y ahora nos estamos asomando a un mundo en el que los hilos de una sangrienta guerra eran movidos desde el extranjero. Es de tal magnitud que deberá iniciarse un proceso, desde la sociedad, a fin de que hechos como éstos, que produjeron alrededor de cien mil muertos en el país no queden impunes. Tal parece que la acusación de genocidio levantada en contra de Felipe Calderón no era tan desmesurada. Habría que agregar a otros, muchos más. A ello volveremos con más calma y espacio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario