domingo, 17 de noviembre de 2013

Protección Civil, lecciones

Editorial, Aserto 124, noviembre 2013.
Luego del trágico accidente del Aero Show, a principios de octubre, sobrevinieron una serie de incidentes, todos relacionados con las medidas de seguridad y/o de Protección Civil, acaecidos, tanto en Juárez, como en Chihuahua, que ameritan una serie de reflexiones, sí, de la sociedad chihuahuense, pero sobre todo una revisión de las instituciones gubernamentales encargadas de tales materias.
No sólo se trata de encontrar, y sancionar, a los responsables de las tragedias del espectáculo de las Monster Truck, en Chihuahua, y de la explosión e incendio de la fábricas Blueberry, en Juárez, sino de que se inicie una profunda revisión a las instituciones de seguridad pública, protección civil y del trabajo, para saber si en todas las instalaciones industriales y comerciales, así como en la celebración de los espectáculos en la entidad, se cumplen con las regulaciones establecidas en las leyes y reglamentos.
En la medida que se da curso a las declaraciones y pruebas, en el juicio seguido a los presuntos responsables del accidente suscitado en El Rejón, aparece nítida la situación de graves omisiones cometidas por todos los mandos municipales y estatales encargados de la protección civil.
Ahora resulta que nadie tenía responsabilidad en la vigilancia y prevención de situaciones anómalas en los espectáculos en curso en el “Extremo Aero Show 2013”. El Jefe de Bomberos estaba a cargo de un grupo de elementos, vigilando que nadie se cayera a la presa, en los sitios más riesgosos de la pista de los deportistas de a pie.
En la ley de Protección Civil aparece, nítida, una especie de ruta crítica que debiera seguirse en la celebración de un espectáculo con asistencia masiva. 
Los organizadores del espectáculo -y las empresas realizadoras de los distintos eventos- tendrían que cumplir una serie de requisitos, que llevaran a las autoridades a la autorización de la celebración del susodicho evento. Entre esos requisitos se encontraban, preferentemente, los de seguridad en los distintos escenarios y en caso de no contar con las regulaciones necesarias, hacerse de la información necesaria, en el ámbito nacional, o internacional, para exigir las mismas condiciones de seguridad que en un evento realizado en el extranjero, para el caso de las Monster Truck.
No se puede venir a alegar desconocimiento, como lo estaban haciendo, hasta el cierre de edición, todos los acusados del accidente.
Pero esa es sólo una parte de las aristas que han motivado suspicacias, la otra vertiente de hechos elevadamente criticables es lo relacionado al manejo económico de los espectáculos. Es cosa corriente, se afirma, que el esquema usado para el Aero Show es el acostumbrado por todas las instancias de gobierno. Es decir, que se da vida a una agrupación, tan solo para estos efectos, bajo la figura de “Asociación Civil”, a la que se le donan los recursos necesarios para que contrate y pague los servicios de las empresas que llevan al cabo los distintos eventos.
Sin embargo, el monto de recursos públicos usados en ellos rebasan cualquier norma y hacen que aparezca la duda ¿Por qué no mejor licitar los servicios de una empresa del Monster truck, directamente, sin necesidad de triangular decisiones y recursos económicos?

De la tragedia del 5 de octubre tendremos, necesariamente, que extraer lecciones. Es muy alto el costo como para no hacer nada que vaya en el camino de prevenir tragedias como la del Aero Show 2013.

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