viernes, 5 de octubre de 2012

Reprobable espectáculo

El Diario, 4 de octubre de 2012 Luis Javier Valero Flores Todavía hasta el momento de escribir la presente colaboración seguía en el aire la resolución de la reforma política, el alcance de la misma y los plazos de los varios asuntos contemplados en las distintas propuestas presentadas en los últimos días ante la legislatura local, y no solo por el gobernador César Duarte. La discusión de las fuerzas políticas acreditadas en el Congreso del Estado acerca de temas verdaderamente trascendentes, por más que la mayoría de los ciudadanos no estén al tanto de ello, es una verdadera regresión a los modos en que se han realizado las anteriores reformas al marco legislativo electoral. En un arrebato, resolvieron posponer el inicio del proceso electoral para poder llegar a acuerdos -y se dice que para aprobar por unanimidad las reformas electorales- dando el espectáculo de que, por lo menos para el escribiente, por primera ocasión se aprobara una reforma a las leyes para ampliar el plazo de una discusión y poder efectuar reformas constitucionales. Los tiempos en lo electoral son fatales, decía Miguel Etzel Maldonado cuando le tocó presidir los trabajos de la reforma electoral del ’97, y hoy esa es la losa que cargan los legisladores locales. Hasta este momento, luego de la posposición del inicio de la sesión del Congreso del Estado para discutir tales reformas, lo único en que se tiene la mayor certidumbre es que, aparentemente, han resuelto empatar las elecciones locales con las federales, para lo cual será necesario acortar los mandatos del gobernador y los de los alcaldes y diputados elegidos en 2016, para que éstos terminen su gestión en 2018, al igual que los diputados federales, senadores y presidente de la república y el gobernador elegido en aquella fecha terminaría su gobierno en 2021, simultáneamente que los diputados federales de mitad de sexenio federal. De ese modo, a partir del 2018 solo habría elecciones en Chihuahua cada dos años y la elección de gobernador siempre se realizaría a la mitad del sexenio del presidente de la república, justamente al unísono de las elecciones más desarregladas, las de diputados federales. Quedaría desechada, por tanto, la pretensión del gobernador César Duarte de prolongar los períodos de alcaldes y diputados a cuatro años, en un giro de las propuestas no conocido previamente por la ciudadanía el que, por lo menos en la opinión del escribiente, le imprimirá un importante sesgo a los resultados de la elección de alcaldes y diputados, cuando coincidan con la de presidente de la república pues es sabido que la inercia de ella arrastra a las demás y le otorgará, como lo ha hecho en las entidades que tienen elecciones concurrentes, rasgos ajenos a la real correlación de fuerzas locales existentes en cada estado. Por supuesto que quienes conforman la mayoría hoy están de plácemes de que tal circunstancia exista, pero deberán recordar que ya entramos -por lo menos eso tenemos hasta ahora- a la época de la plena competencia electoral y los ganadores de hoy no serán los triunfadores permanentes y que lo aprobado ahora puede, luego, revertírseles. En abono a tal reforma deberemos establecer que la elección de gobernador no gozará de tal característica pues se empatará con la de diputados federales y muy probablemente tal hecho no contamine del efecto nacional la elección local. Pero todavía hasta el momento de redactar estas notas aún no se tenía certeza del destino de cambiar algunos aspectos de la elección de diputados plurinominales, es decir, desaparecer la prelación y de asignar a la segunda fuerza en las elecciones, en caso de obtener más del 20% de la votación el diputado de la llamada 5a. ronda, quitándole a los partidos minoritarios la posibilidad de acceder a tal posición, algo que seguramente debió ocupar la mayor parte de las discusiones porque se trata, en la práctica, del modo en que se reparten las posiciones las actuales fuerzas políticas y eso, en realidad, poco le importa al electorado. La otra propuesta importante, la de desaparecer la prelación, esa sí que es absolutamente regresiva, se trata de quitarle al electorado la posibilidad de incidir en la elección de la mitad de los diputados plurinominales. Mal. Ojalá hayan recapacitado. asertodechihuahua@yahoo.com.mx http://luisjaviervalero.blogspot.com http://twitter.com/LJValeroF

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