domingo, 21 de octubre de 2012

Morena, “recomenzar”

El Diario, 21 de octubre de 2012 Luis Javier Valero Flores Casi desaparecido de la “escena política”, sin los reflectores de los medios de comunicación con cobertura nacional, especialmente la televisión, el ex candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, semana a semana -de las últimas- acude a la celebración de las asambleas estatales del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), previas a la celebración de la nacional a celebrarse el 19 y 20 de noviembre en la ciudad de México. Hoy estarán celebrando los congresos correspondientes a los dos distritos de la capital del estado -el 6 y el 8- y los de los distritos 2, 3 y 4 de Juárez. Una semana más tarde habrán de celebrar los correspondientes a Parral, Delicias, Cuauhtémoc y el 1 de Juárez. ¿Se trata de una nueva fractura de la izquierda mexicana, como insisten en presentarlo los más conspicuos comentaristas políticos de la tv mexicana? No, más bien se trata de un episodio más de la prolongada división al interior del PRD, quizá el más racional pues ahora se da en el marco de la decisión de marchar juntos, cada quien en su agrupación, en lo que se pueda. Puede ser que en los planteamientos y muchas de las posturas coincidan, pero es en las formas de hacer política en donde se aprecian notoriamente las diferencias. No está de más asentar que la mayor parte de los enfrentamientos al interior del partido del sol azteca obedecían -obedecen- a la disputa por las posiciones, y no las políticas o ideológicas, sino las de los cargos públicos y los de las dirigencias partidarias. Perdidas las fronteras del respeto a la legalidad interna, quienes se quedan en el PRD decidieron mejor apostarle a los arreglos, tras bambalinas, de los dirigentes de los grupos internos -las llamadas tribus- y ahí Nueva Izquierda, la agrupación de los Jesuses, Ortega y Zambrano (y también de Carlos Navarrete), es la hegemónica desde hace más de 15 años. Con ellos se quedarán la corriente de la ex gobernadora zacatecana, Amalia García y la de René Bejarano y su esposa, Dolores Padierna, junto con otros más pequeños agrupamientos y algunas figuras relevantes como Pablo Gómez y Alfonso Ramírez Cuéllar. A su vez, Morena agrupará a cientos de miles de viejos y nuevos militantes de la izquierda; a numerosísimos integrantes de la comunidad académica, cultural y científica del país, así como a miles de aguerridos activistas, los mismos que hicieron posible el resurgimiento electoral de uno de los fenómenos políticos más sobresalientes de la política latinoamericana, Andrés Manuel López Obrador. Es de tal modo variopinto el conglomerado de Morena que su líder, al hablar de la posibilidad de dar origen a un nuevo partido, o continuar con la actual estructura de la organización, y en relación a la reciente disputa presidencial, habla de reiniciar la tarea, que en la concepción más general de este grupo es, en realidad, el reinicio de la unidad de la mayor parte de quienes se reclaman a sí mismos como parte de la izquierda mexicana. ¿Podrá mantenerse Morena como un movimiento y participar electoralmente al lado de los partidos que le “presten” el registro electoral? No parece ser la mejor opción. Las relaciones con la dirigencia perredista no son las mejores y a cada momento político aparecen las profundas discrepancias existentes. En el caso del PT, a pesar de ser el partido que mayor cobijo le otorgó a los lopezobradoristas, tiene en contra su tendencia -no sabemos si sea natural- a aliarse con el PRI en los comicios locales y atraviesa por serios problemas de legitimidad democrática a su interior. Lo mismo sucede con el partido Movimiento Ciudadano -ex Convergencia- en el ámbito de las relaciones políticas en las entidades. Así que si Morena necesita participar con plenitud en la lucha electoral, es evidente que necesita buscar el registro como partido político electoral. Ahora bien, para muchos integrantes de la izquierda ninguno de los mencionados cubre el perfil del partido de la izquierda que necesita el país. Por otra parte, un buen número de quienes hoy participan en Morena son o fueron miembros del PRD, y puestos en la disyuntiva de optar, lo harán por la agrupación política en la que se encuentra su líder y que en muchos casos se retiraron del perredismo, hartos o asqueados de la vida interna de ese partido. Que será difícil el inicio como nuevo partido político, es indudable, pero seguramente que sí tienen la fuerza suficiente para obtener el registro electoral (Contar con tres mil afiliados en por lo menos 20 entidades federativas, o bien tener 300 afiliados, en por lo menos 200 distritos electorales uninominales). Quienes sufrirán serán las dirigencias del PRD en los estados. Chihuahua no será la excepción. Hace rato que los militantes con mayor presencia, sea social o política, emigraron y la dirigencia estatal, y sus principales dirigentes, es coto de Nueva Izquierda, el grupo de Jesús Ortega, en varias versiones, a cual más de enfrentadas entre sí, pues tanto Héctor Barraza, actualmente diputado local, como Pavel Aguilar y Luis Adolfo Orozco pertenecen a aquel grupo, pero sus diferencias los han llevado a que el último haya recurrido al TEPJF a impugnar, tanto los resultados de la elección de la dirigencia estatal, en el pasado reciente, como la convocatoria a nuevas elecciones. Por otra parte, el repuesto (porque lo reinstalaron, no porque nos refiramos a su estado físico, aunque sí está repuestito) dirigente estatal, Miguel Vargas, del grupo de Amalia García, tampoco mantiene buenas relaciones con los arriba mencionados. Pero el problema estriba en que, tanto por sus problemas internos, como por su escasa inserción en Chihuahua los resultados electorales lo ubican en la franja del 5% de la votación y la aparición de Morena como partido político será seriamente resentido por los perredistas. Lo anterior no guarda relación con la obtenida en julio pasado, en la que rebasó, la izquierda en conjunto, el 20% y los más de 300 mil votos en el estado, además de colocarse en el segundo lugar en Juárez, fenómeno que suele adjudicársele a Morena y López Obrador en nuestra entidad. Puede ser, y si es cierto y logra mantener tal simpatía electoral, nacerá con los mejores auspicios. LA DESPEDIDA DE CALDERON.- Como en ninguna otra entidad podemos apreciar de manera tan terriblemente tangible el balance del gobierno de Felipe Calderón y de los 2 sexenios de panistas al frente del gobierno de la república. En Chihuahua murieron más de 17 mil personas a causa de la guerra de los cárteles del narcotráfico y la propia de Calderón; cientos de miles fueron desplazados por la violencia; decenas de miles de casas habitación vacías son la clara muestra de los efectos de una política guerrerista lanzada sin tono ni son; la economía juarense destrozada, y todo ello a pesar de la decena de miles de soldados y los cerca de 5 mil policías federales desplegados en territorio chihuahuense, en distintos momentos, a lo largo de los últimos 5 años. Ese podría ser el balance de los chihuahuenses del gobernante que se va. Hay más. Apenas el viernes vino a darle una visita a Batopilas, el municipio donde naciera el fundador de su partido, el PAN. Por pura casualidad, Batopilas es el segundo municipio con el más elevado rezago social del país; tal característica la comparte con otros 3 municipios chihuahuenses que se encuentran entre los 10 más pobres del país. Y ese sí que es un balance aterrador. asertodechihuahua@yahoo.com.mx http://luisjaviervalero.blogspot.com http://twitter.com/LJValeroF

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