viernes, 27 de enero de 2012

Sin Elba

El Diario, 27 de enero de 2012
Luis Javier Valero Flores
Pocas noticias pueden haberle causado tanta alegría a los buenos militantes del PRI, que repudian a las mafias sindicales, como la decisión de romper la alianza de su partido con el de la lideresa sindical, Elba Esther Gordillo, a quien le habían otorgado otra importante suma de prebendas políticas, de las que los primeros beneficiarios serían algunos de los familiares más cercanos de la maestra.
Pero no solo a ellos, seguramente a otros ciudadanos, simpatizantes del PRI, y que guardan opiniones muy críticas a quien se ha convertido en el símbolo nacional de las componendas y las negociaciones obscuras para obtener y acrecentar el poder a costa de cualquier precio.
Gordillo no es solamente la dirigente a perpetuidad del magisterio, también lo es del Partido Nueva Alianza y de la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (FEDESSP) que agrupa a sindicatos como el SNTE, el de Sedesol, el de Sagarpa, de SCT y el independiente del ISSSTE y otros de la burocracia federal.
Por si fuera poco, tiene a su disposición el Fondo de Retiro del Issste y el de los seguros de vida de esos trabajadores, los que representan decenas de miles de millones de pesos.
Además, como parte de la herencia del pasado priista, sigue negociando y obteniendo que una buena parte de la estructura directiva de las secretarías de educación en los estados sea prácticamente de su propiedad, y con ello, en la realidad, impone las políticas educativas en las entidades, amén de haber logrado, en el actual sexenio, ubicar a su yerno como Subsecretario de Educación Básica.
¿Necesita la alianza formal con el PRI para avanzar en la consolidación de su poder? Por supuesto, no, de ahí las frases edulcoradas lanzadas entre sí por los dirigentes formales de ambos partidos, cosa que en otras circunstancias y otros actores hubiesen despertado viscerales declaraciones y más vigorosas denuncias públicas de todo tipo. Si se separaron electoralmente es porque les convenía a ambas fuerzas, quizá más al PRI por los riesgos de fracturas inminentes, pero también a los panalistas, así podrán intentar mantener su registro electoral.
Si necesitáramos antecedentes para demostrar que no les hace falta la alianza formal recordemos el pasado reciente. La maestra efectuó una alianza real con una parte del panismo, el que representaba Fox el sexenio pasado, y el que representa Felipe Calderón en el actual. Por ello, y por su notable carencia política, Ernesto Cordero no atinó a declarar con claridad si podrían ir juntos en la contienda electoral del presente año. Creyó que las señales procedentes de Los Pinos eran en ese sentido y no fue capaz de deslindarse de una relación que tanto han criticado infinidad de panistas, justamente a unos días de acudir a la elección interna.
De ahí que, en el camino, si esa es la conclusión de Elba Esther Gordillo, podrá acordar con Enrique Peña Nieto y ayudarle a la construcción de la estructura electoral, a la conformación de los equipos de activistas encargados de la obtención de los votos y, finalmente, a ganar la presidencia de la república… y cobrar luego.
Es de tal magnitud la fuerza de la cúpula magisterial que es imposible desligar el atraso educativo del país de tal dirigencia; por ello, y en virtud del papel alcanzado en el seno de la sociedad, el desmantelamiento de tal entramado –tan perjudicial para la vida nacional- adquiere rango de impostergable para todas las fuerzas políticas que se precien de democráticas. Por supuesto, para los candidatos presidenciales.
Hoy todo mundo habla de la importancia de la educación para enfrentar a mediano plazo la incidencia delictiva, pero pocos, en el poder, se atreven a hablar de la estrecha relación entre la mediocridad de la educación en el país y la cúpula sindical que constriñe a los cientos de miles de maestros en el país. Que algunos son malos, ni duda cabe, pero desde el Estado no existen los mecanismos necesarios para afrontar las graves deficiencias educativas.
Y no existen porque en términos reales el presupuesto educativo y la planta laboral son parte del botín que una parte de la clase política se reparte a placer.
Esa es la importancia verdadera de la ruptura de la alianza.
¿Podrán el PRI, y Peña Nieto, si acaso ganaran la elección, romper con ese entramado de intereses y demostrarle al país que son un nuevo PRI?
¿Podrá Calderón desestimar tan apreciable tentación?
Difícil…

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