jueves, 19 de enero de 2012

Paliar el hambre solamente

El Diario, 19 de enero de 2012
Luis Javier Valero Flores
No es exagerado afirmar que existe una sólida corriente nacional de solidaridad con los habitantes de la Sierra Tarahumara, especialmente con los rarámuris, sus principales habitantes, y que ésta se ha reflejado permanentemente hace tiempo, más en tiempos de emergencia como la actual, que puede prolongarse hasta avanzado el año ¡2013

Efectivamente, la sequía presente en todo el año 2011 produjo la práctica paralización de la producción de los principales alimentos generados por los rarámuris, cuyas consecuencias se prolongarán hasta mediados de septiembre de este año, es decir, una vez completado el ciclo productivo, si es que se presenta el temporal lluvioso ¿Y si no se presenta? Si llegados los meses de julio, o agosto, no hay lluvias ¿Qué pasa?

Entonces, la mayoría de los habitantes de la sierra deberán esperar al ciclo siguiente, es decir, septiembre de 2013, para contar con algunas esperanzas de obtener los granos básicos, fruto de su trabajo; porque contra las creencias de una parte importante de las capas medias, los rarámuris son un grupo étnico que honra el trabajo y que alrededor de los frutos arrancados a la tierra realizan infinidad de actos litúrgicos.

De tal manera que la ayuda proporcionada no solamente es necesaria, sino indispensable, pero peor aún, deberá continuar durante un largo trecho, para enfrentar la actual situación de emergencia, en la que el problema no son solamente los alimentos básicos, sino también el agua, a pesar de las declaraciones del ¡Director Nacional de la Comisión Nacional del Agua –Conagua–, José Luis Luege, quien afirmó que en la Tarahumara no hay escasez de la misma.

Esa situación no es de ahora, hace ya largo rato que en la sierra generadora de varios de los ríos más importantes del norte del país, y de los valles más fértiles, no posee el agua suficiente para sus habitantes, ni éstos generan los alimentos para su sobrevivencia. Estamos frente a una situación que muchos podrán argumentar, no sin razón, que es de toda la vida. Y ahí radica el principal reto para los gobernantes. Ya no bastan las políticas asistencialistas aplicadas a la sierra, ni la exploración de ambiciosos proyectos turísticos, pensados para que los ajenos gocen de las maravillas de la Tarahumara, pero en los cuales sus habitantes están condenados a la migración, la exclusión y la marginación, y en el mejor de los casos a formar parte de la escenografía turística.

Peor aún. Si las empresas extranjeras siguen encontrando más posibilidades de continuar la explotación minera de la manera como lo están haciendo ahora, a vuelta de unos cuantos años, ni siquiera muchos, el principal orgullo de los chihuahuenses se habrá convertido en uno de los desastres ambientales más importantes de la Tierra.

O se avanza en la construcción de un modelo económico que le permita a los rarámuris continuar con la explotación de la tierra de manera racional y sobre todo con una drástica elevación de la productividad, para lo cual se necesita la puesta en marcha de un vigoroso programa de apoyo a la producción agrícola, no el de las dádivas, ni las despensas –que también se necesitan–, que tenga como eje central la elevación de la producción de los rarámuris.

Del mismo modo, se necesita dar un giro completo a la manera del aprovechamiento del bosque, de tal modo que de la misma forma que se explota, se regenere y evalúe con ojos muy distintos la producción minera. No bastan las migajas otorgadas por las empresas sino que los propietarios de la tierra participen con plenos derechos, en igualdad de circunstancias con quienes aportan el capital, en proyectos en los que la preocupación por la preservación del medio ambiente sea central.

Y esos son solamente apuntes de la política necesaria para el desarrollo de la Tarahumara, pero sin romper con las tradiciones y ritos de este grupo étnico, sino al contrario, potenciando lo que esta cultura ha preservado a lo largo de cientos de años, olvidando, por supuesto, el enfoque “civilizador”, que todo lo quiere transformar en copia de las sociedades modernas, en términos de las concepciones “occidentales”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario