jueves, 16 de diciembre de 2010

AMLO, construir la hegemonía

El Diario, 16 de diciembre de 2010
Luis Javier Valero Flores
La breve visita del excandidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador a la capital del estado, en la que prácticamente sólo atendió una reunión de los dirigentes de la estructura creada por ellos y una entrevista radiofónica, trajo (por lo menos para el escribiente) una novedad en su discurso. No sólo repitió luengos tramos de lo que ha expresado a lo largo y ancho del país, repitiendo casi sin variaciones sus acusaciones contra “La mafia del poder”, pero que ahora ahondó en ese discurso el tema central de su pensamiento, fruto de los acontecimientos de la campaña electoral y los años subsiguientes.
Visto desde la óptica del poder, desde la formalidad de los poderes reales y fácticos, y, sobre todo, de lo que la mayoría de los ciudadanos aprecia en la lucha política, sus expresiones suenan un tanto desfasadas. Más, si sopesamos las verdaderas condiciones en las que se sustenta su actuación.
Casi expulsado del PRD, recibido como huésped de dos partidos –el PT y Convergencia- que a la mayor brevedad la juegan de aliados con el PRI en los virreinatos priistas del país, el tabasqueño afinó su discurso y seguramente sus concepciones.
Lo dijo reiteradamente en el acto celebrado a pocas cuadras de la sede estatal del PRI chihuahuense, en el sur capitalino: “Cambiar la vida política del país, no es sólo llegar al gobierno, o ganar la Presidencia; tiene que haber un camino para llegar a esa meta, debe haber una estrategia… porque sin estrategia, no se gana… y para ello necesitamos convocar a los protagonistas del cambio…”
Al contrario del discurso tradicional de la izquierda socialista o comunista, cuando López Obrador habla de tales personajes, no se refiere a la clase obrera, sino a los ciudadanos “libres” que deciden sumarse a la cruzada lopezobradorista y, consciente de la profundidad del cambio pretendido, una y otra vez machaca en la necesidad de que sus compañeros no sólo aborden las tareas electorales, sino fundamentalmente la de convencer a sus vecinos y compañeros de trabajo, de vivienda, etc. de que para gobernar necesitan (no lo dice con esas palabras) construir la hegemonía.
No de otra manera se puede entender cuando aborda uno de las principales causas de la desigualdad social, la de que las más poderosas empresas y empresarios no pagan impuestos y llevarlos a que lo hagan, ya en el poder una coalición de fuerzas como la que podría encabezar él, necesitarían vencer innumerables y poderosísimas resistencias de los poderes fácticos, a los que ubica en la propiedad del duopolio televisivo “por eso defienden a la mafia del poder”, dice.
Planteadas así las cosas, quizá ahora más claras, el tabasqueño insiste en que deberán obtener la suficiente cantidad de “protagonistas” sociales, para no depender de las estructuras partidistas a las que tanto criticaron los responsables de la estructura distrital que rindieron su informe, en una reunión política por demás sui géneris.
Esas sí son de las que construyen hegemonías, preguntémosles a los triunfadores de la Revolución Mexicana ¿Qué hubiera sido sin los precursores de ella, los miembros del Partido Liberal, distribuidores del periódico Regeneración, nombre que ahora recupera el movimiento lopezobradorista para el suyo, con una circulación, dicen, de 5 millones cada mes?
Si así fuera, entonces podremos llevarnos muchas sorpresas políticas. Creyeron que estaba muerto, en realidad traía un pachangón en la totalidad de los municipios del país.

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