jueves, 14 de enero de 2016

Trivialización extrema

El Diario, 14 de enero de 2016
Luis Javier Valero Flores
Adecuadamente, El Diario publicó la información difundida por distintas agencias informativas y medios de comunicación extranjeros acerca de la composición e influencia de las distintas bandas criminales, presuntamente dirigidas por Joaquín “Chapo” Guzmán Loera; tres de las cuales, afirma el periódico español, El País, se asientan en territorio chihuahuense: Gente Nueva, Artistas Asesinos y Los Mexicles.
En el contexto de una extrema trivialización de la detención de Guzmán, del relieve de las informaciones aparecidas y de la dosis que le agrega la administración federal al tema, recordar, o enfatizar acerca del papel jugado en la matazón por este personaje es de la mayor importancia.
Significa reflexionar acerca del fallecimiento de alrededor de 30 mil chihuahuenses en el curso de un quinquenio; del desmantelamiento de miles de empresas, del desplazamiento de más de 100 mil juarenses; del desplome del aparato de justicia y del intenso acrecentamiento de la degradación social en la entidad.
No se trata, solamente, de indagar en qué habitación se hospedaron los actores, convertidos en periodistas en ciernes, Kate del Castillo y Sean Penn; estamos abordando la tragedia que enlutó a cientos de miles de mexicanos, producto, en el caso de Chihuahua, de la responsabilidad directa de por lo menos tres personajes: Joaquín Guzmán, Vicente Carrillo y Felipe Calderón.
Los dos primeros, por ser los principales jefes de las bandas criminales que convirtieron a la entidad en el escenario de las ejecuciones milenarias, que en nada se pueden clasificar como una guerra, porque en éstas los contendientes se encuentran de frente y las más de 20 mil ejecuciones, fueron eso, vil ejecuciones, en donde lo significativo era sorprender al enemigo, no enfrentarlo.
Y el tercero, Calderón, por haber actuado ciegamente, creyendo -si es que era de “buena fe” su convicción de atacar, primero, a uno de los grupos criminales (el del Cártel de Juárez), para luego “acabar” al otro, el del Chapo- como lo sostuvieron los jefes policiacos y militares que tuvieron bajo sus mandos a más de 10 mil efectivos, durante meses, en Juárez, en la ciega y obsesiva determinación de combatir el tráfico de drogas por los métodos más violentos.
Hoy tenemos a la vista los resultados.
El problema es que, casi, hemos regresado, socialmente, al punto de partida  de antes de la masacre, ante el cual, como lo podemos constatar con la reciente visita de los secretarios de Gobernación y de Desarrollo Urbano, Miguel Osorio Chong y Rosario Robles, a Juárez, quienes, en un acto por demás demagógico, luego de recorrer a pie unas calles, preparadas concienzudamente para recibirlos, -acompañados del Gobernador César Duarte- pues le dieron el mantenimiento que el resto de las calles de la colonia Puerto La Paz no tiene, declararon que lo siguiente para Juárez será “construir una seguridad duradera”.
Y como si estuviera en medio de los representantes de la sociedad juarense -por lo menos de muchos habitantes del antiguo Paso del Norte y algunos de ellos representativos de segmentos de la sociedad- aseveró que “de eso se trata esta reunión, vamos a platicar, vamos a dialogar, el Presidente Enrique Peña Nieto nos manda a eso, a construir con ustedes, hacer lo que hoy es nuestro objetivo: seguridad duradera”, en el curso de una reunión denominada “Ciudades Seguras para las Mujeres. Derecho a la Ciudad”, con la presencia de algunos habitantes de las colonias Pánfilo Natera, Azteca, Toribio Ortega, Felipe Ángeles, preparada  intempestivamente para aprovechar su visita a la frontera, a la que vinieron, en realidad, para supervisar los preparativos de la visita del Papa Francisco.
Vinieron a una ciudad que presume, sí, la de tener empleo total, pero en la que los cerca de 275 mil trabajadores de la industria maquiladora juarense ganan los salarios más bajos del país, factor que se convierte en uno de los principales detonadores de la degradación social, de la inmensa oferta de mano de obra barata, no sólo para la empresa formal, sino, fundamentalmente, para el gran negocio del tráfico de drogas.
Mientras no cambien esa realidad, compuesta por dos aspectos centrales, el poder adquisitivo de las familias y el consumo de drogas en Estados Unidos, sólo nos restará seguir escuchando discursos demagógicos.

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

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