domingo, 10 de enero de 2016

Salcidazo

El Diario, 10 de enero de 2016
Luis Javier Valero Flores
¿Cuáles fueron las causas de la gravísima desavenencia entre el magistrado José Miguel Salcido y el Gobernador César Duarte, que originó el empeoramiento de la más seria de las crisis institucionales en el Chihuahua moderno y, a su vez, en el seno del grupo gobernante?
¿Pueden mantenerse en el ámbito de lo privado, entre ambos personajes, como lo sostuviera Salcido en el curso de una entrevista radiofónica, (Aserto Radio, 4/I/16) al informar que él y Duarte habían conversado durante dos horas en la tarde del lunes anterior, justamente cuando el Pleno del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) le cambiaba el carácter de la licencia concedida y una mayoría aplastante de magistrados obsecuentes ratificaba a Gabriel Sepúlveda como magistrado presidente?
¿Cómo pueden ser privadas las razones de dos de los funcionarios públicos más importantes de la entidad, cuando abordan uno de los asuntos más públicos posibles, como lo son el respeto a la división de poderes, la aplicación de justicia y la operación del Poder Ejecutivo y el Judicial en Chihuahua?
Muchos años atrás, al conocerse el contenido de las conversaciones sostenidas por el presidente norteamericano Richard Nixon con varios de sus subordinados, dio paso al Watergate y que culminó con la renuncia de Nixon.
Todo porque la legislación norteamericana establecía que todas las conversaciones sostenidas por el presidente debían ser grabadas, porque se trataba de asuntos públicos, en su carácter de primer mandatario.
Y que debían mantenerse secretas solamente las que implicaran un riesgo para la seguridad nacional.
¿Acaso tendrán razón los insistentes rumores acerca de la negativa de Salcido a recibir las instalaciones del Centro Judicial, debido, se dice, a las numerosas irregularidades que presentó su construcción y su puesta en marcha?
¿Cómo explicar la muy extraña visita, el mismísimo “lunes negro”, del empresario Jaime Galván, -a quien se le involucra en esos rumores como el beneficiario de las irregularidades- descrita por la reportera Patricia Mayorga?
Así lo consignó: “Luego llegó el empresario de Delicias, Jaime Galván Guerrero para entrevistarse con José Miguel Salcido y al salir aseguró que fue a enviar saludos a su esposa porque también es de Delicias y Salcido aseguró que Galván buscaba a Sepúlveda. Ambos se contradijeron”. (Nota de Patricia Mayorga, El Diario de Juárez, 6/I/16). 
José Miguel Salcido era una de las pocas personas que podía decirle no al Gobernador Duarte; contaba -no sabemos si aún- con el afecto construido a lo largo de prácticamente toda la vida y el reconocimiento del gobernante a sus méritos en el ámbito de lo jurídico.
Decidieron, violentando las formas, que ocupara la Presidencia del TSJ. 
Su nombramiento podía ser el emblemático de la actual administración; los escándalos de principios del sexenio, cuando el gobernador Duarte enfiló sus baterías en contra de los jueces Nezahualcóyotl Zúñiga, Catalina Ochoa y Rafael Boudib, integrantes del tribunal  oral que exculpó a Jaime Barraza del asesinato de Rubí Frayre y los subsecuentes episodios de los magistrados y jueces, -que no ratificaron o despidieron, en contra de las regulaciones existentes- precipitaron la crisis de confianza hacia el Poder Judicial y hacían necesario que quien llegara al TSJ reivindicara el principio constitucional de la división de poderes y actuara como el necesario contrapeso al titular del Poder Ejecutivo, con lo cual, no sólo saldrían ganando los chihuahuenses, sino, incluso, el mismo grupo gobernante y más si quien llegara contara con la confianza del gobernador Duarte.
Lo ocurrido fue lo contrario. 
Y sí, va a representar al sexenio. De la peor manera.
Regreso para reivindicar la división de poderes, dijo Salcido al momento de anunciarle a los medios de comunicación que renunciaba a la Secretaría de Educación, luego de haber sido acusado, hasta por la vía judicial, de violentar la independencia y la autonomía del Poder Judicial, además de la división de poderes, cuando, por no decirle que no al gobernador Duarte aceptó convertirse en Secretario de Educación, con lo que forzó la salida de Marcelo González Tachiquín, al grado de que éste anunciara de manera intempestiva y fuera de los cánones priistas su aspiración a la candidatura al gobierno.
A pesar de ello, Salcido sostuvo que mantienen buenas relaciones, al interrogársele sobre su amistad de muchos años con el Gobernador Duarte.
Durante unos minutos, quizá algunas horas, los poderes de Chihuahua vivieron una situación inédita y por demás deplorable, al asumirse dos magistrados la titularidad del Poder Judicial. 
Mientras uno asumía, de nuevo, la presidencia, el otro, Gabriel Sepúlveda, acompañando al gobernador Duarte, presidía un acto del Colegio de Periodistas que dirige Norma Gómez, que por azares de la vida también enfrenta una disputa por la titularidad de la presidencia, pues existe otro grupo que reclama ser la verdadera directiva del mismo.
Luego, mientras Sepúlveda asistía al Pleno de magistrados, Salcido, fue llamado a conversar a Palacio de Gobierno. En su ausencia, Sepúlveda recibía la ratificación como presidente del total de los magistrados, salvo dos.
Salcido regresó al Centro Judicial en tanto el Pleno se desarrollaba y ahí recibió la visita del empresario deliciense, Jaime Galván, contra el que se tejen infinidad de rumores.
Las declaraciones de Salcido fueron tronantes: “Más que proyectos personales, hay que asumir la responsabilidad de las instituciones”, al referirse a Sepúlveda. (Idem).
Las críticas de Salcido abarcaron prácticamente todas las áreas y actividades del TSJ. Afirmó que la puesta en vigor del sistema civil y familiar estaba atrasada, por lo que resultaría difícil se haga en la fecha prevista del 28 de febrero.
Adujo la “sensible” disminución del trabajo en el sistema penal acusatorio, “tanto en la gestión judicial como en el Instituto de Justicia Alternativa” y permitió vislumbrar, con sus declaraciones, el mar de fondo que muchos actores asumen que dio origen al diferendo con el gobernador, Salcido adujo que “La administración de recursos es discrecional, se había dado instrucción (Sepúlveda) para que quienes ocupan juzgados tradicionales civiles y familiares y de justicia penal, ya se integraran a este edificio, cuando éste debe ser revisado; ya ha habido percances que si hubiera estado ocupado, hubiera habido daños a personas”. (Ibídem).
Dos de las aseveraciones más fuertes del ex presidente del TSJ no pueden dejarse de lado, sólo porque él decidió retirarse y jubilarse.
Afirmó que la decisión del Pleno del Poder Judicial, en cuanto a su licencia como presidente del TSJ era ilegal, y que el presidente de éste, Gabriel Sepúlveda, había sido designado ilegalmente “y eso, por congruencia, no lo voy a permitir”, dijo.
Lo más prudente, sostuvo, es “retirarme e insistir que el Tribunal retome el cause de legalidad”.
Bueno, pues su retirada no lo resuelve; ni le da legitimidad a quienes hoy lo dirigen -en el supuesto que Salcido tuviese razón- y, al contrario, al optar por no combatir jurídicamente esas decisiones, deja ir la mejor oportunidad que pudo tener para aportarle a la vigencia del Estado de Derecho en Chihuahua, gravemente cuestionado por haberse vulnerado la división de poderes en la entidad y haber sido el protagonista de uno de los hechos más desafortunados de la actual administración estatal.
“Como no estoy dispuesto a participar en un Pleno cuya presidencia es ilegal, he tomado la determinación de jubilarme y retirarme del Tribunal Superior de Justicia, decisión que creo ayudará a restablecer la normalidad, con la esperanza de que también se abra un espacio para que el Poder Judicial regrese al camino de la legalidad”.
La oportunidad es de oro, lo sostenemos porque la confianza de la sociedad en la vigencia del marco jurídico solamente se la pueden otorgar quienes son los encargados de aplicarlo y, si en una situación extremadamente conflictiva, como la que hemos presenciado, los actores -preferentemente abogados y magistrados- deciden negociar políticamente la salida, en lugar de hacer uso de los instrumentos jurídicos que, suponemos, son quienes mejor los conocen, le envían un clarísimo mensaje de que no es la mejor vía para solucionar los conflictos, que las soluciones “arregladas”, tras bambalinas, son las únicas posibles, por lo menos las ocurridas en los grupos gobernantes.

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

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