martes, 18 de febrero de 2014

Autoengaño

El Diario, 18 de febrero de 2014
Luis Javier Valero Flores
Tantas cosas han cambiado -para mal- en el país, y en el mundo, que las cosas “normales” del pasado hoy forman parte de las reliquias. Es de tal profundidad la transformación, y el peso de las grandes corporaciones transnacionales, que han logrado, hasta la adecuación de los conceptos, a fin de ofrecer, así sea solo estadísticamente, mejores e impactantes resultados en la economía.
Tal ocurre, en los días que corren, con dos datos que intentan hacernos creer lo profundamente benéfico de dos de los más profundos giros de la política económica de México, ocurridos en las últimas tres décadas.
A veinte años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), firmado por Carlos Salinas de Gortari, y a 30 de la implantación salvaje del neoliberalismo, a través de la “reconversión” industrial impulsada por el gobierno de Miguel de la Madrid, la élite gobernante no se cansa de ufanarse del “enorme” éxito de ambas medidas, que se refleja, dicen, en el desmesurado crecimiento de las exportaciones.
El problema estriba, como en el caso de la producción de riqueza, en su distribución. Efectivamente, en esas tres décadas las exportaciones mexicanas crecieron inconmensurablemente; también las aportadas por la industria maquiladora de exportación (IME).
Así, la participación de Chihuahua en esas cifras y tal actividad económica lo llevaron a constituirse en una de las “potencias” exportadoras del país. Como fue difundido ayer, en el año 2012 nuestra entidad aportó el 13% del total de las exportaciones nacionales, para convertirse en el estado líder, con un total de 41 mil 765 millones de dólares, de los cuales el 96.46% los aportó la industria “manufacturera” y el resto, “apenas” mil 480 millones de dólares, la industria minera no petrolera, según información del Instituto de Estadística y Geografía (INEGI) y la Secretaría de Economía Federal.
¡Bien por los chihuahuenses! ¿Y entonces dónde se encuentra lo criticable?
Simples coincidencias. En el segundo lugar exportador se encuentra Baja California y luego Coahuila, Campeche y Nuevo León. “Estas cinco entidades concentran el 50 por ciento del valor total de las exportaciones”. (Comunicado del Gobierno de Chihuahua, 17/II/14). Explicable: Salvo Campeche -cuyas exportaciones son por el petróleo- en las otras 4 entidades se encuentra instalada más del 90% de la IME.
¿Dónde está la “todopoderosa” chihuahuense industria de transformación, responsable de tan halagüeñas cifras exportadoras? Prácticamente no existe ¡Ah, pero sí la industria maquiladora de exportación!
¿Y dónde está la pujante industria minera no petrolera, asentada en nuestra patria chica? Ah, po’s sólo la que extrae oro, plata y alguna otra cosa.
¡Bien por tan exitosa política económica! ¡Quiere decir que su población debe encontrarse en los primeros lugares de desarrollo social del país!
Hasta hace unos 20 años, mundialmente, las “exportaciones” de la maquiladora no se consideraban como parte del total de las exportaciones nacionales. Por una razón: La mayor parte de los insumos de esta industria eran fabricados en el extranjero y sólo se internaban para, precisamente, maquilar los productos, de tal manera que las mercancías finales no podían, decían todos los economistas y analistas del mundo, considerarse como productos de exportación del país sede de las plantas maquiladoras.
La situación no ha cambiado esencialmente. Los insumos locales de esa rama industrial, por lo menos la asentada en Chihuahua, apenas rebasan el 2% de los utilizados por el total de las plantas ubicadas en El Estado Grande, en contraste, por ejemplo, con el 20% aportado por la industria neolonesa a la maquiladora asentada allá.
Y esa es la diferencia que sí marca, pues la calidad de los empleos generados por la industria de transformación, y los montos salariales entre esa industria y los ofrecidos por la IME son abismales, amén de la generación de empleos secundarios de la primera.
¡Ah, pero ahora ya se consideran cifras y mercancías “mexicanas” de exportación!
Podremos, entonces, seguir ufanándonos de las millonarias cifras de la exportación de esa industria, pero no hay correlación con el desarrollo social, ni con el desarrollo educativo, pues los niveles académicos requeridos para laborar en la IME son apenas superiores a la educación primaria; por un lado, pero por el otro, el de los ingresos salariales, es aún peor el panorama pues un poco más del 40% de los trabajadores chihuahuenses ganan hasta dos salarios mínimos mensualizados, de ahí los graves problemas socioeconómicos padecidos por la entidad.
Y si tal es el panorama de la IME, el de la minería “no petrolera” es aún peor, los chihuahuenses nos apropiamos de una ínfima parte de la extraordinaria riqueza aúrea, la que sirve para engrosar las de por sí gruesas chequeras de los propietarios de las empresas que explotan el oro chihuahuense y que nos convierte en el primero, o segundo productor nacional de este metal pero cuyos beneficios son apenas superiores a los “espejitos” que los españoles de la colonia nos trajeron.
Así, podemos seguir enorgulleciéndonos de ser los primeros exportadores y de que las empresas asentadas en Chihuahua obtengan ganancias supermillonarias, mientras tales cifras no se reflejen en los estándares de vida de la mayoría de los chihuahuenses seguirán siendo solo eso, cifras.

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

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