domingo, 1 de abril de 2012

Pavimento y deudas trascendentes

El Diario, 1 de abril de 2012
Luis Javier Valero Flores
Sí, con toda seguridad el arranque de las campañas sería un asunto más importante, o acaso más buscado por la mayoría de la población, y con razón, pues está en juego el rumbo del país durante los próximos seis años, y después de lo vivido en los dos últimos sexenios –sin que por ello se olviden los anteriores a éstos, y que son quienes causaron la última docena– dan ganas de hacer hasta todo lo humanamente posible por evitar un sexenio de las características del que ya termina, pero hay asuntos que por su trascendencia local, acaso con una repercusión más directa sobre la vida de millón y medio de personas –quizá un poco menos, debido a la migración juarense– y que obligan a una urgente reflexión.

Se encuentra detenida en el Congreso del Estado la aprobación a Juárez del endeudamiento por 2 mil millones de pesos para hacer frente a una obra que en el mejor de los casos no ha transitado por la transparencia en sus objetivos, alcances, características y beneficiarios.

Inicialmente fue dada a conocer como el proyecto para disminuir el rezago en materia de pavimentación de la mayor de las urbes chihuahuenses, pero al momento de ser presentado y defendido ante el Congreso, precisamente por el alcalde Héctor Murguía, cambió para ser uno de movilidad urbana que contempla la construcción de puentes y la pavimentación de arterias principales y secundarias, en una cantidad equivalente al 5% del déficit actual de 47 por ciento, de acuerdo con la versión del diputado panista, Jaime Beltrán del Río, secretario de la Comisión de Presupuesto.

Y cuando todo apuntaba a una rápida aprobación, resulta que los integrantes de la Comisión de Presupuesto del Congreso del Estado no lograron un acuerdo. La fracción panista adujo, para no aprobar tal proyecto, la opacidad acerca del costo del metro cuadrado del pavimento y el cobro que se le haría los dueños de los predios beneficiados pues, aseveraron, se estaría violando la ley al no cobrarles la pavimentación. Con el ánimo de transparentar tal obra, Beltrán del Río solicitó la lista de los dueños de los predios beneficiarios de la pavimentación y demás obras a realizar.

La sorpresa la constituyó la coincidencia, en las dudas del panista, de la diputada priísta Liz Aguilera García, no aclaradas con las intervenciones del alcalde juarense, Héctor Murguía, quien, en este punto, solo atinó a argumentar que “nosotros dijimos que vamos a aprovechar esa magnífica negociación que hizo el gobernador del Estado con la productora más grande de cemento en Chihuahua, y que a partir de ahí, del costo del cemento que lo vamos a adquirir a lo que el gobernador negoció, vamos a empezar a incrementar lo que cuesta construir la ciudad”.

La complejidad de la operación financiera proporciona, además, más sombras de opacidad al proyecto. De acuerdo con esto, la empresa ganadora de la licitación sería obligada, de acuerdo con la versión del alcalde, a subcontratar “a la mayoría de los constructores de Juárez, para que la derrama económica se quede en la ciudad y se generen empleos”, en lo que es un notable cambio al proyecto inicial, planteado por la administración municipal a pocos meses de su asunción, pues en aquel entonces se habló de que una empresa recibiría el crédito, construiría la obra y le cobraría al gobierno municipal, a lo largo de 20 años, poco más de 200 millones de pesos anuales, que para los hechos es prácticamente lo mismo pues lo que está discutiendo el Congreso del Estado es equivalente.

El problema estriba en que esa cantidad, analizada, representa la tercera parte del gasto de inversión del ayuntamiento juarense y es, en la práctica, un proyecto bien distinto al esbozado a principios de la actual administración juarense pues, en voz del alcalde Murguía “… este proyecto se enfoca en la conectividad para potenciar los activos ya invertidos, como por ejemplo el periférico global; en la medida en que tengamos mejor movilidad, tendremos más capacidad competitiva, esto tiene que ver también con pares viales y el proyecto de transporte, le van a dar gran potencialidad económica a Ciudad Juárez”.

Lo que nada tiene que ver con el rezago en materia de pavimentación, de la que hablaron meses atrás y con la cual lograron la aprobación de amplios sectores de la población. Hoy todo se reduce a un nuevo proyecto semejante al que los priístas, cuando no tenían la conducción del municipio, criticaron acremente, esto es, que los gobiernos panistas privilegiaron la modernización de las zonas en donde se encontraba asentada la industria maquiladora, lo que logró colocar a Juárez como el paraíso mundial de esta rama de la economía, con las devastadoras consecuencias que hoy sufrimos.

Bueno, pues pasaron los años y ahora se pretende renovar tal equipamiento urbano, para darle “capacidad competitiva” a Juárez, igual que antes, y dejar al resto de la población en similares condiciones, es decir, que el 45% de la ciudad se quede sin pavimento y, todos, endeudados a más de 20 años… para entonces el pavimento habrá terminado su vida productiva y deberá renovarse, otra vez en términos parecidos a los de ahora.

¡Ah, pero todos seguirán pagando el impuesto predial, cuyo fin principal, se decía, era para la pavimentación de la ciudad

Lo afirmó categóricamente el alcalde Murguía Lardizábal, los recursos obtenidos por el endeudamiento “no estarán enfocados a pavimentar calles de colonias”, porque “está en marcha un programa de pavimentación en coordinación con la Federación, mediante el que se apoya a colonias periféricas de extrema pobreza, por medio del Fondo de Infraestructura Social Municipal”, y por primera vez, por lo menos en público, apareció uno de los talantes desconocidos del alcalde, al que se le achaca su empatía con los juarenses más pobres.

Dijo que “en estas colonias (las del rezago, es decir, las más pobres) siempre se quejan de pavimento, drenaje, luz, falta de oportunidades, de falta de educación, pero eso pasa no sólo en Juárez sino en cualquier ciudad del país y del mundo”. ¡Ah, pos sí

Nada más que ninguna otra ciudad del mundo recibe, ya no solamente de los gobernantes norteamericanos –como la declaró el Subsecretario de Estado para el narcotráfico internacional, William Brownfield– sino de múltiples organismos internacionales, oficiales o no, el triste galardón de ocupar uno de los primeros sitios en criminalidad, que en esos niveles, por desgracia, los grados de diferencia son prácticamente inexistentes.

El proyecto compromete por lo menos a 5 administraciones que se verán limitadas para cumplir con otras necesidades que pudieran implicar un nuevo financiamiento, pues deberán pagar 220 millones anualmente hasta totalizar cerca de 4 mil millones de pesos.

No es el único punto francamente oscuro. El 40% del proyecto incluye obras que le darán viabilidad y funcionalidad al libramiento Camino Real, sobre el cual se construirán cuatro puentes, privilegiando de ese modo al tráfico hacia la zona de San Jerónimo, en lugar de construir otros acaso más necesarios.

¡¿Ah, pero se acuerdan de la Ciudad Vallina?

El cabildo aprobó el proyecto más de un año atrás, el 13 de diciembre de 2011, y si no se ha aprobado es porque en la silla principal de Palacio no se han convencido de las bondades del proyecto, y porque seguramente algunos interesados en ocupar la del Teto Murguía, tampoco aprueban que los siguientes cinco alcaldes lleguen con tan drástica disminución en el gasto de inversión del municipio.

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