martes, 24 de abril de 2012

Carrera del indio

El Diario, 24 de abril de 2012 Luis Javier Valero Flores No sé si tal expresión tenga otros orígenes, pero se refiere al hecho de que los descendientes de nuestros ancestros originarios de este continente siempre van en desventaja y deben remontarla a como dé lugar en medio de escenarios siempre contrarios. Bueno, pues así colocó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a los hoy candidatos del PAN a las senadurías por Chihuahua, Javier Corral y Lucila Murguía de Arronte, al emitir su resolución el sábado anterior –21 de abril– es decir, 22 días después de iniciadas las campañas electorales. ¿Qué ocurrió para que transcurriera tanto tiempo para que lo resolviera? La respuesta, puedo uno deducir, se encuentra en la inexplicable tardanza del Comité Nacional de Elecciones del PAN para entregar su dictamen al TEPJF –a fines de marzo–, y en la todavía más extraña conducta del Comité Estatal de ese partido para entregar la documentación requerida por el órgano jurisdiccional, lo que le causó, incluso, la aplicación de una sanción por el máximo organismo electoral del país. Esos hechos, sumados a otros factores (la indudable hegemonía priísta en Chihuahua en los últimos tres procesos electorales, dos locales y uno federal y la caída de las preferencias electorales del blanquiazul) pueden llevar a que el partido gobernante en el país pueda sufrir un descalabro de incalculables dimensiones. Si el panismo se quejaba de haber sufrido una aplastante derrota en 2010 (que a la luz del comportamiento electoral no lo fue tanto a ojos del escribiente) lo que le puede ocurrir en 2012 será para poner a pensar a la mayoría de los panistas. Más aún, la decisión del organismo electoral viene a sumarse a los factores anteriores, pues ahora queda documentada y convertida en sentencia la comisión de una gran cantidad de irregularidades en el partido que en el siglo XX mexicano casi fue sinónimo de honestidad y limpieza en la conducta política. No podía ser peor el momento para que recibiera una especie de “certificación” de que en su interior las elecciones son un “cochinero”, es decir, que son prácticamente igual al resto de los partidos que celebran elecciones internas y que ahí la compra de votos, la coacción, el acarreo y el abandono de todas las prácticas democráticas son los rasgos principales, y que son comunes a otros partidos. De ahí, entonces, que se prevea un panorama harto difícil para este partido y sus candidatos en la presente elección y que, si no fuera porque la inserción electoral de la izquierda en Chihuahua es bastante baja, uno podría concluir que es su oportunidad para desbancar al partido de la derecha blanquiazul del segundo lugar de las votaciones y entonces echar al bote de la basura la controversia del PAN acerca de la candidatura al Senado de la República pues en ella lo que estaba en disputa (y vaya qué disputa) estaba la primera fórmula de las candidaturas pues está casi asegurada la senaduría para quien fuera candidato del panismo en ese lugar. Por eso la decisión de la dirigencia estatal panista de intentar ofrecer una imagen de unidad en la primera conferencia de prensa sostenida por Javier Corral el día de ayer, en lo que es el primer acto de su campaña, en espera de que los tiempos no se le echen encima pues en unos cuantos días deberá diseñar su propaganda y distribuirla en la entidad. Un aspecto, quizá el que más atención ha recibido de numerosos analistas, y la reiterada crítica de Carlos Borruel, es el de la designación de Javier Corral, por encima de quienes ocuparon en los resultados electorales. Quizá acríticamente, y por eso valga la pena detenerse en este asunto, es que la obtención de los dos primeros lugares en la votación ha sido catalogado por el TEPJF como ilegal, luego entonces no obtuvieron válidamente esa votación, razón por la cual, legalmente, no existe. Lo que sí es un hecho es que en los centros de votación instalados en los locales del PAN, lugares en los que sólo podían votar los miembros del partido, Corral obtuvo la más alta votación, convirtiéndose así en el único parámetro válido, visible, mensurable, para determinar quién debería ser candidato a senador en primera fórmula. Ahora, la incógnita estribará en saber si los equipos de Borruel y Pérez Cuéllar se sumarán a las campañas de su partido, no será fácil decidirlo y en ello le va la suerte al partido que en Chihuahua lo ha sido todo. Pero aquellos eran otros tiempos.

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