domingo, 14 de junio de 2015

Contundencia sorpresiva (y aparente)

     El Diario, 14 de junio de 2015
Luis Javier Valero Flores
Apabulla el número. Sólo 3 de cada 10 electores fueron a votar en el estado de Chihuahua. A pesar del aparente descontento de una buena parte de la población con los gobiernos de César Duarte y Enrique Peña Nieto, el PRI, su partido, obtuvo siete contundentes triunfos, uno de manera muy apretada (que aún deberá pasar por el tamiz de los tribunales electorales) y sólo perdió en el 06 ante su contrincante más serio los últimos 32 años, el PAN. 
Expresado de distintas maneras antes de las elecciones del 7 de junio, el rechazo a la clase política quedó evidenciado palmariamente con los índices de participación.
En las entidades en las que sólo se efectuaron elecciones de diputados federales los porcentajes de participación electoral se ubicaron en la franja del 30 al 40%.
A su vez, en las entidades en las que se realizaron, de manera concurrente, elecciones de gobernadores, la participación fue muy cercana al 60%, sin aparente diferencia entre las entidades cruzadas por las olas violentas (Guerrero y Michoacán en el 54-55%) y aquellas (Campeche 59%) con incidencia delictiva y homicida muy por debajo de los promedios nacionales.
Por otra parte, en las entidades en las que la concurrencia fue de elección de diputados locales y/o alcaldías con la elección federal, los porcentajes de participación fueron del 41-42 al 47-48%.
De eso no se salvó ni el DF. Ahora sólo 4 de 10 ciudadanos acudieron a votar.
En una jornada en la que los perdedores fueron los tres partidos que detentaban las primeras posiciones, incuestionablemente el mayor perdedor es el PRD, partido al que le costó enormemente haber perdido su perfil de izquierda, sobre todo a partir de la firma del Pacto por México, hecho que probablemente también le costó una enormidad electoral al PAN.
El voto duro del PRI es otro de los derrotados, el partido en el gobierno no logró movilizar a todo su aparato, por primera vez disminuye del 30% de los votos, sin el descuento de la "Votación Válida".
Ante estos resultados se explican los elevados niveles de impunidad con los que actuó en la campaña el Verde, con la connivencia del gobierno federal y el duopolio televisivo.
Analizado de manera más detenida, los quebrantos del partido gobernante son varios. 
Pierde Michoacán y Querétaro y recupera Sonora, Guerrero y mantiene (hasta ahora) Colima pero cae estrepitosamente en Nuevo León ante el "Bronco" y pierde casi todos los distritos locales ante el PAN, además de una derrota generalizada en Jalisco ante Movimiento Ciudadano y toda la península bajacaliforniana, las dos Bajas.
No obstante el creciente rechazo de porciones importantes de la sociedad mexicana al gobierno de Peña Nieto -los niveles más altos para un presidente en la era moderna- el elevado abstencionismo le permitió alzarse como el gran triunfador de la jornada, a pesar de haber sufrido derrotas importantes en Nuevo León, Jalisco, Michoacán y Querétaro.
Como atenuante podrán exhibir que recuperaron Guerrero y Sonora y mantuvieron su hegemonía total en más de 7 entidades y cuasi en otras tantas.
El PAN, a su vez, es un frustrado ganador. Ante un panorama tan desolador para el PRI y sus gobernantes, el PAN no se alzó como el capitalizador del descontento.
Se quedará con menos diputados.
No todo es malo para el PRI, obtendrá, junto con el Verde 250 diputados; el PAN quedará en 109; el PRD rondará los 55, Morena contará con un aguerrido grupo de 36; Movimiento Ciudadano rondará los 25 y Panal y PES oscilarán entre los 5 a los 10 legisladores.
El PT, probablemente, perderá su registro nacional.
Además de Movimiento Ciudadano, el otro gran triunfador fue Morena. Superó el 8% de la votación, gana 17 diputaciones federales en el DF, se convierte en la primera minoría de la Asamblea Legislativa, gana 5 delegaciones.
El mayor triunfador, aparentemente, es la figura de la candidatura independiente.
El quebranto priista también se presentó en Chihuahua, pero acá se recrudece un hecho: La estructura gubernamental, de los tres niveles en el caso de Juárez y Chihuahua, y la estrictamente partidaria, no tuvieron la capacidad de movilizar a la mayoría de sus electores.
No es cualquier cosa. No se pueden comparar elecciones a distintos puestos de elección popular, pero las cifras de votantes sí se pueden considerar, manteniendo como marco el total de electores.
Si en 2010 se contó con un padrón aproximado de 2.2 o 2.3 millones de electores, ahora fueron, casi, 2.6 millones.
Bueno, con ese universo, que creció en 300 mil votantes, el PRI perdió ¡Más de 300 mil votos, del triunfo de César Duarte a los alcanzados ahora, que fueron, sin los del Verde, sólo 290 mil!
Con ese parámetro, el PAN sufrió un descalabro semejante, perdió la friolera de alrededor de 210 mil votos, pues de los 423 mil, obtenidos por Carlos Borruel  en 2010, llega a 210 mil ahora.
Esa es una de las conclusiones, por infinidad de razones, que se irán develando con los meses, el electorado chihuahuense no consideró al PAN  suficientemente apto para ser el receptor de la vasta inconformidad ciudadana, la que en los meses previos se había ido acumulando, a grado tal que se preveían escenarios muy distintos a los que arrojó la votación.
Los salvó la estructura territorial y el control que ejerce sobre amplias capas de la población (sin descartar, que los hay, a una importante base de simpatizantes), le sirvieron para resistir el vendaval de la crítica social.
Explicaría, también, el desplome del PAN en Juárez. El PRI-Verde obtuvo, en los 4 distritos de Juárez, el 38% de los votos, por el escandaloso 18% del PAN.
En otros distritos, los triunfos priistas son más que holgados; al dos a uno en el 01, 04 (ambos de Juárez) y en el 09; tres a uno en el 02 y en el resto con diferencias mayores a los 10 mil votos ¡Y Tony Meléndez, en el 05 obtuvo más de 50 mil votos! ¡Inaudito!
Llama la atención la amplia diferencia obtenida por el PAN en el distrito 06. Su candidato, el ex alcalde Juan Blanco, aparece como el más serio aspirante a la candidatura gubernamental, -casi el único- luego de la dolorosa derrota -para la dirigencia panista- de Mario Mata en el 05 ante Antonio Meléndez. Seguramente que para la obtención de ese resultado contó la operación “cicatriz” realizada entre el Gobernador Cesar Duarte y el grupo de los Baeza.
Cosa semejante a la de Delicias ocurrió en los distritos 02 y 03 de Juárez. Le fueron encomendados al grupo de Héctor “Teto” Murguía. Lo lograron con holgura en el primero y apretadamente en el 03.
Los resultados podrían llevar al priismo a creer que está pavimentado el camino para refrendar su triunfo en 2016 en la gubernatura del estado.
No pareciera ser así. Podría ser un "falso positivo". El grupo gobernante metió todo al asador y se encontró con una nueva realidad, la de la apatía (en el mejor de los casos) de una buena parte de sus activistas, los promotores de la votación.
En cambio, la fuerza que en estos momentos aparece como la única que podría capitalizar localmente el descontento hacia el gobierno -Peña Nieto y César Duarte-, el PAN, puede convertirse, al calor de la contienda local, en una fuerza que podría enfrentar con éxito al partido en el gobierno, sin que se pueda descartar la irrupción de algún candidato independiente, o la de alguno postulado por Morena, si es que lo hace con un chihuahuense destacado.
No se antoja probable que lo hicieran PANAL o Movimiento Ciudadano.
La diferencia de votos entre PAN y PRI en Juárez pareciera ser tan apabullante que no podría cambiar de aquí a la elección. Podríamos llevarnos una sorpresa.
No ocurre igual en la capital del estado. El PRI-Verde obtuvo 75,018 por 72,428 del PAN, una diferencia menor a los 3 mil votos.
A juzgar por el desarrollo de la actual contienda, de sus resultados, del abstencionismo, de los conflictos internos de los partidos y del hartazgo ciudadano, la contienda por el gobierno de Chihuahua será extremadamente cerrada y no exenta de sorpresas, independientemente del modo en que se resuelva la duración del período del próximo gobernador.
Del análisis de los resultados podría desprenderse que Juan Blanco, por el PAN, y Enrique Serrano, por el PRI, son los que salieron fortalecidos, en el rumbo a la candidatura por el gobierno de Chihuahua. Aparentemente.

No se podrá descartar a los que más se les ha mencionado en ambos partidos; a ello volveremos, del mismo modo que al asunto de la gubernatura de 2 o de 5 años.

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