martes, 6 de agosto de 2013

Cuotas universitarias

El Diario, 6 de agosto de 2013 Luis Javier Valero Flores Las autoridades de la Uacj, desde hace tiempo, establecieron la posibilidad de que los estudiantes pudiesen prorrogar el pago de la cuota de inscripción. Pero las condiciones económicas han empeorado, y no solamente en Juárez, y ahora se calcula en 5 mil el número de universitarios juarenses que no han podido pagar, ni con la prórroga. Pueden llegar hasta los 7 mil 500. (Nota de Francisco Javier Chávez, El Diario de Juárez, 5/VII/13). Ante ese panorama, la UACJ decidió extender una semana más la mencionada prórroga. También la UACh-Campus Juárez se sumó a tales esfuerzos y otorga prórrogas a cerca de mil estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) -casi un 30% del total del alumnado- que, además, son más altas que las cobradas en la Uacj pues oscilan entre los 4 mil 500 pesos para los alumnos de reingreso y 6 mil para los de nuevo ingreso. (Nota de Francisco Javier Chávez, El Diario de Juárez, 1/VIII/13). En esta institución, si el estudiante se ve beneficiado con la medida, deberá pagar solamente mil 500 pesos y el resto en abonos durante el semestre. Pero la situación económica, a pesar de que ha mejorado, respecto de los terribles años del 2010 y 2011, no lo ha hecho en las magnitudes necesarias, de ello da cuenta que en tan sólo un año casi se duplicaron las solicitudes de prórrogas en la Uacj “debido al acumulamiento de adeudos de los estudiantes”. (Ibídem, 31/VII/13). Al explicar la dimensión del problema, Rafael Ruvalcaba, subdirector del área de Contabilidad de la UACJ, dijo que “… son diferentes causas que argumentan, pero principalmente es por el cierre de negocios y la violencia que se vive en la ciudad”, le aseguraría al reportero. La cartera vencida por este concepto, le informaron al reportero, asciende a 23 millones 575 mil pesos. Ante tal panorama, grupos de estudiantes han reclamado, ya no solamente por el monto de las cuotas, sino por la existencia de ellas. Y se lo han planteado al defensor de los derechos universitarios, el historiador y columnista de El Diario, Víctor Orozco, a fin de que éste se haga eco de tales demandas, además de ayudar a tramitar todos los casos individuales que le expongan. Las universidades públicas deben ser gratuitas, plantean los jóvenes universitarios, y tienen razón -según piensa el escribiente- pues reza el mandamiento constitucional que la educación impartida por el Estado (así, con mayúscula) deberá ser gratuita. Por lo tanto, las cuotas de inscripción no tendrían razón legal para establecerlas. Los jóvenes manifestantes de la Uacj conceden que, en todo caso, debería cobrarse una cuota voluntaria, establecida con base en el Salario Mínimo General Vigente. Entramos, así, a la discusión sobre el cobro de cuotas de inscripción en las escuelas públicas, las que han llegado a montos inexplicables, como el más de 7 mil pesos en la Facultad de Medicina de la UACh en Chihuahua capital, o las ya mencionadas de la Uacj, que vuelven prohibitivo el acceso a esos niveles de educación a los estratos sociales de menos recursos económicos y cuya fotografía estamos vislumbrando con el elevado número de estudiantes juarenses solicitantes de prórrogas. Igual ocurre con las cuotas de inscripción en el nivel bachillerato, no basta con abrir las escuelas, deberán, también, abaratar sus costos a las familias chihuahuenses, del mismo modo que se hace en el nivel básico en el que se otorgarán más de medio millón de paquetes de útiles escolares. Siguiendo ese hilo de pensamiento que hizo posible el otorgamiento de tales prebendas a todos los escolares del nivel básico, al ingresar a los niveles medio superior y superior, de no facilitarles las cosas, no tendrán más opción que interrumpir sus estudios. Hace unos años, al comentar la baja tasa de deserción en la UNAM, el rector Juan Ramón de la Fuente la atribuyó a la existencia de becas para todos los alumnos de nivel bachillerato que el gobierno del DF otorgaba. Así, no se necesita discutir mucho acerca de la imperiosa necesidad de abaratar (por lo menos) las cuotas de inscripción a estos niveles, porque de lo contrario se echará por la borda el esfuerzo de contar con cobertura universal, que se reflejará en que tendremos muy altas tasas de deserción universitaria a vuelta de no muchos años. De no hacerse de este modo, quedará la impresión que se abrió la matrícula para que por la vía del agotamiento económico se quede, otra vez, el mismo número de estudiantes.

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