viernes, 16 de agosto de 2013

Acuerdos, por lo menos, extralegales

El Diario, 16 de agosto de 2013 Luis Javier Valero Flores En un acuerdo de los partidos, a petición del partido hegemónico en Chihuahua, y formalmente, del Partido Verde, quizá con la excepción del PAN, el órgano electoral aprobó la designación de los diputados de representación proporcional (los llamados “pluris”), que incluyó una aberración: que el Partido Verde aceptara que la candidata de la Coalición de estos dos partidos en el distrito de Delicias, Elvira González Anchondo, se le considerara la candidata perdedora con el más alto porcentaje, no del PRI, sino del Verde. De esa manera, el PRI se alza como el partido mayoritario de la nueva legislatura al acceder a la 17a. diputación pues González Anchondo, es sabido y aceptado por todos, no es militante verde, sino priista. ¿Que esto es un acuerdo aceptado por unanimidad, no solamente por los consejeros electorales, sino también por los partidos y entonces no debiera objetarse? El problema es que este acuerdo viola la legislación electoral de Chihuahua y ningún acuerdo partidario, por más “benéfico” que sea puede aceptarse. Podemos ahorrarnos todos los articulados, tanto de la ley electoral, como de la Constitución de Chihuahua; en esencia, establecen que los partidos pueden conformar coaliciones, y que éstas pueden ser parciales; que los partidos y las coaliciones pueden tener derecho a la asignación de diputados de representación proporcional, siempre y cuando registren candidatos en por lo menos 14 distritos y hayan rebasado el 2% de la votación. Para efectos de la contienda, y por supuesto de la asignación de diputados, las coaliciones son consideradas como un partido. En esta elección las coaliciones concertadas por el PRI fueron parciales porque sólo registraron candidatos en 8 distritos, por tanto, no tienen derecho al reparto de plurinominales y, además, los candidatos de estos distritos, para efectos de ese reparto, no se considerarán miembros de sus respectivos partidos, sino del “partido” llamado coalición, por lo que no se les debería considerar en el reparto de las “pluris”. A quienes sí se les considera en ese reparto son a los candidatos, de todos los partidos coaligados, de los 14 distritos en los que no pactaron coalición, así como, obviamente, a los integrantes de las listas presentadas por cada uno de ellos. Y si la coalición no postuló candidatos en 14 distritos, por tanto no tenía derecho a presentar lista de candidatos plurinominales ¿De dónde sacan que sí tienen derecho a la prelación? ¿De dónde sacan que la candidata de Delicias es “la mejor perdedora” del PRI? ¿O del Verde? ¿En qué ordenamiento legal se sustenta un acuerdo de tal naturaleza? En todo caso, González Anchondo es la mejor perdedora… pero de la coalición y, por tanto, no tiene derecho a participar en la pista de las “pluris”, porque, además, no se trata de que los partidos sean los que decidan, bajo su supuesto libre albedrío, quiénes acceden a las diputaciones, eso lo señala claramente la ley, de acuerdo con los votos emitidos por los ciudadanos y los registros de candidatos. Podemos convenir en que el reparto de los votos, efectuado por los partidos coaligados, es inmoral políticamente, pero se encuadra en lo establecido por la ley, lo de la sesión del IEE del miércoles, no. El problema va más allá. Podemos concluir que es ilegal tal decisión, pero solamente alguno de los partidos, que sustente ser afectado por ese acuerdo, o alguno de los candidatos afectados pueden objetarlo legalmente, nadie más, y como todos están de acuerdo pues… pasará. Y el PAN, que se alzaría como la fuerza de oposición, la única, ha decidido no impugnar este acuerdo porque, dicen, da lo mismo una ficha que otra, es decir, un diputado que otra, todos, sostiene, van en el mismo rumbo. ¿A cambio de qué un partido, que ya tenía en la bolsa un diputado, decide perderlo? Y lo hace, lo cede, al partido en el gobierno ¿Se necesitarán muchos elementos para llegar a saber, o atisbar, las razones? Sorprende la falta de cuidado que se debería tener para con el órgano electoral, hasta ahora podíamos discrepar de sus decisiones; pero se trataba, al fin y al cabo, de distintas interpretaciones sobre la ley, lo de ahora, no.

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