jueves, 14 de junio de 2012

De entrometidos

El Diario, 14 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores Vaya que caló en el ánimo de Felipe Calderón –y de muchos otros– la referencia de López Obrador durante el segundo debate, acerca del ahorro de 300 mil millones de pesos, en el combate a la corrupción y la disminución de la nómina federal. En el curso del mismo debate Calderón escribió que el dato ofrecido por el candidato de las izquierdas era equivocado. Al día siguiente envió al Secretario de Hacienda a que sustentara tal información. De ese modo, no sólo era el encargado de la administración federal el que entraba en polémica con un candidato presidencial, sino todo el gobierno. AMLO tocó un tema verdaderamente espinoso para el PAN y Felipe Calderón. Ni más ni menos que la nómina privilegiada de todo el gobierno federal, la que creció de poco más de 50 a más de mil 100 funcionarios con salario de subsecretario en los dos gobiernos panistas, con salarios que rondan los 200 mil pesos mensuales. No es el único rubro que ha crecido desmesuradamente en los últimos 12 años, todos los primeros niveles crecieron, no sólo en número, también en prestaciones; además, en su propuesta López Obrador incluyó el gasto de operación del gobierno federal y el ahorro en las compras, adquisiciones federales y licitaciones de obra pública. Según las cifras proporcionadas por Mario Di Costanzo, diputado federal del Partido del Trabajo y ex asesor parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados, el ahorro, adelgazando la nómina federal y no corriendo a los empleados como pretenden los funcionarios calderonistas –perversamente– hacernos creer que planteó López Obrador, puede llegar a los 95 mil millones de pesos. El otro gran rubro es el del gasto de operación del gobierno federal, que ha crecido a tasas del 24%. En 2009 este gasto fue de 666 mil millones de pesos (mmdp) y en 2012 llegó a la fantástica cifra de 880 mmdp. El cálculo efectuado por el equipo del tabasqueño ubica el ahorro en alrededor de 165-175 mmdp. Más aún, y ahí más de un gobernador moverá las cejas, el programa de austeridad propuesto abarca a las entidades estatales (por supuesto que con un acuerdo previo), razón por la cual se obtendrían otros 50 mmdp. Sobran los ejemplos de cómo podría operarse tal programa. Los mandos superiores de Hacienda, que son 555 funcionarios, desde directores de área hasta el secretario constituyen una nómina anual de 1,056 millones de pesos; además, existen otras 109 plazas de director general adjunto y cada uno genera un gasto de 2.4 millones de pesos anuales. Esto se repite en todas las dependencias. Bueno, hasta en la oficina de la presidencia existen serias anomalías. Abundan los buenos salarios. Existen 6 plazas con nivel salarial de subsecretario, 40 directores generales y 50 plazas de director general adjunto. ¿De veras es imposible, como dicen Calderón y sus funcionarios, metidos de lleno en el debate electoral, ahorrarse tales cantidades? El tabasqueño de ninguna manera se refería al despido de todos los empleados federales –¿A quién se le ocurre que un candidato presidencial, con la experiencia gubernamental de AMLO, ni más ni menos que en el DF, podría expresar semejante barbaridad?–. Y los priistas. ¿Por qué tan callados en un asunto tan cercano al enojo popular? ¿Por qué si fueron los encargados de efectuar el estudio sobre el incremento en el número de plazas con niveles salariales de subsecretario y al que el escribiente pudo acceder gracias a la diputada Guadalupe Pérez, de Cuauhtémoc? Tan solo en el despido de los mil 100 funcionarios que ahora reciben salario de subsecretarios el ahorro sería de 2 mil 400 millones de pesos al año ¡Casi lo que gastó el gobierno federal en 2010 en el programa “Todos somos Juárez”! ¡Sólo en esos funcionarios! Ahora imaginémonos el ahorro resultante de la cauda de empleados y de gastos alrededor de cada uno de ellos, todos con salarios de fantasía. Porque no sólo es el salario del funcionario, es el pago de celular, del seguro de gastos médicos mayores, el fondo del ahorro, el pago del vehículo, del chofer, del secretario particular, del secretario privado, de la secretaria, de los colaboradores cercanos, de la gasolina, del vehículo, etc. ¡Y por cada uno de ellos! Pues por eso saltó tan abruptamente Calderón, el que con su ingreso al debate electoral nos dejó, de paso, que su candidata no actuó eficientemente en defender los logros y las políticas del actual gobierno federal. Como dirían los abogados del viejo sistema de justicia penal: A confesión de parte, relevo de pruebas.

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