jueves, 28 de junio de 2012

Cierre escabroso

El Diario, 30 de junio de 2012 Luis Javier Valero Flores La campaña electoral presidencial terminó con los peores presagios. Los principales signos son los que caracterizaron durante décadas a las elecciones mexicanas: Las fuerzas contendientes acusándose de cometer, unas y otras, diversos ilícitos electorales y con un ambiente plagado de profundas desconfianzas hacia el proceso electoral, a los partidos, a las encuestas, a los candidatos y a los gobernantes. A pesar de ello, las campañas presidenciales que ayer terminaron lograron atraer la atención de la mayoría de los mexicanos; fue de tal magnitud la competencia despertada, que las dirigencias partidarias y las coordinaciones de las campañas resolvieron, en demérito de las candidaturas a diputados y senadores e incluso de las candidaturas a las gubernaturas de Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco, Yucatán y DF, apostar la mayor parte de los recursos a las campañas presidenciales, incluidos los tiempos oficiales destinados a los candidatos a legisladores, en una inaceptable chicanada pues en los spots que supuestamente eran de éstos, se desplegaba la propaganda del candidato presidencial y sólo al final, una voz en “off” llamaba a votar “por los candidatos a diputados y senadores”. Pero lo preocupante del final de las campañas fueron las denuncias, éstas develaron las múltiples fallas y lagunas de la legislación electoral; y no solo, sino de todo el sistema de partidos y del régimen político en general. Mientras uno acusaba a otro de “pasar la charola” entre ciudadanos pudientes, al mismo tiempo el denunciante se trasladaba en aeronaves particulares sin dar a conocer el nombre de los propietarios de los vehículos; simultáneamente, otros contendientes se acusaban del uso faccioso de programas gubernamentales y de la entrega de diversas mercancías. Y es ahí en donde podemos ubicar las acciones del gobernante chihuahuense, César Duarte, destinadas a entregar personalmente diversas mercancías a beneficiarios de distintos programas. Puede no haber violado la ley electoral, pero sí denotó falta de sensibilidad política su participación, al grado de que en el último episodio, el de la distribución de papas y otras cosas en Riberas del Bravo, en Juárez, circuló fuertemente el rumor que él estaría en la entrega de esos alimentos pero que al correrse la voz que los candidatos del PAN a las diputaciones federales se habían percatado de tal acto y que seguramente habrían denunciado ante la Fepade, se abstuvo de asistir y sólo estuvieron su esposa Bertha Gómez y otros funcionarios estatales. ¿Qué necesidad hay de que sean las máximas autoridades estatales, o la esposa del gobernador, las que hagan entrega de cosas como éstas? ¿Acaso no bastaba que funcionarios menores reunieran a los beneficiarios y lo hicieran a nombre del Gobierno del Estado? ¿Para qué trasladar a las personas a recibir tales alimentos, porqué no hacerlo en sus colonias? ¿Por qué no cuidar hasta el último de los detalles, y evitar que los camiones usados para el traslado portaran propaganda –al frente– del partido del gobernador? En tanto, se daba cuenta de muy aislados hechos de violencia en el país, de agresiones con armas de fuego y del estallido de algunos artefactos explosivos, en número absolutamente inusual. Estamos al final de una campaña electoral polémica, de ella emergerá el gobernante que deberá dar paso (aunque no quisiera) a un proceso de democratización, nada de regresar etapas previas de la vida nacional. Nunca. Si Josefina Vázquez triunfara, su gobierno no podrá ser continuidad de los dos previos, los de sus compañeros de partido; si Enrique Peña Nieto ganara las elecciones, su gobierno no podrá emular los de sus predecesores miembros de su partido; si López Obrador lograra la mayoría de los votos, no podrá gobernar con los esquemas del pasado. Lo peor que nos puede pasar, como lo dijo el buen amigo Gustavo de la Rosa Hickerson para el tema de seguridad pública, es que nos suceda como si despertáramos de un sueño prolongado y las cosas regresaran al estado en que se ubicaban antes de julio del 2000. No estábamos bien, regresar a ese pasado no vale la pena. Ninguno de los candidatos nos podrá llevar allá, por suerte, aunque quisieran, es mucha sociedad, la mexicana, como para que suframos una regresión más. Premiadas. Otra vez ha sido premiado El Diario (Juárez), ahora porque Rocío Gallegos y Sandra Rodríguez se hicieron merecedoras a recibir el Premio de John Peter y Anna Catherine Zenger de 2012. Uno más a las vitrinas, en lo que es un justo reconocimiento al trabajo de nuestras compañeras, y del periódico líder de Chihuahua. ¡Felicidades!

No hay comentarios:

Publicar un comentario