martes, 20 de septiembre de 2011

Más sobre los tribunales unitarios

El Diario, 20 de septiembre de 2011
Luis Javier Valero Flores
Criticada acremente por el actual grupo gobernante, la reforma penal elaborada y aprobada en la gestión estatal anterior ha sufrido profundas reformas, instrumentadas del mismo modo que como ahora se critica, sin una amplia y diversificada consulta a la sociedad, especialmente a los sectores más directamente involucrados en la discusión de reformas de la trascendencia como las aprobadas a lo largo del año en esta materia.

No basta con abrir un espacio en internet y celebrar dos o tres eventos de medio pelo, sin mayor difusión que la generada a través de boletines de prensa; cambios tan importantes debieran merecer la atención –motivada por quienes tienen la obligación de votarlos y transformarlos en leyes–- de especialistas, juristas, académicos, litigantes, funcionarios y estudiosos de los organismos internacionales y nacionales de estas materias, amén de los del ámbito local. No basta con avisarle a los amigos, funcionarios gubernamentales de algunas dependencias y militantes del propio partido, no, lo que está en juego es mucho más que una simple mirada a la actual situación y proponer los remedios que salen al paso, o, simplemente, esgrimir argumentos economicistas como los usados en la aprobación de la derogación de los tribunales colegiados de los juicios orales.

Por ello la insistencia en el tema –además de coincidir con el punto de vista planteado por El Diario-Juárez (“Criminalidad: ir a la raíz del problema”, 18/IX/11) – acerca de la reforma aprobada, la cual, además de lo planteado el domingo anterior, contiene una grave contradicción, ahora el Pleno del Supremo Tribunal de Justicia (STJ) está obligado a revisar el total de los casos de alto impacto para determinar si es un tribunal colegiado, o uno unitario el que conozca de un caso determinado, por lo que en adelante todos los magistrados deberán conocer el total de esos casos ¿A qué horas? ¿Y eso no es el establecimiento de un tribunal especial?

Más aún, con esta reforma, y las aprobadas en mayo, en las que, otra vez, se vuelve al otorgamiento de plena validez a las declaraciones rendidas previamente por el acusado, lo que permitirá se presente nuevamente la tortura como mecanismo central para condenar a los acusados, relevando a los agentes del MP de la obligación de investigar y demostrar científicamente la culpabilidad de los acusados, con la consecuente derivación de que se presentarán logros cosméticos en el combate a los criminales pues tendremos, nuevamente, la oleada de detenidos sin más prueba en su contra que la declaración autoinculpatoria. Eso es un clarísimo retroceso en materia de aplicación de la justicia.

Por ello duele escuchar a los defensores a ultranza –incluso sin conocer la profundidad de las reformas– que debemos recuperar las “tradiciones” en materia penal, es decir, que debemos ir a la reconstrucción del pasado, por este camino que regresen los jueces de alzada, el mátenlos en caliente, la reclusión en las mazmorras de San Juan de Ulúa o en Valle Nacional, y el derecho de pernada, que, al fin y al cabo esas son nuestras tradiciones ¡Ah, y la tortura, la reina de las investigaciones en México

¿Que estamos defendiendo a los delincuentes? No, de ello debieran encargarse los defensores públicos o privados, pero sí se defiende el marco legal necesario para impedir la aparición, o el regreso, de fenómenos tan dañinos para la salud de la sociedad como los aquí relatados, o inferidos a partir de lo argumentado.

Y se defiende, fundamentalmente, a la sociedad ¿De qué sirve la detención de numerosos presuntos delincuentes, si en una buena parte de los casos no son los responsables de los ilícitos señalados y los verdaderos siguen en las calles, y en tanto las autoridades presumen un aumento en el esclarecimiento de un gran número de ilícitos sin que coincidan tales éxitos con la realidad?

Y luego alegan que debe recuperarse la tradición, de eso viene huyendo la sociedad, de la tradición de contar con un solo juez, ¡Cuán rápido se les olvida a estos promotores de las reformas las increíbles aberraciones sufridas por los chihuahuenses, a causa del extinto sistema de justicia penal al que ahora se apresuran a regresarnos

Así, poco a poco –y a una increíble velocidad, dirían otros– se regresa al establecimiento de las viejas prácticas prejudiciales.

¡Y lo que necesitábamos escuchar en aras de justificar las regresiones

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