domingo, 11 de septiembre de 2011

Destapes en medio de la cloaca

El Diario, 11 de septiembre de 2011
Luis Javier Valero Flores
Lo que inició con el más artero ataque de los grupos del crimen organizado, el incendio del Casino Royale, puede llegar a convertirse en uno de los factores más decisivos en la definición de la contienda presidencial al interior del PAN, y quizá en la elección constitucional, asunto que pareciera no importarles mayor cosa a dos de los protagonistas más importantes de ese partido –Felipe Calderón y Ernesto Cordero– a quienes se les vio felices el viernes anterior al momento de anunciar la separación de éste último de la Secretaría de Hacienda, justamente cuando las áreas de su responsabilidad acusan serios, muy serios problemas, nomás la seguridad pública nacional y la situación financiera del país.

Es de tales dimensiones lo destapado por el otorgamiento y usufructo de los casinos y casas de juego –en todas sus modalidades– que puede convertirse en el peor de los escándalos protagonizado por varios de los más importantes integrantes del partido en el gobierno, entre ellos, quizá, el dirigente nacional, el chihuahuense Gustavo Madero, y dos de los aspirantes a la candidatura presidencial, Ernesto Cordero y Santiago Creel y, por supuesto, a los ex alcaldes panistas de San Nicolás –Fernando Larrazabal y Zeferino Salgado–, así como al de Monterrey, Adalberto Madero.

Los indicios de las corruptelas llegan hasta la pareja ex presidencial, pues Larrazabal es socio, en una empresa constructora, de Carlos Rojas Magnon (Usted lo recuerda, el encargado de administración de la residencia presidencial en tiempos de Fox y Marthita, que compró toallas de 4 mil pesos) y de Guillermo Sahagún, el hermano de la esposa de Vicente Fox.

Tal dato tiene importancia debido a que el alcalde regio fue Director General de CAPFCE, la dependencia encargada de la construcción de escuelas (después cambió su nombre) y con ese carácter fue responsabilizado de la construcción de la mega biblioteca José Vasconcelos, aquel proyecto macro de Fox que terminó inundada, no solamente de agua, sino también de un mar de corruptelas en su construcción.

Más aún, este asunto del inmenso crecimiento del número de permisos extendidos para la apertura de casinos y casas de juego, catapultado durante los dos sexenios de gobiernos panistas, tiene una íntima relación, por lo menos, con dos aspectos centrales de la actual situación: La de que son excelentes lugares para el lavado de dinero, no solamente el procedente del narcotráfico, sino también del resultante de las corruptelas gubernamentales; y la de que permiten el desvío de inmensas fortunas dirigidas a apuntalar campañas electorales, al margen de la fiscalización del IFE y la Auditoría Superior de la Federación.

De este modo, los gobiernos del “cambio” se han convertido en factores centrales del desarrollo de una de las vetas más importantes del circuito del dinero sucio. Han creado las empresas más adecuadas para el lavado de dinero.

En mayo de 2005, la Secretaría de Gobernación entregó un permiso para juegos a Arturo Rojas Cardona, hermano de Juan José, a quien se le conoce en Monterrey como el Zar de los Casinos, dueño, al menos en el estado de Nuevo León, de 12 casinos y quien era mencionado frecuentemente en los círculos panistas de esa entidad como uno de los principales financieros de algunos de los más prominentes hombres del poder político emanados del PAN, entre ellos al actual alcalde de Monterrey, al ex alcalde Adalberto Madero, al ex alcalde de San Nicolás, Zeferino Salgado (sucesor en ese cargo de Larrazabal y a quien se le considera como uno de sus más importantes delfines); los rumores abarcaban al chihuahuense Gustavo Madero, de quien se decía que también había sido uno de los beneficiarios de las donaciones del Zar de los Casinos. (Nota de Jesusa Cervantes, Arturo Rodríguez y Luciano Campos, Proceso No. 1818, 4/IX/11).

Tales señalamientos abarcan a Felipe Calderón. William Andrew Graven, ex socio de Rojas Cardona, declaró que el Zar de los Casinos aportó 25 millones de dólares a la campaña de Calderón. (Ibídem).

Todos lo han negado.

Sin embargo, WikiLeaks difundió los cables enviados por el Cónsul de EU en Monterrey, Bruce Williamson, al Departamento de Estado en Washington, (con el número 09MONTERREY259 el 2 de julio de 2009), en los cuales afirma que “Juan José Rojas Cardona, el ‘Zar de los Casinos’, pagó en el 2006 al ex alcalde de Monterrey, Adalberto Madero, y al de San Nicolás, Zeferino Salgado, 2.5 millones de dólares a cada uno para sus campañas” y al candidato del PAN a Diputado federal del distrito de San Nicolás. (Nota de Reforma, 6/IX/11).

En el cable asegura también que, “según la fuente anónima, el ‘Zar de los Casinos’ –Juan José Rojas Cardona– y su hermano Arturo mantienen estrechos vínculos con el Cártel de los Beltrán Leyva”, con lo que se viene a cerrar un círculo de extremado “sospechosismo” pues debemos recordar que el actual alcalde de San Pedro Garza García, el también panista Mauricio Fernández de la Garza, afirmó, en una reunión grabada clandestinamente, que ya se habían puesto de acuerdo con ese grupo delictivo a fin de evitar que se perpetraran secuestros en el municipio más rico del país.

Más aún, el funcionario norteamericano afirma que su informante le aseguró que “tanto Madero como Salgado recibieron durante su gestión un porcentaje mensual de las ganancias de los casinos operados por los hermanos Rojas, entre otros donativos”.

Tales relaciones llegan hasta el primer círculo presidencial. Larrazabal era –¿Es?– el coordinador de los apoyos del panismo neolonés a Ernesto Cordero, el recién separado del gabinete presidencial con las frases extremadamente elogiosas de Felipe Calderón, para irse a buscar la candidatura presidencial del blanquiazul, presuntamente con la bendición de quien ocupa la residencia presidencial en México.

Pero las sospechosas relaciones del alcalde regiomontano, y las ridículas explicaciones de Jonás, su hermano, revelan el apretado entramado de intereses –muchos de ellos verdaderamente inconfesables– que rodea a una parte importante del partido en el gobierno y que involucra a dos de los más importantes aspirantes a la candidatura presidencial.

Por una parte, Santiago Creel, a quien poco se le ha mencionado pero que indudablemente tiene muy grandes responsabilidades en el otorgamiento de permisos más grande de la historia para el funcionamiento de casas de juego, prácticamente de todas las modalidades, otorgamiento que no sólo abarcó a quienes ahora se menciona como empresarios con perfiles altamente sospechosos (para usar los términos del ex secretario de Gobernación, quien ahora pretende pasar como un hombre del campo democrático) sino también, y de manera exagerada, al emporio televisivo número uno del país, Televisa, empresa que obtuvo permisos para operar 130 salas.

En un solo día, el 25 de mayo de 2005, (el mismo día que Rojas Cardona recibió los suyos) le fueron otorgados por la Secretaría de Gobernación, bajo la conducción de Santiago Creel quien para entonces era huésped de prácticamente todos los programas televisivos, durante todo el día, desde las más tempranas horas de la mañana hasta avanzada la noche. Era el delfín de Vicente Fox, y se suponía que también de Televisa.

Pero también al ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quizá con un menor impacto, pues se trata, solamente, del apoyo de un personaje en solo una entidad; sin embargo, al paso de los días podría resultar que no se trata de cualquier apoyo sino uno de muchos ceros después de los primeros dígitos.

El ramo de los juegos y las apuestas es un negocio multimillonario, y no solo por los juegos de azar, sino por otros rubros, no precisamente de azar, para quienes participan de él en las más altas esferas del poder en México, sino solamente para quienes se juegan la vida en las calles y pueblos de toda la nación y que ahora han caído como moscas como si fuera bajo el fuego de los insecticidas.

Nada más ni nada menos que más de 50 mil personas, la décima parte de las cuales, según Calderón, son “daños colaterales”, y que el movimiento de Sicilia –y en general el repudio de los mexicanos– lo ha obligado a empezar a reconocer, por lo menos de dientes para afuera, como víctimas con nombre y apellido.

En tanto, Larrazabal organiza su propia consulta, discrepa del Comité Nacional de su partido y asegura que continuará en la alcaldía ¿Y los 52 muertos en el Casino Royale?

N’ombre, eso es lo de menos, lo importante es la elección presidencial, que al cabo lo hemos hecho muy bien, nos dicen las exultantes risas de Calderón y Cordero

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