domingo, 27 de junio de 2010

Fin de campaña

El Diario, 27 de junio de 2010
Luis Javier Valero Flores
Un medio de una inocultable apatía de la mayor parte de la población hacia las campañas electorales, éstas tuvieron el fin de semana los cierres en las dos principales urbes. Los dos más fuertes candidatos insistieron en achacarle al gobierno emanado del partido de su adversario la responsabilidad mayor en la crisis de seguridad pública.
En la parte final de la campaña, más cauto en este tema, Duarte insistió en sus propuestas iniciales de la creación de la Fiscalía General del Estado y la Policía única, pero Borruel y los panistas, incluido Santiago Creel, sin quitar el dedo del renglón, y seguramente sabedores que el voto de castigo puede venir por la crisis de inseguridad, insistieron hasta el final en achacarle al gobierno de los priístas, es decir, al del Estado, toda la responsabilidad.
No son buenas noticias para el panismo, la mayor parte de las encuestas les son adversas en prácticamente todas las entidades que celebran elecciones. La empresa Mitofsky dio a conocer el viernes las efectuadas en varios estados, resta aún la de Chihuahua, pero a juzgar por lo que está pasando, aquí y en esas entidades, ya podemos asegurar (claro, el día de las elecciones todo puede cambiar, pero nada nos lleva a pensar que se presente una sorpresa) que estamos frente a una tendencia nacional pues las características de las entidades, de los candidatos y de las contiendas, siendo tan disímbolas, arrojan resultados muy parecidos.
De acuerdo con la empresa Mitofsky, en Aguascalientes la delantera la tiene el PRI con el 41% de las preferencias electorales, el PAN 32 y PRD 5; en Puebla también, el PRI 44, PAN-PRD 34; igual en Tlaxcala: PRI 38, PAN 32, PRD-PT 14. En Sinaloa se da la competencia más cerrada pues el PRI tiene 44, y la alianza PAN-PRD 38.
Y en Veracruz, a pesar de todas las triquiñuelas de ambos partidos, el PRI va adelante con el 45, el PAN 26, PRD-PC 9; también en Durango, PRI 50, PAN-PRD 33, PT 5; y hasta en Oaxaca: PRI 44, PAN-PRD-PC 35. En Hidalgo, PRI 49, PAN-PRD 33. Y la joya de las encuestas para el PRI, Tamaulipas, en donde lleva la ventaja de más de treinta puntos pues alcanza 61 puntos, por 30 del PAN 30 y 6 del PRD.
También las encuestas de Milenio muestran tal tendencia aunque reporta diferencias con las de Mitofsky pues en Puebla ve ganador a la alianza PAN-PRD (39.2) frente al 37.2 del PRI; en Tlaxcala ve ganador al PAN 26.3 frente a 25.3 del PRI. Asimismo, en Quintana Roo quien va adelante es el PRI por una muy cómoda ventaja de 51.5 frente al 18.1 del PAN y 17.2 del PRD. Y en Zacatecas otra sorpresa, hasta ahora. El PRI saca una cómoda ventaja pues tiene el 31.2% frente al 17.9 del PAN, 14.6 del PRD y 7.7 del PT
En Chihuahua parece que no sería la excepción, a pesar del triunfalismo verbal del candidato del PAN, Carlos Borruel, fruto de un proceso escabroso para alcanzar la candidatura pues todavía en los últimos días debió soportar ver a su adversario interno, Pablo Cuarón, aparecer sonriente al lado del candidato del PRI, César Duarte, quien alcanzaría, al contrario del panista, la legitimidad interna para su candidatura pues todos sus adversarios internos lo apoyan en la actual contienda.
Al término de la campaña parecen confirmarse los diagnósticos previos de la poca participación electoral. Son muchos los indicios, el hartazgo, o la desilusión son profundos. De ese modo, la actual contienda se caracterizará por ser una disputa del llamado voto duro, ganará quien tenga mayor capacidad para mover el suyo. En ese sentido, la guerra sucia, contra lo sucedido en contiendas anteriores, que servía para denigrar al otro, quitarle algunos votos y ganar otros, ante el hartazgo ciudadanos hacia la clase política, servirá para desalentar la participación electoral.
Más aún, las propuestas de ambos candidatos fueron borradas por la crisis de seguridad pública, que consumió la mayor parte de su atención y de la población
Sin embargo, y no nos cansaremos de repetirlo, en la actual crisis de seguridad pública, que es nacional, con variaciones regionales (lo que es más que obvio y natural) la responsabilidad mayor es la del gobierno federal, a él le corresponden el combate al crimen organizado, cuenta con la estructura policial y militar mayor, incomparablemente superior al de las fuerzas estatales, es el único que cuenta con los instrumentos hacendarios y financieros para la detección de las operaciones económicas delictivas.
Por si fuera poco, Calderón inició su “guerra” sin preparación de ninguna especie, lo han expresado infinidad de actores; tal acto de la mayor irresponsabilidad lo llevará a ser el responsable de la muerte de poco más de 50 mil personas.
Incapaces de reconocer tal error de Calderón, los panistas se desgañitan acusando a los gobiernos estatales de no hacer nada para detener el crecimiento de los del orden común, sin entender, o peor aún, sabiendo que la impunidad con la que actúan los elementos del crimen organizado, ha generado la explosión delictiva y negándose a reconocer la existencia de un fenómeno peor, que es la administración del delito por parte de los cárteles de la droga.
Pero cualquiera que fuera la respuesta, una cosa es cierta, a juzgar por las “fotografías del momento” recogidas por las distintas empresas encuestadoras, la de que estamos ante la posibilidad del voto de castigo al gobierno de Calderón, al que la mayoría de los encuestados hacen responsable de la crisis de inseguridad y, aún más, de la crisis de seguridad pública y la falta de respuestas adecuadas para enfrentar la crisis económica.
Pero nada de eso reconocen los panistas, bueno, hasta Santiago Creel vino el viernes anterior a remarcar que la crisis de seguridad pública en Chihuahua es responsabilidad del gobierno estatal. Perdón ¿Acaso no fue este hombre el que vino a poner en marcha el Plan Integral de Seguridad Pública de Juárez, en tiempos de Vicente Fox, y que buscaba, así decía, “abatir los índices de delincuencia en esta ciudad”? Entonces ¿También es responsable, o él no lo es? ¡Cuánta desmemoria! ¡Cuánto cinismo!
En ambas campañas se apreció la falta del programa democrático para Chihuahua, ninguno de los candidatos puso el acento en los aspectos centrales de la vida democrática, la inseguridad les comió los planteamientos.
La de Borruel fue una campaña basada en la mercadotecnia y en la manipulación barata. Luego, la controversia sobre la tenencia vehicular, a la que Calderón, en una franca medida de desesperación política, le añadió su propio toque personal y decretar que no la habrá, pero para quienes compren vehículo nuevo, este año y el siguiente, pero nada más.
Así que, apúrese, como estamos en tiempos de Jauja, salgamos a comprar vehículo nuevo, para no pagar tenencia…….. ¡Cuánta estulticia! ¡Cuánta demagogia!
Pero los cierres de ambos candidatos merecen toda la atención del respetable… no por los planteamientos que ahí fueran a hacer, sino por los artistas que decidieron convertir en sus principales convocantes a los actos “políticos”. Miren si no. Borruel invitó a los chihuahuenses a disfrutar del arte de Los Tucanes de Tijuana, Saúl Jaguar, Los Rieleros del Norte y los Vendavales en Chihuahua. ¡Ah, y para el domingo en Juárez invitaron a la señora Margarita Zavala de Calderón! Sí, la misma que se apareció quien sabe cuántas veces, de manera sorpresiva en los últimos meses a mostrarnos su “solidaridad” con los juarenses después de la masacre de Salvárcar, y su “elevado” espíritu altruista.
Ahora sabemos que no había tanto altruismo y sí un marcado interés electorero de la otra parte de la “pareja presidencial” ¿Pues no que no medraban electoralmente con la tragedia de Juárez?
Bueno, pero estábamos con las giras artísticas. En tanto Duarte echaría la casa por la ventana, además de la Sonora Dinamita, Los Nietos, Chico Elizalde, los Nuevos Cadetes de Linares y ex Timbiriches; en Chihuahua cantaría Pedro Fernández y en Juárez estarían Paquita la del Barrio y Polo Urías. ¿Y los discursos, y los planteamientos con los cuales serían atraídos los asistentes a los mítines? Nada, eso es cosa del pasado, mejor llevamos artistas –y de los pegadores– ¿Qué tal si la gente no va, y la que vaya se va antes de los discursos?
¡Ah, cómo hemos avanzado en materia electoral, casi nos parecemos a Inglaterra por la profundidad de los temas planteados y las propuestas presentadas! Nada, mejor circo y teatro.

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