jueves, 17 de marzo de 2016

¿Y los “maxi” procesos contra los “narcos”?

El Diario, 17 de marzo de 2016
Luis Javier Valero Flores
Más allá de la controversia desatada sobre la relación de Kate del Castillo con Joaquín Guzmán Loera (El Chapo), con mucha frecuencia nos avasallan las informaciones que denotan la increíble impunidad con la que actúan delincuentes y autoridades en el tráfico de drogas.
Por demás está en insistir que se ha convertido en un detonador de la degradación social -a todos los niveles-; quizá sea el principal factor de la aguda pérdida de la credibilidad institucional, amén del enorme daño inflingido a las instituciones encargadas de la procuración y aplicación de justicia.
La mas reciente es la información ofrecida por el Departamento de Justicia ¡De los Estados Unidos! consistente en que una de las armas encontradas en el último escondite del “El Chapo Guzmán, está asociada con el Operativo Rápido y Furioso, un fallido programa del gobierno norteamericano de rastreo de armas traficadas”. (Nota de Associated Press, 16/III/16).
La información es absolutamente oficial, se encuentra en una carta dirigida por aquel departamento al Congreso, en la que los funcionarios aseveraron “que un fusil calibre 0.50 recuperado tras el arresto de 'El Chapo' en enero fue rastreado hasta Rápido y Furioso”. El fusil fue una de las 19 armas de fuego recuperadas del escondite y fue “comprado en el 2010 por alguien no conocido por la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) en el momento”. (Ibídem).
Desde hace meses, el Congreso norteamericano inició una investigación para determinar la responsabilidad de diversos funcionarios del gobierno de EU en la entrega de armas y dinero a los cárteles mexicanos, que habían elaborado y ejecutado el operativo.
Como toda la política encaminada a combatir el tráfico de drogas, fue un absoluto fracaso, algunas de las armas de ese operativo fueron usadas en el atentado en contra de dos agentes del ICE cerca de San Luis Potosí y el asesinato del abogado Mario Ángel González Rodríguez, hermano de la ex procuradora de Chihuahua, Patricia González y ahora en los escondrijos del narcotraficante más renombrado de la última década.
El problema es que a pesar de su detención y la de uno de sus más acérrimos enemigos, Vicente Carrillo (y muchos más), literalmente, no pasa nada.
El negocio sigue tan boyante como siempre, al que simplemente se le siguen agregando episodios a cual más de deleznables, como el de la fuga y la más reciente de las capturas, o el de la especulación acerca de la extradición de Guzmán, pero en ningún sentido, ni en el de las fugas, ni en el de las capturas, aparecen las redes financieras del lavado de dinero, ni las de las empresas encargadas del traslado de la droga y los precursores de la cocaína.
Nada, sólo nos edulcoran la existencia -o por lo menos eso pretenden- con los supuestos o reales éxitos en la detención de infinidad de jefes de los grupos criminales, pero en materia del desmantelamiento de las estructuras criminales no hay nada.
Por eso se extrañan los “maxi procesos” realizados en distintos momentos, en Estados Unidos o en Italia, en los que no sólo se fincaron cargos contra los supuestos jefes de los grupos criminales, sino, también, contra ejecutivos de distintos bancos y empresas financieras, de servicios, de transporte, de venta de vehículos, etc., es decir, de los distintos rubros que negocios como el del trasiego de la droga requieren, así como el de los funcionarios públicos involucrados en el “negocio”.
En cambio, y para que la opinión pública se entretenga, se coloca como el principal asunto relacionado con este tema el de las relaciones de una actriz que pretende efectuar una película sobre “El Chapo” y al cual, se aprecia por sus escritos, le guarda una muy discutida empatía, además de que las autoridades federales están más preocupadas en “castigar” a la diputada sinaloense, Lucero Guadalupe Sánchez, por haber usado una falsa credencial para visitar a Guzmán.
Es de no creerse ¿A poco, en serio, no investigaban, no verificaban la identidad de los visitantes de interno tan renombrado? ¿Sólo hasta que estalló el escándalo, se dieron a la tarea de investigar? Increíble.
¿Y quiénes están detenidos, de la larga lista de funcionarios con responsabilidades en ese caso? 
Nadie, todos se hacen eco del inefable Agustín Carstens (hoy reconocídisimo Director del Banco de México) cuando acuñó una de sus mejores frases: “No pasa nada, es un simple resfrío”, a propósito de la crisis financiera mundial del 2008.

¡No pasa nada!

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