lunes, 12 de octubre de 2015

Se apresta la parejera


Mega Radio 860, Juárez, Chih.
Luis Javier Valero Flores
No hay lugar a la duda, no es una coincidencia que todos los aspirantes a la candidatura al Gobierno de Chihuahua, por el PRI, hayan resuelto realizar toda suerte de actividades en busca de todos los reflectores, con el objetivo, en general, de colocar a su partido adelante en las simpatías del electorado.
Alguna lectura semejante habrá hecho el PAN, el otro contendiente con posibilidades.
El dirigente estatal, Mario Vázquez, convocó a los aspirantes, con las ausencias del alcalde de Delicias, Jaime Beltrán del Río, y del ex alcalde capitalino, Carlos Borruel. Asistieron Juan Blanco, Javier Corral, Gustavo Madero y Carlos Angulo, a comer en conocido restaurante de la capital chihuahuense. 
En la anterior elección, la agonía de los aspirantes priistas en 2010 concluyó el 7 de enero cuando se dio a conocer, desde la ciudad de México, que César Duarte era el candidato de “unidad” del PRI, a pesar de que era el aspirante con las menores preferencias, apenas el 29%, contra el 52 de Teto Murguía, según una encuesta de Consulta Mitofsky.
Seis años atrás, en 2003, el PRI se lanzaba a una elección interna, en octubre, entre los aspirantes Víctor Anchondo y Reyes Baeza, proceso que repetía lo realizado en 1998, en el que Mario de la Torre, Artemio Iglesias y Patricio Martínez protagonizaron la primera elección interna, en el país, del PRI.
¿Qué harán ahora?
A diferencia de 2010, el PAN no sufre el desgaste de ser gobierno.
Hoy el panismo se apresta a recoger la inconformidad, de una parte de la ciudadanía, generada por el gobierno del priista César Duarte.
El PAN como la más importante fuerza de oposición, (y única, convicción que creció luego de los somníferos y acaramelados discursos de los regidores de los otros partidos, en los informes de Javier Garfio y Enrique Serrano) dependerá de la manera en que procese la designación de su candidato a gobernador.
Por lo pronto, la fotografía de la unidad de los aspirantes del panismo les puede llevar buenas nuevas a los militantes; se abre la posibilidad de que la designación se haga en los mejores términos.
Muy probablemente tendremos una competencia “parejera” muy reñida, lo que disminuirá sensiblemente las posibilidades de los candidatos de cualquiera de los otros partidos.
Sorprende la presencia de Javier Corral en la reunión, se le creía descartado de la contienda, luego de la derrota sufrida en la búsqueda de la dirigencia nacional. Aparece en los primeros lugares de las simpatías electorales, apenas por encima del otro ausente de la foto, el ex alcalde y ex candidato, Carlos Borruel.
El porcentaje de rechazo contará definitivamente, puede ser lo que defina las candidaturas en los dos partidos mayores, esto es, los porcentajes de la respuesta de los ciudadanos encuestados a la pregunta de -¿por quién nunca votaría?
En la misma tesitura, pero por razones totalmente distintas, se encontrarían las senadoras Graciela Ortiz y Lilia Merodio. Seguramente con ellas se aplicaría un parámetro que duele, porque denotaría uno de los peores rasgos de la sociedad actual, el derivado de preguntar a los ciudadanos si votaría por una mujer para gobernadora.
La realidad es terca, una vez que el gobernante presenta su quinto informe, se empieza a desgranar la lucha por la sucesión y su papel, ante la opinión pública, empieza a declinar. 
Todos los mandatarios lo saben y, peor aún, lo resienten. De la manera en que afronten tal proceso dependen muchas y muy importantes cosas en Chihuahua.
En primer lugar, la estabilidad de su gobierno y de su partido. En el caso del Gobernador Duarte, ya lo comentamos previamente, su confrontación con el ex gobernador Reyes Baeza y su Secretario de Finanzas, Cristian Rodallegas y la derivada con Marco Adán Quezada.
Por ello sorprende el atrevimiento de nombrar como su representante al segundo informe del alcalde juarense, Enrique Serrano, al ex alcalde Héctor Murguía. 
¿Por qué? ¿Para mandar el mensaje de que ambos forman parte del mismo equipo, no el de Duarte, sino el de la sucesión? ¿Para decirle a Serrano que la voz principal en Juárez es la del Teto Murguía? ¿O para obligar a Murguía a elogiar, obligatoriamente, la obra de gobierno de Serrano?
Cualquiera que sea la respuesta, ni Serrano, ni Murguía, pueden descartarse, la andan buscando, y en serio.
No estarán solos.

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