jueves, 26 de noviembre de 2015

¿Y los 20 millones dónde quedaron?

El Diario, 26 de noviembre de 2015
Luis Javier Valero Flores
Los 500 diputados federales recibirán un fondo de 20 millones de pesos que podrán utilizar en sus distritos o en sus estados. La juarense Cristina Jiménez, de Acción Nacional, consiguió que el también blanquiazul, Gustavo Madero, le permitiera utilizar los recursos que le asignaron a él, para aplicarlos en diversas obras, en distintos municipios chihuahuenses.
De este modo, esos 40 millones los destinará Jiménez para 36 proyectos en 16 municipios del estado, que trabajará, dijo, junto con asociaciones civiles y presidencias municipales.
Juan Blanco, ahora ya completamente clara su intención de buscar la candidatura del PAN a la gubernatura, resolvió, como todos los diputados, aplicar discrecionalmente “sus” 20 millones, entregando 9 millones al municipio de Chihuahua (sin precisar de qué manera) y los restantes 11 millones al municipio de Cuauhtémoc, encabezado por el alcalde, postulado por el PAN, Heliodoro Juárez.
Por su parte, el diputado priista, ganador de uno de los distritos de la capital, Alejandro Domínguez, informó que los puso a disposición del ayuntamiento de Chihuahua, como le correspondía, dijo.
¿Dónde deben entregar esos recursos? ¿A quién entregarlos? ¿Cómo? No  debería haber opciones, deben ser utilizados en los distritos de los cuales son representantes ¿Por qué entregarlos en municipios, de otros distritos?
Eso vale para los diputados de mayoría relativa, porque fueron elegidos en sus distritos, pero los plurinominales representan a los ciudadanos de una circunscripción plurinominal ¿En qué entidad deben gastarlos? 
De ahí que sea lo correcto, por lo menos para la diputada Cristina Jiménez, que los entregue a los ayuntamientos del Estado de Chihuahua, pero el caso de los 11 millones entregados a la alcaldía de Cuauhtémoc sigue en el aire.
Hasta ahora son los únicos legisladores que han informado de los destinos de tales recursos, el resto, nada. 
¿Qué hicieron con ellos? 
No lo sabemos. Por su conducta podríamos conjeturar que su concepción acerca del uso de tales recursos es que ellos, y sólo ellos, tienen el poder de determinarlo y que es un asunto del cual no le deben informar a sus representados, ni al conjunto de la sociedad.
Por los casos que hemos informado, y de los antecedentes, tenemos razón al sospechar que serán utilizados patrimonialmente, en función de los intereses, personales, partidarios, o electorales de los legisladores.
Más aún, no están sujetos al cumplimiento de ningún programa, ni a ningún plan y no forman parte de los planes de desarrollo de alguna instancia de gobierno.
Son el vivo ejemplo del modo como la clase política utiliza los recursos públicos. 
Porque, sí, los legisladores atienden las necesidades y cumplen en lo general con las proyecciones de los presupuestos, pero hasta ahora han dejado una inmensa cantidad de dineros públicos a la discrecionalidad, al uso patrimonialista de los gobernantes, característica de la que se deriva la conducta de los gobernadores con el presidente y de los presidentes municipales con los gobernadores, pues éstos y el presidente pueden otorgar dinero público a discreción, en función de la cercanía o lejanía de los peticionarios.

Así, los diputados federales, en lugar de disminuir o desaparecer la partida de los “moches” la duplicaron, sólo para contribuir al desorden de las finanzas públicas y a las corruptelas, en un aspecto que fortalece la percepción ciudadana acerca del enorme desaseo con el que actúan los legisladores mexicanos.

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