jueves, 25 de septiembre de 2014

El fracking en Chihuahua

Aserto 134, agosto 2014
Eufóricos, los promotores, defensores, panegiristas, beneficiarios potenciales de la reforma energética y los voceros del régimen; así como la cúpula panista, no cesan de gritar los supuestos beneficios de la mayor de las reformas realizadas en el curso del actual régimen. Se modernizará México, dicen los priistas; es una victoria cultural nuestra, aseguran los panistas. Entregados a los vaivenes del poder, la cúpula del PRD, de última hora, resolvieron lanzar la propuesta de una consulta popular para echar abajo lo que ellos aprobaron en el Pacto por México.
Avidos, los poderes fácticos del mundo, especialmente los dueños de las finanzas internacionales ya se aprestan a tomar su parte de las enormes riquezas petroleras de México. 
Chihuahua está en su camino, aquí, salvo las escasas y devaluadas fuerzas del perredismo y las emergentes de Morena, parecieran ser las únicas oposiciones a lo que puede convertirse en una inmensa tragedia ambiental, superior, incluso, a lo que ocurre ahora mismo en La Tarahumara con la explotación minera. 
Pero contra tal optimismo, a finales de julio, según una encuesta realizada por el diario Reforma, el 65% de la población seguía estando en contra de la reforma energética. 
De ella, ya desagregados, ni siquiera los simpatizantes del PRI y el PAN estaban a favor pues el 57% del priismo y el 61% del panismo la rechazan.
Más enfáticos, el 72% del perredismo, y el 96% del morenismo la rechazan.


Luis Javier Valero Flores
Promovida como una de las mejores alternativas a la producción de petróleo y, sobre todo, de gas natural para disminuir los costos de la generación de energía eléctrica, ya que sustituiría el uso de combustóleo y otros combustibles en ello, y debido a la creciente idea de que es más barata su obtención, además de que se ha informado de las elevadas reservas existentes en Chihuahua del gas esquisto (shale en inglés), los grupos gobernantes, tanto en el ámbito nacional, como en el local se han convertido en los principales impulsores de la inmediata puesta en marcha de las actividades tendientes a la explotación de tal recurso.
El método preferente -prácticamente único hasta ahora- para obtener el esquisto, es el fracking, consistente en realizar una fractura hidráulica del terreno mediante una perforación vertical hasta llegar a una capa de rocas, que pueden encontrarse hasta los 5 mil metros de profundidad. Una vez localizadas se hace una fracturación horizontal con un radio de hasta 3 kilómetros.
Para obtener el gas deberán inyectarse entre 9 y 29 millones de litros de aguas, acompañados de hasta 650 sustancias químicas, junto con arena para rellenar los espacios de la fractura y “los químicos para diferentes funciones, entre otras, acabar con la vida microscópica que se encuentra en esa capa del subsuelo”. (“Fracking”, Olga Tuda, El Diario, 29/VIII/14).
Con estas operaciones el gas emerge a la superficie, pero las consecuencias pueden ser terribles. “Algunos de los riesgos ambientales más importantes, además del uso de grandes volúmenes de agua, son: contaminación de los mantos freáticos, ríos, suelos y atmósfera; afectaciones a la salud y vida animal; e incremento de la actividad sísmica”, señala el doctor Iván Guerrero, del Departamento de Ingeniería Petrolera de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. (Ibídem).
Esta técnica podría aplicarse en yacimientos de Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, Veracruz, Puebla y Oaxaca, de acuerdo con información de Pemex, pero “ha ocasionado en Estados Unidos contaminación del suelo, agua y aire, así como el desplazamiento de pobladores y ha sido prohibida en Francia, Bulgaria y Alemania”. (Nota de Angélica Enciso L., La Jornada, 11/VIII/14).
El fracking se realiza en 34 estados de la Unión Americana.
En 2005, a la llamada ley de agua limpia se le puso una cláusula para dar prioridad a la explotación de hidrocarburos cuando Dick Cheney era vicepresidente estadunidense (2001-2009); antes, el político fue empleado de la petrolera Halliburton, según informó Francisco Cravioto, de la Alianza Mexicana contra el Fracking.
Las principales vetas de explotación, por su viabilidad, serían “la cuenca de hidrocarburos Burro Picachos, que va de áreas cercanas a Ciudad Juárez, Chihuahua, cerca del río Bravo, hasta Coahuila, pasando por Piedras Negras. A un lado está la cuenca de Burgos, que va desde Nuevo Laredo, Tamaulipas, y se extiende a casi el centro del estado y la mitad de Nuevo León. Otra cuenca es Sabinas, que pasa por la región carbonífera de Coahuila y llega a Nuevo León”.
“Más hacia el sur está la cuenca Tampico-Misantla, que va del sur de Tamaulipas a la Huasteca potosina, pasa por Ciudad Valles y se extiende a Xilitla y Poza Rica, Veracruz…”. (Ibídem).

Las repercusiones del fracking
De acuerdo a una solicitud de información realizada por la Alianza en pasado, Pemex reveló que había abierto 20 pozos de fracking para hacer pruebas: 16 en Tamaulipas y otros cuatro en Nuevo León. 
Pemex va a invertir 30 mil millones de pesos para estas actividades de exploración, recursos públicos que se usarán para generar información y ponerla a disposición del sector privado, indicó Cravioto.
“De acuerdo con el documento denominado Principales problemas identificados con la explotación de gas de esquisto por fractura hidráulica en México, elaborado por la alianza integrada por la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua, Fundar y Greenpeace, entre otras, enumera implicaciones para el medio ambiente como alto consumo de agua y la competencia de esta técnica con otros usos como el doméstico, el agrícola y el urbano”.
Estas organizaciones llegaron a la conclusión de que “el grado de contaminación que presentan las aguas residuales de esta explotación pone en riesgo la salud de las poblaciones y la integridad de los ecosistemas”.
De acuerdo a las investigaciones realizadas por infinidad de agrupaciones, organismos gubernamentales, instituciones académicas e internacionales, se han identificado más de 2 mil 500 productos y al menos 750 tipos diferentes de químicos en el fluido de perforación.
Uno de los más graves problemas de este método de explotación es el agua, la que se obtiene de grandes profundidades (por lo tanto, con un elevado contenido de sales minerales y metales pesados extremadamente tóxicos) la que, una vez usada, deberá disponerse adecuadamente de ella. 
Cualquiera de las modalidades usadas es, otra vez, elevadamente riesgosa, si se decide almacenar se correrán los riesgos de las precipitaciones pluviales y el desborde de presas y cauces artificiales efectuados para contenerla, además de los inconvenientes de la evaporación, con lo que se incrementan las posibilidades de la presentación de las lluvias ácidas y las lógicas consecuencias sobre la producción de cultivos, disposición de agua potable, etc.; si, por el contrario, se decide inyectar el agua al subsuelo, puede ocasionar daños geológicos y provocar sismos, como ha ocurrido en algunas áreas de Ohio, en EU.
Todas las opiniones coinciden, el consumo de gas es menos contaminante que la del carbón o de los sucedáneos, pero “su proceso de extracción, procesamiento y transporte desprende cantidades inaceptables de metano, uno de los más potentes gases que llevan al cambio climático”.
La extracción de gas y petróleo de esquistos ha sido presentada desde hace años como una historia de éxito para el sector energético de Estados Unidos. Las compañías de petróleo y gas, así como el Departamento de Energía, han divulgado estimaciones sobre las reservas existentes que llevarían a pensar en la independencia energética de Estados Unidos para las próximas décadas. Muchos de estos datos están basados en conjeturas más que en datos duros. 
El tiempo de maduración típico de un pozo es muy corto: entre el arranque de actividades y el pico del nivel de extracción pasan unos cuantos años y la declinación comienza muy rápidamente. Dada la corta vida de cada pozo los beneficios son de corta duración. Para mantener niveles de producción estable, se necesita multiplicar el número de pozos. (Fractura hidráulica: ¿espejismo o burbuja financiera?, Alejandro Nadal, La Jornada, 13/VIII/14).
En la zona cercana a Alpine, Texas, se asienta 70% de todo el gas shale de Estados Unidos. Ahí se han encontrado aproximadamente “10 mil 600 puntos con petróleo” bajo la tierra. Además, en el área de Marfa, a unos 30 kilómetros al oeste de Alpine, se concentra la mayor parte del gas shale. Paralelamente, en Presidio, a 140 kilómetros al sur de Alpine y fronterizo con Ojinaga, Chihuahua, se presume que existen reservas por 18 trillones de metros cúbicos del mismo gas. (Nota de Luis Chaparrol, “Lo que el fracking está dejando en Texas”, Proceso 1971, 10/VIII/14).
A unos 500 kilómetros al este se puede divisar lo que podría ser el futuro de los pocos lugares donde el fracking no se ha asentado: Carrizo Springs.
En esa localidad, dice el alcalde, “básicamente el agua es toda química. Tenemos gente enferma que está recibiendo diálisis y no hay que ser un genio para darse cuenta que, hace tres años, antes de que se asentara aquí el negocio, eran muy pocos los enfermos. Definitivamente ha crecido la situación”. (Ibídem).
Lo más importante, empero, es que el fracking ofrece una buena rentabilidad. De acuerdo con el Departamento de Energía de Estados Unidos, la Tasa de Retorno Energético (TRE, es decir, la cantidad de combustible que se gasta en comparación con el que obtiene) en la década de los setenta era la siguiente: la energía de un barril de petróleo permitía sacar 100 barriles de dicho producto. 
Pero conforme las reservas se fueron agotando y el acceso al petróleo de buena calidad se hizo más complicado, el TRE sufrió cambios: en 2013 dicha tasa era de apenas un barril gastado por cada 10 extraídos. El fracking revirtió esta tendencia, ya que utiliza agua y químicos baratos. Hoy, el TRE es de un barril por cada 30, en el peor de los casos.
Lo anterior ha permitido dar altos salarios. Por ejemplo, quienes menos perciben en todo el proceso del fracking son los “veladores” de los ranchos con hidrocarburos: ellos obtienen, al menos, 10 dólares por cada hora del día, los siete días de la semana, más el pago de su vivienda y manutención, según los reportes de distintas compañías en Texas. Una corporación como Exxon Mobil obtiene ganancias netas anuales de 32 mil 600 millones de dólares, según los registros públicos de la firma.
En Carrizo Springs, Texas, el negocio funcionó para los propietarios de ranchos con petróleo y gas shale en el subsuelo. Las leyes de Estados Unidos ofrecen desde hace décadas la posibilidad de comprar tanto el terreno como los minerales en el subsuelo o solamente la superficie del predio. Los rancheros que compraron la licencia por los minerales son quienes ahora obtienen los mayores ingresos por rentar sus terrenos a las compañías petroleras, como es el caso del exgobernador texano Dolph Briscoe, uno de los terratenientes más ricos de Estados Unidos.
Briscoe es propietario de los más de mil pozos en el gigantesco Briscoe Ranch, a las afueras de Carrizo Springs. La renta por un acre (4 mil metros cuadrados) de terreno con permiso de subsuelo es de 15 mil dólares mensuales. Briscoe posee 560 mil acres (más de 226 mil hectáreas).
A pesar de los hallazgos de activistas como Lori y Alt, quienes afirman que uno de cada 20 frackings son poco controlados y los químicos utilizados en el proceso se filtran a los mantos acuíferos, hay quien declara que no hay pruebas contundentes para determinar si este proceso daña la salud.
El Parlamento de Europa, en donde el fracking se ha practicado por más años que en Estados Unidos, emitió un informe en 2011 donde concluía que la fracturación hidráulica “produce una emisión de contaminantes a la atmósfera, contaminación de las aguas subterráneas debido a caudales de fluidos o gases provocados por escapes o vertidos, fugas de líquidos de fracturación y descargas no controladas de aguas residuales, así como la utilización de más de 600 productos químicos para liberar el gas natural”. (Ibídem).
Desde Bruselas, Antoine Simon, integrante de la organización Friends of the Earth, advierte al gobierno mexicano sobre los daños que provoca la técnica de fracturación hidráulica de las rocas para extraer gas esquisto, al tiempo que denuncia la estrategia de cabildeo global de los conglomerados del ramo para doblar a los gobiernos y apoderarse de ese recurso. En entrevista con Proceso, el activista belga mencionó dos estudios publicados recientemente por su agrupación, en los cuales se documenta la voracidad de las gaseras trasnacionales. (Nota de Marco Apel, “El poder del cabildeo trasnacional”, Proceso 1971, 10/VIII/14).
Alerta: “Es esencial que México se dote de una legislación que controle a esas petroleras desde el comienzo de sus actividades, y que cuente con recursos legales para poder perseguir ante los tribunales los daños medioambientales que produzca el fracking y forzar a las empresas a pagar indemnizaciones”.
“Para nuestra organización –puntualiza el activista–, la única medida aceptable es la prohibición del fracking, puesto que no hay salvaguardas legislativas que eviten los daños ambientales que causa” y propone aplicar medidas “intermedias” para mitigar tales impactos “inevitables”, entre éstos prohibir la “reinyección de las aguas de desechos químicos en los circuitos acuíferos que utilizan las poblaciones locales”, así como imponer la obligación de efectuar evaluaciones de impacto ambiental previos a cada proyecto para conocer los valores de calidad del aire y del agua antes de iniciar los trabajos de exploración.
En Estados Unidos el 20% del gas natural que se consume actualmente procede del esquisto –cifra que en los próximos años podría aumentar a 50%–, según estima un documento de la Alianza Mexicana Contra el Fracking, conformada por 17 organizaciones y coaliciones de organizaciones no gubernamentales como Greenpeace, la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua o Food & Water Watch-.
“En Estados Unidos cinco de las seis cuencas más grandes de producción de gas de esquisto están en declive. La promesa del presidente Barack Obama de que ese gas podría abastecer al país durante 100 años es un verdadero fracaso.”
Refiere también que “la mayoría de los expertos en el sector afirman que su producción global comenzará a declinar en 2017 o 2018 en aquel país”, y asegura que los operadores petroleros y gaseros “están perdiendo muchísimo dinero, pues el precio del gas ha alcanzado un nivel tan bajo que esas empresas no generan beneficios”.
Se calcula que en Estados Unidos un pozo reduce su capacidad de producción entre 60 y 85% en un año. “Es por eso que las empresas necesitan excavar más cada año, no sólo para aumentar su producción sino para compensar la caída de aquellos pozos que acaban de excavar”, expone Simon.

"Si tuviéramos 10 mil Slims estaríamos a toda madre": Penchyna
En la postura exactamente al contrario, se encuentra el partido gobernante en México. Uno de los principales promotores y defensores de la reforma energética, el Presidente de la Comisión de Energía del Senado de la República, David Penchyna Grub, en una inusitada presentación realizada a principios de septiembre en Juárez y Chihuahua, bajo los auspicios del Gobierno del Estado, aseguró que los beneficios de la Reforma Energética “serán visibles en poco tiempo” e hizo un llamado a “no caer en los engaños de sus detractores, pues este avance viene a romper con 80 años de inercia y con los monopolios que se tenían en el sector energético que no beneficiaban económicamente a la población de México”. (Comunicado de prensa, Comunicación Social de Gobierno de Chihuahua, 5/IX/14).
Acompañado del Gobernador del Estado, César Duarte Jáquez y los Senadores de la República, Patricio Martínez García, Lilia Merodio y Graciela Ortiz González, Penchyna Grub, afirmó que no se privatizó “ni la mitad de un tornillo” y que Pemex y la CFE, pasan a ser empresas productivas del estado que tendrán “que competir para dar mejores precios a los consumidores y con ello acabará la corrupción que consideró no es una cosa de partidos, sino del modelo que se tenía”.
Manifestó que debido a la parálisis de Pemex y CFE, se perdió competitividad ante otros países y puso como ejemplo que México a pesar de ser la sexta reserva de energéticos, tuvo que importar gas de Rusia porque, pues es deficitario en la producción en un 43 por ciento y eso no se podía solucionar sin una reforma. 
Aseguró que la reserva de Cantarel, la más importante de México, producía más de 1 millón de barriles de petróleo al día y ahora sólo produce 300 mil, y que la estimación de producción para el próximo año son de poco más de 2 millones de barriles cuando atrás era de más de tres, además, aseguró que el 43% de las gasolinas que importa el país provienen de Estados Unidos, “por lo que en caso de alguna ruptura de la relación podría traer consecuencias importantes”, declaró en uno más de sus giros pretendidamente simpáticos, como el usado para elogiar al propietario de Telmex, ejemplo paradigmático de como se pueden hacer crecer las fortunas al amparo de la protección e impulso del Estado, con la corrupción y la colusión conniventes.
Como lo ha hecho prácticamente desde las discusiones previas a la aprobación de la reforma energética, el Gobernador Duarte expresó que “Chihuahua será uno de los mayores beneficiados por las reservas que se tienen en la región de Ojinaga” ya “que es una zona despoblada y pobre que tendrá un gran desarrollo, que será capitalizado por la población por la inversión que se ha hecho en educación para que ocupen los espacios en las empresas”.

El fracking no es el diablo
Sobre el fracking, Penchyna comentó que “los detractores lo han puesto como si fuera el diablo y no hay tal, en Texas en las tierras arriba la gente cría ganado y abajo extraen el gas sin contaminar, esas tierras no perderán valor agropecuario de ninguna manera”.
Dijo que ya existen métodos modernos y ecológicos en el uso del fracking para recuperar el 65 por ciento del agua que se utiliza y manifestó que se ha creado desinformación sobre el tema no solo aquí sino en otras partes del país, donde ni siquiera hay gas y aseguró que el fracking no contaminará los mantos acuíferos del subsuelo ni expropiará tierras.
Casi como heraldos de las más nítidas concepciones del blanquiazul, Penchyna dijo que la reforma energética había puesto “fin a un modelo de explotación monopolizado durante más de 80 años por Petróleos Mexicanos  (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE), cuyos beneficios no impactaron a los sectores sociales y económicos por falta de competencia (sic)”
¿Y los múltiples beneficios derivados del crecimiento de la industria petrolera en México, amén de que la tercera parte del presupuesto federal proviene de las ventas petroleras? ¡Válgame por estos políticos que mienten tan descaradamente!
Encima de tales frases, todavía se dio tiempo el legislador del PRI para exhortarnos a fin de que conozcamos a “a fondo el contenido de la Reforma Energética para que no sean víctimas de engaños de tipo político, económico o de otra índole”.

Origen y destino
Pero las informaciones acerca del origen (y seguramente también destino de los beneficios) son indubitables: “El paquete de seis dictámenes de la reforma energética que se aprobó por ambas cámaras del Congreso mexicano fue planeado, diseñado y cabildeado desde la oficina de un poderoso senador estadounidense, el republicano Richard Lugar, quien el 21 de diciembre de 2012 pronosticó, en un extenso informe al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, presidido por John F. Kerry, que los Acuerdos Transfronterizos sobre Hidrocarburos (ATH) –para regular los yacimientos en el Golfo de México– se convertirán en el “Caballo de Troya” para permitir la apertura completa de las inversiones extranjeras en el sector”. (Se gestó en Washington parte de la reforma energética, Jenaro Villamil, Proceso, 10/VIII/14).
La información proporcionada por el semanario es contundente. Revela que Richard Lugar realizó una visita a México en octubre de 2012 y sostuvo reuniones en la embajada de su país con integrantes del equipo de transición de Peña Nieto y con dirigentes de las bancadas de la Cámara de Diputados y del Senado, así como con empresarios.
Las entrevistas incluyeron a Luis Videgaray, Emilio Lozoya (actual Director General de Pemex), y los coordinadores del PRI, PAN y PRD en ambas cámaras.
No había lugar a dudas de las intenciones del influyente senador republicano, “las reformas energéticas determinarán en qué medida México será parte de la futura seguridad energética de Estados Unidos y América del Norte”. (Ibídem).
Es de tal magnitud el escepticismo que hasta impulsores de la reforma energética, -y en su tiempo, del TLC- como el analista Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Vicente Fox, luego de elogiar la aprobación (íntegro, su artículo lo publicamos en esta edición) opuso serios cuestionamientos y, contundente, afirmó que no son ciertas las previsiones optimistas de los promotores de la reforma. (Jorge G. Castañeda, “Pemex y microeconomía”, Reforma, 14/VIII/14).
Cosa semejante opina otro destacado académico, el ex rector de la Unam, José Sarukhan, quien llamó a la clase política a no mentir sobre las repercusiones del uso del fracking, basándose en supuestos estudios científicos (Su artículo también lo incluimos, íntegro en la presente edición) los cuales muestran, en su opinión, que “obtener este hidrocarburo (el gas shale) requiere grandes presiones para forzar su salida y un proceso de ‘limpieza’. Ambas operaciones demandan grandes cantidades de energía y agua, y al final del proceso se producen materiales de desecho altamente tóxicos…”. (José Sarukhán, "Fracking: ¿ilusiones sin evaluaciones?”, Reforma, 25/VII/14).
¿Quienes se beneficiarán de estos negocios? Por lo menos cuatro ex funcionarios federales, ex directores generales de Pemex se encuentran trabajando para los consorcios, que ya se aprestan a participar en la explotación del petróleo; para esto, ni tardos ni perezosos, los miembros del gobierno federal ya anunciaron que de las reservas probadas del crudo, por lo menos 6 mil millones de barriles de petróleo, dejaron de ser administradas por Pemex.
Cierto, no privatizaron a la empresa petrolera pero sí el producto; de golpe y porrazo los mexicanos perdimos esa cantidad de petróleo. Si solo lo cuantificáramos en la venta de crudo, pensemos que el barril de petróleo mexicano tiene un precio promedio de 80 dólares.
Así, el Grupo Diavaz, encabezado por Óscar Vázquez Sentíes, figura como uno de los 10 proveedores más importantes de Petróleos Mexicanos (Pemex) y se encuentra en todas las zonas estratégicas de la industria petrolera de México. El ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, dirige el Fondo Evercore México Capital Partners, firma que posee 20 por ciento de la propiedad de Diavaz. Entre los funcionarios que trabajaron para Evercore de Aspe Armella figura el actual secretario de Hacienda, Luis Videgaray.
A su vez, la empresa constructora Obrascón Huarte Lain Industrial (OHL), que en México preside José Ándres de Oteyza Fernández, quien se desempeñó como secretario de Patrimonio y Fomento Industrial de 1976 a 1982. Entre los integrantes del consejo de administración figuran Carlos Ruiz Sacristán, ex director general de Pemex en 1994, y posteriormente secretario de Comunicaciones y Transportes, de 1997 a 2000, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, así como Jesús Reyes Heroles González Garza, director de Pemex entre 2006 y 2009. Antes fue secretario de Energía, de 1995 a 1997, también en el gabinete del presidente Zedillo Ponce de León.
Por otra parte, Carlos Ruiz Sacristán también lidera la empresa Ienova, operadora de infraestructura energética, subsidiaria de Sempra Energy, acusada en el pasado de defraudación fiscal y lavado de dinero, así como de manipulación de los precios de la electricidad en Estados Unidos y de daños ambientales en México. IEnova ya es propietaria y opera varios sistemas de transporte, almacenamiento y compresión de gas natural y gas LP en los estados de Baja California, Chihuahua, Jalisco, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas.
El actual director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, hijo de Emilio Lozoya Thalmann, quien fue director del Issste y secretario de Energía en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, también fue consejero de la constructora OHL, que ahora pretende incursionar en el sector energético. OHL México es subsidiaria de OHL España, la séptima compañía más grande del mundo en el sector de infraestructura del transporte.
Georgina Kessel, secretaria de Energía entre 2006 y 2011 y presidenta del consejo de administración de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) durante la presidencia de Felipe Calderón, ahora es consejera independiente de Iberdrola, principal generadora de energía eléctrica privada en México y líder en energía eólica; es la quinta más fuerte de Europa y tiene presencia en México con desarrollos en Oaxaca y Puebla.
Otro ex director general de Pemex, que ahora es empleado de empresas transnacionales es Juan José Suárez Coppel, quien fue director de Pemex entre 2009 y diciembre de 2012, y ahora colabora con la empresa Jacobs Nederland BV, subsidiaria de Jacobs Engineering Group, una de las más grandes proveedoras de servicios técnicos profesionales en el mundo.
El primero de octubre de 2012, dos meses antes de que dejara el cargo como director de Pemex, a Jacobs Engineering Group se le otorgó un contrato para la ejecución del paquete de servicios para la planta recuperadora de azufre en la refinería de Tula.
La empresa Oro Negro comenzó sus operaciones en febrero de 2012 y su finalidad es convertirse en un jugador líder en la industria mexicana de servicios petroleros. Tiene como socios a los fondos de inversión Axis, Ares y Temasek. El socio fundador de Axis y presidente del consejo de administración es José Antonio Cañedo White, (Hijo de Guillermo Cañedo, ex socio de Emilio Azcárraga) ex director de Mercados de Capital y Banca de Inversión de Nacional Financiera (Nafin), principal banca de desarrollo en México. Cañedo White también fue presidente del Consejo de Grupo Televicentro, la controladora de Grupo Televisa, la televisora más grande de México.
Gonzalo Gil White, sobrino del ex secretario de Hacienda, durante el sexenio de Vicente Fox, Francisco Gil Díaz, es director general de Oro Negro. Además es socio fundador de Navix y presidente de su Comité Ejecutivo, así como socio en Axis Capital Management, una compañía de inversión privada. Antes de eso estableció varios vehículos de fondeo tales como Navitas Investments, BV y Artro Holdings. En las filas de esta naciente empresa destaca Luis Ramírez Corzo y Hernández, quien fue director general de Pemex de 2004 a 2006. (Con información de Israel Rodríguez, La Jornada, 19 de julio de 2014).
Y la demagogia, siempre la demagogia; como sus compañeros priistas y panistas, Penchyna afirmó que en dos años disminuirán los precios de gas y electricidad.

¿A cambio de qué?

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