lunes, 28 de septiembre de 2015

La salud de los gobernantes

Mega Radio 860, Cd. Juárez, Chih.
28 de septiembre de 2015
Luis Javier Valero Flores
¿Qué tanto es asunto privado la salud de los gobernantes? ¿Es un asunto al que sólo debamos observar y, según las filias y las fobias, condolerse o abstraerse?
El tema viene a cuento porque apenas acabó el desfile del 16 de septiembre, el Gobernador César Duarte fue hospitalizado para efectuarse “algunos estudios”, debido a las “molestias” que, dijo, sufría. A las horas se informó que había sido intervenido quirúrgicamente, de nuevo, en menos de 20 días, de la columna vertebral, por no guardar reposo.
Luego informaría que el 15 de septiembre sufrió “dolores insoportables”.
Por no guardar reposo y, fundamentalmente, por permanecer muchas horas sentado o de pie, provocó el desplazamiento de la prótesis, la placa y los tornillos colocados después del accidente.
Eran tan intensos los dolores que en una conferencia de prensa, realizada el 15, asomó por debajo de la muñeca derecha un catéter, para mantener una vía intravenosa a fin de suministrarle medicamentos, en este caso, por su potencia, imposible de suministrar por otra vía.
Los pacientes que se encuentran en tales circunstancias deberán estar, por lo menos, hospitalizados o en domicilio.
Ahora bien ¿Una persona que se encuentra en tal situación -de extremo dolor- y que debe estar medicada con analgésicos muy potentes, puede estar dirigiendo una empresa, una institución o un gobierno en óptimas condiciones?
Lo que necesitaba, y ahora también, es obedecer las indicaciones médicas, dejar que su administración funcione sin él -si es que tal funcionamiento puede darse- e impedir que por la medicación y el dolor se pierda la ecuanimidad al momento de tomar decisiones gubernamentales que pudieran tener serias consecuencias.
¿Que denota preocupación por la marcha del gobierno? Sí, pero también que su gobierno no es el de modernidad democrática, aquellos que funcionan independientemente de la presencia del gobernante.
La salud de los gobernantes, contrariamente al pensamiento generalizado, es un asunto público. Por una razón elemental, en sus manos están depositados todos los recursos de la sociedad, de todo tipo y el mandatario deberá estar en las mejores condiciones para poder tomar las determinaciones de una gran variedad de asuntos que requieren un criterio exento del stress del dolor o del medicamento necesario para mitigarlo.
Y esto sucede cuando las actividades de los aspirantes a la candidatura del PRI arrecian, y en ese frenesí empiezan a cometer, no solamente errores, también violaciones al marco legal y ahí estriba la posibilidad de que esas operaciones resulten erráticas, al contrario de las practicadas a Duarte. El problema será el postoperatorio.
Es indudable la pretensión del Gobernador Duarte por imponer su criterio en la designación del candidato.
Y esa es la verdadera controversia: ¿Quién decidirá el candidato del PRI, el Gobernador Duarte o el Presidente Peña?
En el colmo de la desvergüenza, las columnas políticas de varios medios de comunicación de inmediato pontificaron: ¡No hay más, uno de los invitados a comer en casa del gobernador será el candidato!
Se antoja difícil que así suceda, será Peña Nieto quien nombre a los candidatos a gobernadores. Podrá tomar en cuenta las opiniones de algunos, pero fundamentalmente será el presidente, en la vieja y anacrónica manera de designar a sus candidatos.
Pero contarán fundamentalmente las encuestas que haga la presidencia de la república. Por eso el activismo de todos los aspirantes.
El problema es la comisión de errores. El alcalde Enrique Serrano repartió despensas con el logotipo usado en la campaña a la presidencia municipal.
El alcalde admitió que un grupo de empresarios le donó la mercancía. 
Se le olvidó que es el presidente municipal y no puede recibir donaciones.
Imaginémonos que a alguno de sus amigos se le ocurre regalarle una casa -aunque no sea blanca- o un vehículo, o cualquier cosa. No, no se puede, hacerlo constituye una falta a la legalidad vigente.

¿Y para resolver tan difícil problema, el de encontrar candidato, porqué no hacen una elección interna? Digo, si dicen que son el nuevo PRI ¿Por qué no abandonar a ese viejo decrépito, el dedazo, auténtico y legítimo representante del autoritarismo y la antidemocracia a la mexicana?

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