domingo, 10 de abril de 2011

Ustedes disculpen

El Diario, 10 de abril de 2011
Luis Javier Valero Flores
De veras que no tienen vergüenza. Por un lado, el secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, cual vulgar pitoniso, nos vino a decir que al término del próximo sexenio “disminuiría la violencia”, y por otro, el subsecretario de Estado adjunto de la Oficina de Asuntos Internacionales de Procuración de Justicia y Narcotráfico de Estados Unidos, William R. Brownfield, candorosamente vino a reconocer que “nos equivocamos (Los Estados Unidos)” al considerar que podría ser resuelto rápidamente con “una campaña agresiva y que no requería un enfoque gubernamental pleno”, al dirigirse a los participantes de XXVIII Conferencia Internacional Contra las Drogas, celebrada en Cancún en el curso de la semana.

No tiene desperdicio la intervención del funcionario norteamericano, el escribiente no había escuchado o leído una explicación tan puntual de los gravísimos errores de concepción de la estrategia a aplicar en el combate al narcotráfico, ni mucho menos había escuchado la descripción de las actividades diseñadas por los norteamericanos, para que las aplicaran los gobiernos y fuerzas armadas y policiacas de los países americanos.

Brownfield dijo que se equivocaron al pensar que se podría combatir país por país, o cuando creyeron que era “una cuestión que únicamente tenía que ver con el cumplimiento de la ley, con enjuiciamiento, y pensábamos que no requería un enfoque gubernamental pleno”. Quien expresaba tales cosas era, quizá, el funcionario norteamericano con más experiencia en el combate al narcotráfico, pues su trayectoria es de 32 años en tal empeño.

Muchos años más tarde, “miles de millones de dólares gastados y muchas estrategias después y podría decirles que no tuvimos razón, no le atinamos… y eso lo aprendimos en las décadas de los 70, 80 y 90, conforme las organizaciones de narcotráfico se hicieron más globales, y tendieron sus tentáculos más allá los países y las fronteras de los países individuales. En 1979 creíamos que el problema de las drogas podía ser enfrentado como una cuestión que tenía que ver con el cumplimiento de la ley, con enjuiciamiento, y pensábamos que no requería un enfoque gubernamental pleno, nos equivocamos, tiene que ver con cuestiones económicas, políticas, de seguridad, diplomáticas, sociales, de salud, educación y aspectos culturales, y si no integramos todos estos elementos en nuestra solución estamos condenados al fracaso”.

En un larguísimo mea culpa, Brownfield enumeró una a una las etapas de esa estrategia fallida, en 1979 evaluaron que el narcotráfico era como una cadena que empezaba con el cultivo y concluía con su distribución y venta final y si quitaban un eslabón, toda la cadena se rompería. Nos equivocamos, dijo.

El relato, a medida que se desarrollaba, mostraba con toda nitidez, no solamente la candidez (por llamarla de alguna manera) del norteamericano, sino la sumisión de los gobiernos mexicanos –los de entonces y los de ahora– al acatar dócilmente la elaboración y aplicación de una estrategia que claramente estaba condenada al fracaso, no solamente por su concepción sino porque áreas enteras de las agencias de seguridad norteamericana se dedicaban a patrocinar a las bandas del narcotráfico, en aras de combatir al “peligro comunista”, en la aventura de combatir a los sandinistas mediante la creación y patrocinio de los “contras” en Centroamérica en la década de los 80’s.

Hoy mismo, Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael El Mayo Zambada, al presentar una apelación ante una corte federal en Chicago, arguyó en su defensa que las actividades ilícitas de las cuales se le acusa fueron realizadas con autorización de funcionarios federales de los EU, en particular de la DEA, el ICE y el FBI y por lo menos durante 5 años, con lo que puso a juicio al gobierno norteamericano por patrocinar actividades ilegales.

Asombran las declaraciones de García Luna y Brownfield pues ahora resulta que el baño de sangre y el gravísimo deterioro del Estado de Derecho, y las enormes sumas empleadas por ambos países, en particular el nuestro, ante los resultados, han sido completamente inútiles y como si fuera cualquier otra cosa, banal y fútil, simplemente nos dicen nos equivocamos o ¿Qué creen? Esto va a durar siete años más.

¿Cuánto aguantará el país a este ritmo? ¿A dónde arrojaremos a ciudades como Juárez, Tijuana, Culiacán, Durango, Chihuahua, Nuevo Laredo, Torreón y otras, sometidas a una intensísima ola criminal de todo tipo?

Demos una ojeada al costo de la “guerra” de Calderón.

Según el subcomandante Marcos (en una carta al escritor Juan Villoro) las dependencias encargadas de la seguridad, es decir, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública han recibido, de enero de 2007 a diciembre de 2010, una cantidad superior a los 366 mil millones de pesos, más los 121 mil millones que recibirán este año, es decir, casi 500 mil millones de pesos. El crecimiento es enorme pues en 2007 recibieron 71 mil millones de pesos, es decir, un 70% de incremento para sostener la guerra de Calderón.

No es aceptable, bajo ningún punto de vista, aceptar tal hecho; casi duplican su presupuesto y la ola criminal, en lugar de disminuir, contra toda lógica, se ha incrementado en niveles no conocidos por casi todas las actuales generaciones de mexicanos ¿A dónde se ha ido tanto dinero?

¿No sería mejor haberle dado un salario a todos los ni-nis y emplearlos en las mil y una tareas pendientes en la sociedad, y dejar que los norteamericanos empleen todos los recursos que dispongan en impedir el ingreso de drogas a su territorio?

Porque de acuerdo con el presupuesto de egresos de la federación, en el año del 2010, un soldado federal raso ganaba 3,865 pesos mensuales y un general divisionario recibía 133,590 pesos mensuales. Con el presupuesto bélico total del 2009 (113 mil millones de pesos para las 4 dependencias) “se hubieran podido pagar los salarios anuales de 2 millones y medio de soldados rasos; o de 70 mil 500 generales de división; o de 60 mil 700 titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional”.

Y le agregamos nosotros, con un salario mensual de 7 mil 600 pesos se pagarían los salarios de 1 millón 250 mil jóvenes, es decir, los que ingresan cada año a la vida productiva.

A pesar de todo, Calderón insiste en mantener tal estrategia pues sueña con alcanzar la “gloria del triunfo” y anunció que las fuerzas armadas permanecerán en las calles hasta que existan “32 policías estatales confiables”, pues las existentes (en los estados) no lo son, como si la federal sí lo fuera, algo que para muchísimos juarenses ha quedado comprobado hasta el hartazgo de su ineficiencia y corrupción.

Pero no debemos preocuparnos, Calderón anunció que seguirán siendo “contundentes en un combate que no admite titubeos ni ambigüedad”, pero que ha mostrado cabalmente cuál bando está triunfando pues a decir de la administradora de la Agencia para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) Michele Leonhart, los cárteles mexicanos han tomado el control total del trasiego y distribución de drogas, no solamente en México, sino también ¡en los Estados Unidos

“Los cárteles se relacionan con pandillas y otros grupos, pero el comando central está en los cárteles mexicanos, no hay cárteles específicos en Estados Unidos”, afirmó enfáticamente.

Po’s ora sí que no entendimos ¿Cómo está eso de que en plena guerra en México, los cárteles mexicanos no solamente no pierden fuerzas sino que se convierten en los controladores de la distribución y venta de drogas en el mayor mercado mundial de ellas?

Y encima, la presidencia de la conferencia recaerá en Genaro García Luna, el “mayor combatiente contra el narcotráfico en México”, como fue calificado por la funcionaria norteamericana.

Con razón el líder nacional del PAN, nuestro paisano, Gustavo Madero, lanza declaraciones tan correctas. Dijo que “la violencia no la inventó Calderón” pues existieron más ejecuciones durante los gobiernos del PRI ya que, sostuvo, en los 9 años de gobiernos panistas se suman 102 mil 99 ejecutados, pero que en los últimos 9 años del PRI fueron 128 mil.

Y como para que no quedara duda de la veracidad de tales frases, dijo que “antes de que llegara (Calderón) había cabezas humanas en las pistas de baile en los centros nocturnos de Morelia”.

Nomás hay que hacerle algunas pequeñas precisiones: Cuando aparecieron las primeras cabezas humanas, el presidente era su compañero de partido, Vicente Fox, y ocurrió en Uruapan, que está en Michoacán, no en Morelia.

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