martes, 5 de abril de 2011

Alianza derrotada, Peje triunfador

Luis Javier Valero Flores
En una de las acciones más controversiales y más decisivas de los últimos años, la izquierda electoral recuperó una parte importante de su identidad. En ella, los dirigentes formales del PRD sufrieron una estrepitosa derrota. Los Jesuses perredistas –Ortega y Zambrano– delinearon una política electoral en la que incluían buscar las alianzas sin discriminar al PRI o al PAN, línea muy parecida a la asumida por el PANAL y el Verde Ecologista, partidos que, sin identidad ideológica alguna, han efectuado alianzas electorales, locales y federales con ambos partidos.

Algo semejante intentaron los dirigentes del PRD. Pero tal estrategia la podían hacer en casi cualquier entidad en la que este partido fuera una fuerza marginal (que, por pura casualidad son los que el grupo de los jesuses dirigen) pero de ninguna manera en la que el perredismo fuera, como es el caso del Estado de México, una fuerza indiscutible y que, por pura coincidencia, siempre son zonas y regiones en las que Nueva Izquierda (NI) –la agrupación interna de los jesuses– es minoría en las dirigencias del PRD.

Y menos aún en el caso de la entidad gobernada por Peña Nieto, en la que la disputa va más allá de la gubernatura. Alcanzar porcentajes electorales como los ahora obtenidos por Alejandro Encinas en las distintas encuestas, que rondan el 24% de las preferencias electorales, significa estar en la disputa por la presidencia de la república el próximo año, pues no es lo mismo aspirar al 8-11% que alcanzaba Yeidkol Polevnsky, a que Encinas pueda pensar en una elección de tercios como apuntan las encuestas.

Obtener un tercio de la votación en el Edomex significan algo menos de los 2 millones de votos, incluso en el peor de los escenarios y que sumados a los obtenidos en el DF –hablando de la elección presidencial– rondarían los cinco millones de votos en esos comicios, de ahí el carácter estratégico de las acciones emprendidas por Andrés Manuel López Obrador al oponerse férreamente a la alianza con el PAN y el tamaño de la entrega de los jesuses perredistas a la administración calderonista pues en lugar de privilegiar la unidad de las izquierdas, como las definió Encinas, buscan a como dé lugar la alianza con el partido que más contratiempos le ha provocado a su propio partido.

Otras son las motivaciones de carácter ideológico –que, contra lo que se cree, aún existen– de Alejandro Encinas y López Obrador, las que en el discurso del primero adquieren sentido: “… porque yo voy por un proyecto claramente diferenciado de la derecha y con una propuesta plenamente acreditada ante la gente. Así que me mantendré puntualmente en mi compromiso con la izquierda”, afirmó en el acto del domingo anterior en el que recibió el apoyo hasta del presidente del Comité Nacional, Jesús Zambrano, quien mostró su absoluta falta de sensibilidad política pues ahí, en el centro del lopezobradorismo, todavía intentó presentar la propuesta de la alianza con el PAN obteniendo la mayor rechifla que presidente nacional de algún partido haya recibido, según la memoria del escribiente.

Fue un día de auténtica fiesta de las “izquierdas”, celebrado precisamente en Ecatepec, el municipio más poblado del país y en el cual el alcalde es el actual candidato del PRI a la gubernatura, Eruviel Ávila.

Encinas esbozó su programa de gobierno en el cual, no es sorpresa, enumeró varios de los aspectos de la política social llevada a la práctica por los gobiernos perredistas en el DF: Generar empleos y crear una ley de seguro del desempleo, apoyo para el campo, comedores populares, pensión universal para adultos mayores, atención médica y medicamentos gratuitos, apoyo a la educación, construcción, ampliación y mejoramiento de vivienda, apertura de nuevos negocios, 407 comedores populares en toda la entidad, pensión alimentaria para 441 mil adultos mayores; ley de atención médica y medicamentos gratuitos, desayunos, útiles y uniformes escolares gratuitos. Así como becas para estudiantes de preparatoria, un programa de construcción, de ampliación y de mejoramiento de vivienda; mejorar el transporte público; aplicar un subsidio para bajar las tarifas y la construcción de nuevas líneas del Metrobús y del Metro.

Y no podía ser distinto, en su discurso afirmó que “… este proyecto, en 2012 ganará la Presidencia”.

Para ello, dijo, se necesita la unidad de la izquierda y desde ya convocó a Andrés Manuel López Obrador, a Cuauhtémoc Cárdenas y al jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard a participar juntos en la campaña.

Bueno, pues no estaban muertos…

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