La derecha, por sus fueros, intransigente y manipuladora

Aserto.mx, 2 de junio de 2020

Luis Javier Valero Flores

La caravana convocada por la organización FRENA, realizada el pasado fin de semana develó nítidamente el grado de confrontación política existente en el país.

Si bien no convocó a un número significativo de ciudadanos, adquirió un relieve mayor, gracias al eco de una buena parte de la prensa tradicional, pero, sobre todo, por la difusión en redes sociales efectuada por sus promotores y participantes.

La mayor relevancia la obtuvo también por la atención que los militantes, gobernantes, dirigentes y legisladores de Morena le endilgaron, atención que se centró en descalificar la manifestación de rechazo a AMLO como la efectuada por los “ricos” de México.

Por supuesto que en ella participaron personas de la más alta categoría económica, pero la abrumadora mayoría provino de las capas medias y medias altas de la población que, también mayoritariamente, fueron quienes no votaron por Morena en 2018, y que ahora son víctimas de la propaganda -¡Oh, sorpresa, en pleno siglo XXI!- anticomunista, que hace creer a mucha gente de ese estrato social que López Obrador está construyendo un gobierno socialista y nos va a convertir en una nueva Venezuela o Cuba.

Y lo hacen apelando a las más primitivas reacciones de la gente: Que se está robando el dinero, que va a aumentar, o ya aumentó los impuestos, que el rescate de Pemex es sólo uno de los aspectos de tal proyecto socializante, etc.

Como en otros países, al difundir tales engendros publicitarios en plena pandemia, se aprovechan del natural estado de temor de numerosas capas de la población al contagio.

A pesar de que sus principales promoventes -o los más destacados- se declaran apartidistas y lejanos de cualquiera de los partidos, es muy clara la identificación con el PAN, con el grupo dirigido por Felipe Calderón y con los sectores y grupos de la ultraderecha mexicana.

No es coincidencia que algunos de los gobernantes de Chihuahua en días pasados ubicaran como la principal tarea política derrotar al gobierno “socialista” de AMLO, o que el diputado panista, ex coordinador del grupo parlamentario de ese partido en la legislatura anterior, Jesús Villarreal, propusiera que se llevara al Congreso de la Unión la iniciativa en la que se incluya, como causal de la destitución de la presidencia de la república, la demencia.

Claro que no es coincidencia que tal propuesta se presente por un diputado panista de Chihuahua y cuyo contenido empate perfectamente con las consignas de las caravanas del fin de semana.

Menos coincidencia es el hecho de que después de la reunión sostenida por el gobernador Corral con el grupo parlamentario del PAN, el viernes anterior, tres días después se presentara la propuesta en el Congreso del Estado y, más, que la presentara uno de los hombres de confianza del gobernador.

Las caravanas, el tono de las consignas y reclamos, así como iniciativas como las de Villarreal y las respuestas del morenaje hicieron que, de pronto, el país se viera en medio de una aguda confrontación, polarizante, acrecentada, además por el inquietante regreso a una parte de la normalidad anterior en la que prácticamente todo el país se encuentra en semáforo rojo, que obligaría a guardar una conducta mucho más restrictiva frente a la epidemia.

Nada hay de eso, hasta el presidente realiza una gira, sin cubrebocas, a varias de las entidades con lo más altos porcentajes de contagiados y lanza al país un tremendo mensaje: No hay problema, si el presidente puede hacer esto, entonces ya podemos salir y descuidarnos.

Las consecuencias vendrán en dos semanas. En tanto, la salida del presidente atizó aún más la confrontación, en un momento de agudos apremios, y no porque no merezca las críticas el quehacer presidencial, pero una cosa es eso y otra es la de llevar la confrontación al máximo, cuando no la necesitamos.

Porque la respuesta se dará, López Obrador cuenta con un capital político nada despreciable y las primeras expresiones de apoyo son igualmente beligerantes, al modo, ritmo e intensidad que la de los opositores al tabasqueño.

No parece haber cupo para la mesura.

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