domingo, 7 de junio de 2020

Primarias ¿El Waterloo de Corral?


El Diario, 7 de junio de 2020
Luis Javier Valero Flores
Si hubiera un argumento mayor para deplorar la presentación de la reforma electoral, efectuada por el gobernador Javier Corral, sería el de que hacerlo en los momentos actuales, es el reflejo fiel del modo en el que jerarquiza los problemas del estado.
Aparentemente está más preocupado en decidir quien será el candidato de su partido, que en el control de la COVID 19.
A estas horas de su mandato, una buena mayoría tiene claro que el mandatario chihuahuense no es un demócrata. Acumuló suficientes evidencias a lo largo de casi cuatro años de ejercicio gubernamental, en el que llegó, incluso, al uso de la fuerza pública en contra de distintos grupos de ciudadanos inconformes con algún aspecto de la vida política o social.
No lo anima una sustentada vocación democrática y mucho menos alentar la participación ciudadana.
Hacerlo en estas condiciones arroja una certidumbre: Es incapaz de asimilar, de percibir las difíciles condiciones en las que ahora vive la mayoría de sus gobernados. 
Es casi una grosería pues lo hace casi al término de su mandato y en plena pandemia, la que se encuentra en la fase más aguda; de lo que ocurra en estos días (que no solamente es lo más riesgoso, sino porque se incorporaron a las actividades económicas no menos de 200 mil trabajadores en la entidad) dependerá el futuro de la epidemia en la entidad.
Pero el mandatario tiene preocupaciones, incluso mayores que la otra oleada homicida en la entidad.
Peor. Su propuesta es inconstitucional y no pasará en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Puede apostarle a que se apruebe en el Congreso del Estado. Ahí se quedará, es notoriamente inconstitucional pues no puede normar lo que la Constitución General no contempla y la propuesta modifica profundamente el marco legal de los procesos electorales y de los partidos.
Además, la presentó al cuarto para las doce del plazo para reformar la legislación electoral, pensando que podría hacer una chicanada, la de que si se vencían los plazos para hacer modificaciones electorales, la Corte ya no podría fallar en su contra.
De la iniciativa se destaca la propuesta de celebrar elecciones primarias en todos los partidos, de manera simultánea, abiertas a toda la ciudadanía y obligatorias.
La propuesta corralista padece de varios problemas mayores: Lo hace a escondidas de la sociedad; al término de su gestión gubernamental; la propone para influir determinantemente en el proceso de selección del candidato de su partido, el PAN y es inconstitucional, pues afecta seriamente el sistema y estructura de los partidos, regulada por la legislación federal.
No son para desestimarse, por el contrario.
Además, deberá obtener mayoría calificada (22 diputados a favor), lo que supondrá el otorgamiento de muchas prebendas a algunos legisladores y/o a las dirigencias partidarias.
Y si superara esa aduana, la siguiente se antoja insuperable pues debe obtener el voto favorable de los cabildos de por lo menos 20 ayuntamientos cuya población rebase el 60% de la estatal. 
Ahí estará su problema, deberá convencer a los cabildos de Juárez y Chihuahua ¿Estarán de acuerdo sus alcaldes, Armando Cabada y Maru Campos, quienes están apuntados para la siguiente parada electoral y que pudieran verse afectados?
La decisión de los juarenses dependerá del modo como contemple la propuesta la participación de los candidatos independientes y, también si el equipo gobernante de Juárez decidiera “quitar” del camino a la alcaldesa Campos, en el hipotético caso de que Corral maniobrara para ungir a Gustavo Madero, a través de las mil y un maniobras que se pueden echar a andar en un proceso electoral que constará de reglas aún por definir y que seguramente se vería inundado de aquellas.
En sus alegatos, el mandatario arguye que es una propuesta de avanzada democrática, como si tal procedimiento mejorara, por sí, la vida democrática de los partidos y, por consiguiente, la de la sociedad. No tiene muchos referentes para afirmar tal cosa. 
Solamente en poco más de una decena de países existe tal sistema de elección y, en el último que la ha adoptado, Argentina, país al cual le copió la propuesta, aún hay muchas voces que concluyen en que ha constituido un fracaso en esa materia y que, al contrario, ha servido para que se fortalezcan los grupos hegemónicos al interior de los partidos, cosa que se pretende derogar en Chihuahua con esta reforma, según el gobernador Corral. 
Ahora bien, la pertinencia y oportunidad de la la presentación de la reforma choca con el supuesto espíritu democrático que la anima.
Si la presenta alguien que se promueve como un demócrata convencido ¿Porqué hacerlo hasta los momentos en los que sus tiempos como gobernante son los últimos y con la premura de aprobarla pues se vencen los tiempos fatales para hacer modificaciones legales en materia electoral, lo que impide una extensa y profunda discusión de la sociedad, de las organizaciones interesadas en ese tema y los partidos? 
Si fuese un demócrata, la hubiese sometido a un prolongado y sustentado proceso de discusión de la sociedad. 
¿Cómo es posible que una reforma, supuestamente de avanzada democrática, se imponga de la manera más autoritaria posible?
Pero lo más lamentable es su pretensión de determinar a los candidatos de todos los partidos, especialmente al de su partido, en el que aparece en el primer lugar de las preferencias de su partido la alcaldesa de la capital, Maru Campos, con la que ha sostenido una no muy soterrada disputa y que a partir del anuncio de la presentación de la reforma, ahora es una abierta confrontación, pues pretende ungir como candidato al senador Gustavo Madero para el próximo año, quien aparece con una desventaja apabullante frente a Campos.
Y luego, lo más importante. 
¿De veras es un avance democrático? Solo una decena de países la poseen y prácticamente todos los países de democracias desarrolladas no la practican; tienen, en muchos, eso sí, procesos internos partidarios, que no involucran al total de la ciudadanía.
En casi todos ellos, la tendencia no es la de alentar la participación  electoral por la libre, sino que la ciudadanía lo haga a través de instrumentos organizativos, por medio de estructuras partidarias en las que se afilien quienes compartan modos de pensar, de concebir a la sociedad y de la forma  en que se debe gobernar su país.
Más aún, en la mayoría de los países con democracias más consolidadas, está prohibida la propaganda en los medios electrónicos, para privilegiar el trabajo de los militantes y la estructura territorial y, con ello, impulsar la existencia de partidos más sólidamente ligados a la sociedad.
Aún sin conocer la exposición de motivos y sí con la información derivada de la proporcionada por el gobernador Corral, se puede inferir que de manera simplista y/o demagógica arguye que serviría para superar la crisis de credibilidad de los partidos y combatir a las élites existentes en todos, con la celebración de elecciones abiertas, y designar candidatos más cercanos a las preocupaciones ciudadanas.
Hasta ahora esa no es la experiencia del país que las realiza, con mayor difusión y cercanía a nosotros, EU, y que son diferentes a las propuestas por Corral, pero los índices de abstencionismo allá son, con mucho, superiores a los de nuestro país, incluso a los del estado de Chihuahua.
Si hubiese congruencia democrática, la propuesta de Corral debió hacerlo en el sentido de mejorar la regulación de las elecciones internas, de las que tanto se ha quejado -y sufrido- y, al mismo tiempo, aprovechado.
La creación de las elecciones internas fue para que se fortaleciera la democracia partidista, pero todos los partidos, en la elección presidencial del 2018, la eludieron y designaron candidatos únicos que aprovecharon los tiempos de las precampañas y extendieron, por medio de esta chicanada, el tiempo de proselitismo.
Es tan inoportuna la propuesta de Corral que hasta en su propio partido existe un crecido rechazo y ha provocado una especie de rebelión interna, la que la dirigente estatal, Rocío Reza, no ha podido capotear pues en lugar de abrir la discusión ha llamado a la disciplina, sin dar pie al debate, el que, dijo, dijo, sólo “podrán opinar (los presidentes de los comités municipales) hasta que conozcan la propuesta”, ya que “hasta que no haya un documento firme del Congreso local, es cuando todos los actores políticos podrán opinar”, les ordenó, en los mismos días en que el gobernador Corral celebraba un “diálogo” virtual con un grupo de jóvenes, sin que éstos, obviamente, tuviesen acceso a la iniciativa del mandatario. (Nota de César Lozano, El Diario, 4/VI/20).
Lo anterior, es, sin duda, reflejo del clima existente al interior del partido gobernante en Chihuahua en el que la confrontación ha ido creciendo con la presentación de una postura contraria la propuesta de por lo menos dos decenas de dirigentes municipales panistas, además del evidente rechazo del grupo gobernante de la capital del estado, cuya alcaldesa, Maru Campos, encabeza las simpatías al interior del blanquiazul.
¿Habrá medido bien el gobernador sus fuerzas y recursos?
¿Será este el episodio que marque el fin de su poder y su gestión, la real, la del pleno control del gobierno y su partido?
¿Será el momento político, semejante al de la fiesta del cumpleaños de César Duarte, que Juan Gabriel -y la clase política duartista- le celebraron estruendosamente y que significara el quiebre y el despeñadero político que culminaría con una de las peores derrotas del PRI en Chihuahua?
asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

No hay comentarios:

Publicar un comentario