domingo, 15 de marzo de 2015

¿Inversiones sustentables?

El Diario, 15 de marzo de 2015
Luis Javier Valero Flores
El nuevo anuncio de que se instalará la séptima planta cervecera de la multinacional de ese ramo -Heineken- en el municipio de Meoqui ha desatado, no sin razón, una muy justificada alegría a los habitantes de la región y una aún mayor en los miembros del grupo y partido gobernante.
No es para menos, se habla de una inversión de 7 mil 350 millones de dólares y la puesta en marcha de una planta que habrá de producir 5 millones de hectolitros (cada uno de ellos equivale a 100 litros), que habrán de significar entre el 10 y el 15% del consumo total de este líquido en EU, razón por la que habrá de requerir de la siembra de 5 mil hectáreas de cebada, cuya producción, probablemente, se haga por medio de contratos con los productores agropecuarios de la región, aunque inicialmente se compre cebada de otras regiones del país.
Se espera que la fábrica inicie operaciones en el último trimestre de 2017 y que dé empleo temporal a 2 mil personas durante su construcción y 500 permanentes los primeros dos años, que pueden llegar hasta 5 mil.
El CEO de Heineken, Marc Busain, dijo que “pocos pueden ofrecer lo mucho que ofrece México. Es para Heineken un honor poder compartir con el mundo la historia de éxito que ha sido invertir en este país. Hoy más que nunca Heineken se suma a México”. La cervecera holandesa adquirió a la mexicana Cuauhtémoc Moctezuma en 2010.
César Duarte aseguró que para traer la construcción de la nueva planta jugó un papel importante la aprobación de las reformas estructurales (sic), que “no son otra cosa más que haber logrado concretar el marco jurídico para hacer competitivo al país y mejorar sin duda la estrategia de México, para que en una cultura de la legalidad tengamos éxito y mejor desarrollo”. (Nota de Martha Elba Figueroa, El Diario de Juárez, 10/III/15).
Todo lo anterior, ratificado por el Presidente Peña, no obstante que el proyecto de esta planta tiene más de 25 años de planeación pues en la parte final del gobierno de Fernando Baeza (1992) se anunció la creación de esta misma. Entonces era la empresa Cuauhtémoc-Moctezuma FAMSA.
A finales del año 2007, la compañía Cuauhtémoc Moctezuma anunció que invertiría 392 millones de dólares en Meoqui, 275 millones en la cervecería y 117 millones en una fábrica de botellas de vidrio. La construcción, se dijo entonces, iniciaría en 2008 y la operación en 2010. Pero en abril de 2009, se difirió el proyecto para el 2012. Un año después, en enero de 2010, Heineken adquirió la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, mediante una transacción por acciones, estimada en 7 mil 347 millones de dólares, lo que le permitió, a su vez, a los ex dueños de la cervecería, adquirir alrededor del 20% del resto de las acciones de la empresa.
El 4 de noviembre de 2013, Heineken anunció la instalación de una planta en Meoqui, información ratificada por el Gobernador Duarte en mayo de 2014.
Las ventajas, según Busain, fueron las facilidades otorgadas por el Gobierno estatal, la mano de obra calificada, la estabilidad laboral, la calidad del agua, los avances en la seguridad y autoridades respetuosas de la ley.
En el proyecto, probablemente, se incluye, también, las fábricas de envases de vidrio y aluminio, así como la productora de cartón para el envase, aunque aún no se saben los detalles. Se espera que diariamente salga un promedio de cien tráileres de cerveza.
Tema central lo será el abasto de agua. El grupo cervecero competidor de Heineken, Modelo, afirma que gasta 3 litros por litro de cerveza producida, cantidad que se refiere sólo a la producción de la cerveza y no incluye al resto de los insumos. Esta empresa produce anualmente 51.3 millones de hectolitros.
A su vez Moctezuma-Heineken gasta 3.63 litros de agua para generar un litro de cerveza, pero se requieren alrededor de 160 litros de agua por cada litro de cerveza, el 90% de los cuales los requiere la parte agrícola.
Pero no hay problema, el presidente de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Meoqui, Javier López Arzate, aseguró que la planta tendrá su propio pozo para uso y que dará saneamiento a sus aguas pues cuenta con una concesión autorizada por la Comisión Nacional del Agua, “lo que hace que ellos tengan su propia fuente y para nada se van a mezclar esos suministros de agua con la de uso doméstico”. (Nota de Martha Adame, El Heraldo de Delicias, 13/III/15).
Y calculó el gasto de agua de la empresa en alrededor de 16 litros por segundo, que podrían ser suministrados por la misma JMAS. “si la planta demandara suministro del organismo operador que represento”.
Como si fuera el vocero de la empresa, aseguró que “una empresa de esa envergadura tiene un proceso completo, es decir la fuente, el proceso y la recuperación del agua y ellos mismos van a desechar”.
A su vez, el alcalde de Delicias, Jaime Beltrán del Río (PAN), ya puso a disposición de la empresa las instalaciones de la presidencia, las oficinas de Desarrollo Económico, para que acudan a inscribirse en la bolsa de trabajo los interesados en la edificación de la empresa. (Misma fuente, 12/III/15).
¿Qué ofrece México que “muy pocos países ofrecen”? ¿Privilegios fiscales, mano de obra barata, permiso para alterar el medio ambiente según convenga a los intereses de los inversionistas, agilidad y facilidades en trámites diversos, entre otras cosas? ¡Ah, y agua, mano de obra barata, exenciones fiscales, estímulos de toda clase, cercanía con la frontera de EU, vías férreas y carreteras y gobernantes dispuestos a prestar todas las facilidades requeridas -y hasta no solicitadas- por los inversionistas.
Hasta ahí todo bien ¿Cuál es el problema?
Pues que la instalación de esta empresa es prototípica de la política económica aplicada en México a lo largo, ya, de tres décadas y media. 
Algunos dirán que desde siempre: Vengan los inversionistas extranjeros, aprovechen nuestras riquezas, nuestra mano de obra, la cercanía con EU, la salvaje política fiscal (por aquello de que encontrarán todos los recovecos necesarios para eludir fantásticas cifras millonarias de impuestos), la subordinación de cuanto funcionario gubernamental se topen y las que le agregue cada lector informado.
¿Es malo, entonces, la apertura de la cervecera en nuestro territorio?
De ninguna manera, puede traer innumerables ventajas, todas las que han descrito hasta la saciedad los gobernantes, y seguramente no en la proporción que nos describen, pero quizá sea el momento (siempre lo ha sido) de empezar a vislumbrar la puesta en vigor de algunas medidas que nos permitan a los chihuahuenses aprovechar -para el desarrollo económico y no solo el crecimiento- las ventajas que nos otorga ser vecinos de los EU.
Algunas de las medidas pueden no estar incluidas en las regulaciones vigentes, pero si tanto se habla de la capacidad de gestión del Gobernador Duarte, bien se podría haber negociado -ojalá estuviéramos a tiempo- el compromiso de la empresa en el establecimiento de un mínimo de los salarios, respecto de los que esta misma empresa otorga a sus trabajadores en otras latitudes; los compromisos, mensurables, transparentes y los mecanismos para acceder a ellos, de todos los programas para la recuperación de los inmensos volúmenes de agua que requerirá la empresa, en todos sus procesos.
Además, las aportaciones que hará, por fuera del pago de impuestos, para el mantenimiento de la red carretera; para disminuir los niveles de contaminación del Rio Conchos, fenómeno al que contribuirá por la elevada producción que generará, y además, en una zona con una elevadísima incidencia de cáncer, derivada de la muy alta concentración de químicos usados en la producción agropecuaria.
Es el momento de iniciar el camino de exigirles a las empresas que se instalen en nuestro territorio la puesta en vigor de una serie de medidas que traigan aparejado el desarrollo económico, medido este no sólo como el de más inversiones y más salarios (bajos), sin que tal inserción empresarial acarree a la región más riqueza.
Hemos recuperado los niveles de empleo -incluso ligeramente por arriba- prevalecientes a principios de la década anterior, en un brevísimo lapso (que los gobernantes se arrogan, y que mal haríamos en desestimar su participación, sin que ésta haya sido tan determinante como lo aseguran) que obedece, entre otros factores, a que la economía norteamericana está creciendo -y se espera que lo haga a ritmos cercanos al 3%- lo que lleva a la chihuahuense a crecer, casi del mismo modo.
Pero no olvidemos que estamos recuperando, no sólo el número de empleos, sino también la calidad de ellos, así como sus niveles salariales; prácticamente los mismos del pasado reciente, es decir, los de menor nivel salarial sin la menor aportación al desarrollo económico de la entidad y sin que eso nos lleve a elevar el porcentaje de insumos locales a la industria maquiladora de exportación asentada en Chihuahua.
Aprovechar la instalación de empresas, como la cervecera, debiera servirnos para efectuar el viraje en política económica que requiere la sociedad chihuahuense.
DESAYUNO EN UNIDAD.-  ¿Estarán a tiempo? Ayer, luego de meses de confrontación, no sólo en los medios de comunicación, el gobernador Duarte fue recibido con un desayuno en la casa del ex gobernador Reyes Baeza, a quien acompañaron una buena parte de sus colaboradores a su paso en el gobierno de Chihuahua, incluido el ex alcalde capitalino Marco Adán Quezada, uno de los receptores más frecuentes de las críticas, veladas y abiertas, de funcionarios de la actual administración. El pretexto, por supuesto, fue el de la construcción de la unidad que requieren para enfrentar el presente proceso electoral, en el que conforme pasan los días más negros les pintan los pronósticos.
El problema es que el grupo de Delicias fue desechado de las candidaturas federales. 

La prueba verdadera de la unidad priista serán los comicios del año entrante, eso es lo que está en juego y, al parecer, ya sopesaron que si les va mal en ésta, en la otra será infinitamente peor.

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