domingo, 12 de noviembre de 2023

A propósito de Javier Corral: La legión oportunista de la 4T, la de los exgobernadores



El Diario, 12 de noviembre de 2023 

Luis Javier Valero Flores 

En la semana, pletórica de acontecimientos, dos eventos que implicaron a dos ex gobernadores -de Hidalgo uno y de Chihuahua el otro- dieron pie a los comentarios de hoy, a propósito del nuevo libro de Elena Hernández -El gran corruptor- autora del éxito de librería «El Rey del Cash», en el que devela las variadas maniobras efectuadas por el presidente de la república, con tal de allegarse simpatías, adhesiones y lealtades, pues el ex gobernador hidalguense, Omar Fayad, -en cuya entidad ganó las elecciones el ex priista Julio Menchaca- fue propuesto como nuevo embajador de México ante Noruega; y el ex gobernador Corral anunció su renuncia al PAN.



Ambos episodios retratan fielmente, no sólo a tan «destacados» miembros de la clase política mexicana, sino también al presidente.

Todo lo ha hecho para «comprar», alquilar, seducir, «adquirir» para su causa a quienes cree necesarios con tal de mantener y crecer su hegemonía en la vida política de México.

Casi dos años se tardó el ex gobernador Javier Corral en salir del PAN, luego de anunciarlo a fines de enero de 2021, cuando expresó que «En rigor, el PAN está acabado, el PAN como panista ya no existe: es una entelequia, es una ilusión que aún tenemos…». (Nota de Julianna Morales, Entrelíneas, 21/1/22).

Además, hizo un severo retrato del partido gubernamental: «Vemos a Morena como una masa, una mezcolanza de intereses de todo tipo». (Ibídem).

Además, afirmó que «en su momento recibió la invitación para sumarse al equipo de Andrés Manuel López Obrador». (Ibídem).

«Invité a participar a un ex gobernador del PAN, a Javier Corral, nada más que tiene doble nacionalidad y para ser embajador se requiere tener una nacionalidad, ser mexicano y si se tiene dos pues hay que renunciar, entonces, estamos buscando que todos ayudemos para poder representar a México: AMLO». (Nota de Gisela Parra, El Diario, 19/1/22).

Otra es la opinión que tiene de Morena al momento de su renuncia:

«No te puedo decir que soy un hombre de izquierda, porque tengo muchos valores del humanismo político cristiano, pero yo me identifico, hoy por hoy, mucho más con un proyecto de izquierda que con uno de derecha, y más un proyecto de derecha que quiere reinstalar privilegios y que busca impunidad». (Nota de Ezdryk Raziel, «El partido está enredado con el PRI más corrupto de la historia». El País, 9/11/23).

El colmo, recupera el eje del discurso presidencial cuando caracteriza al Frente Amplio, del cual sostiene, al igual que López Obrador, «que el que fue su partido «está tripulado por un grupo de empresarios», frases con las que el tabasqueño se refiere al empresario Claudio X. González, como el hacedor de la alianza opositora, como si los partidos y dirigentes partidarios de ella no hubiesen llegado, por su cuenta, a la conclusión de participar juntos en el 2024.

Y describe la alianza PRI PAN del mismo modo que lo hace el presidente: «… se encontraron dos grandes grupos: el grupo político del PRIAN, en la búsqueda de recuperar privilegios, canonjías, conseguir impunidad, y un grupo de empresarios que ahora juega a la política, aprovechando la debilidad de los partidos, para tratar de mantener el status quo y seguir con sus grandes negocios». (Ibídem).

Además, pronostica que la oposición «no tiene ninguna posibilidad de ganar la presidencia de la República». (Ibídem).

Luego de coquetear largamente con el presidente López Obrador y de buscar afanosamente ser incorporado a las filas de la 4T, hasta el grado de obtener una embajada, ahora se ha mimetizado -en el discurso- con el que en cada mañana se destila profusamente.

En una cosa sí se puede coincidir en las expresiones de Corral.

Dijo que la alianza del PRI y el PAN «solo va a servir para llevar de nueva cuenta al Congreso a personajes impresentables de ambos partidos», lo que constituye uno de los principales retos de la abanderada de dicha coalición, Xóchitl Gálvez.

Una cosa son las rimbombantes declaraciones del ex gobernador Corral y otra la realidad, pero en las ofrecidas al periódico español El País, con motivo de su renuncia, permite, casi transparentemente, ver una faceta más de la enfermedad -que también padece- y que tanto achaca a su ahora ex partido, el oportunismo, que campea, prácticamente sin atenuantes, en la política mexicana.

El ex gobernador suena verdaderamente anacrónico cuando sostiene que «El PAN ha dejado de darle importancia a que una persona sea honesta o no lo sea en el ejercicio del gobierno».

Lo dice hoy, luego de haber disfrutado de todas las canonjías que ese partido al que ahora critica severamente, pero que cuando estuvo en todos los más altos niveles de la dirigencia, participó del modo en el que el PAN ejerció el poder usando exactamente las mismas artimañas que hoy Corral deplora y compartió profusamente, si no, cómo ubicar que en tiempos de Felipe Calderón, la entonces coordinadora de los diputados federales panistas, Josefina Vázquez Mota, lo tenía como su orador «emergente».

Cada que se necesitaba defender al presidente Calderón, incluso para defender la estrategia de éste para combatir al crimen organizado que tanto dolor le produjo a los chihuahuenses, Vázquez lo llamaba y Corral, como jilguero de lujo, defendía al presidente.

Quien hoy intenta -también en el pasado- identificarse como el heraldo y defensor de las cualidades del PAN; que tanto criticó al actual grupo gobernante, encabezado por Maru Campos, como «duartista», pero del que se sirvió, primero, para ganar la gubernatura en 2016 y, luego, para conservar la mayoría en el Congreso del Estado, no soportó que ese grupo lo desobedeciera y no aceptara su indicación de que Gustavo Madero debería ser el candidato de su partido en 2021.

No lo soportó el gobernante que impuso a su partido dirigentes,  candidatos, líderes congresuales, políticas gubernamentales y decenas de funcionarios a cual más de incapaces, y que no le toleró el clímax: Imponer al candidato a la gubernatura.

En tanto desde entonces ya coqueteaba con la 4T, al grado de apoyar subrepticiamente al entonces candidato de Morena al gobierno.

N’ombre, este demócrata de hoy es el mismo que mantuvo en un puño a los grupos parlamentarios de su partido, desapareciendo en la práctica la división de poderes, pues dirigió al Poder Judicial y al Legislativo de la misma manera que hoy lo hace en la federación el originario de Macuspana.

Por ello, sin duda que la mejor expresión usada por los actores políticos para calificar la renuncia de Corral al PAN, fue la usada por la gobernadora: «Gracias a Dios».

Y como una buena parte de los chihuahuenses lo recuerdan, su gestión gubernamental, no se caracterizó precisamente por la pulcritud en el manejo de las finanzas.

Porque dice que el PAN nació «no solo para civilizar la política en México e impulsar la democracia, sino para combatir la corrupción». (Ibídem).

¡Ajá!

El siguiente episodio que nos depara el ex gobernador Javier Corral, luego de su largamente pospuesta renuncia al PAN, seguramente será su incorporación, en algún cargo, posición, comisión, o lo que sea, en el barco de la 4T.



Ya pertenecía, desde los primeros días posteriores al término de su mandato, a las filas de las adquisiciones de la 4T, procedentes de los gobiernos estatales, de tal manera que de a poco el presidente López Obrador se ha hecho de su muy particular «camada» de ex gobernadores, como en su tiempo lo hizo el presidente Peña Nieto, aunque éste los presumía por ser de lo más destacado del «nuevo» PRI.

Sin duda, Peña Nieto era más congruente que el tabasqueño quien, luego de despotricar, durante décadas, de los partidos del régimen, en la medida que los gobernadores, sobre todo del PRI, aceptaban la «sugerencia» de AMLO de «hacerse a un lado» en los procesos electorales de los cuales emergieron triunfadores los candidatos de Morena, los premió inundando el cuerpo diplomático de ex gobernadores.

Muchos de ellos terminaron sus gestiones en medio del descrédito ciudadano y las no pocas denuncias de ilícitos merecedores de sendas investigaciones, pero que por la «bendición» presidencial, de la noche a la mañana se convirtieron en insignes ciudadanos y excelentes gobernantes, a los cuales, sin excepción, el presidente colmó de elogios, al tiempo que los usaba para presumir que su gobierno los designó independientemente de las siglas partidarias.

Luego de despotricar durante años contra la mafia del poder y el PRIANRD, ha llenado, no sólo a su gobierno, sino, acaso sea más nocivo, a su partido, -Morena- de miembros de esa triada, en un inusitado e inesperado reciclaje de la clase política por parte de quien menos se hubiese esperado: De la izquierda y su único candidato presidencial triunfante.

¿Se trata de un reciclaje, o de una reconstrucción de la clase política, bajo un nuevo ropaje?

*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023

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