jueves, 29 de agosto de 2019

El fiscal en su laberinto


El Diario, 29 de agosto de 2019
Luis Javier Valero Flores
Exhibido no necesariamente como un funcionario responsable de la comisión de corruptelas, pero sí como un evidente ejemplo del modo en que al llegar a la función pública los integrantes de la clase política se enriquecen, (aunque si tasáramos sus ingresos en 140 mil pesos mensuales, a lo largo de los últimos 15 años, y en 100 mil los 8 anteriores a éstos, -a pesos de hoy- no explican su fortuna de hoy, tasada entre los 30 y 40 millones de pesos) el Fiscal General del Estado, César Augusto Peniche, se encuentra en el ojo del huracán, también a causa de su deficiente desempeño al frente de la dependencia encargada de combatir el delito y de garantizar la seguridad pública.
Por desgracia, apareció un acontecimiento más trágico que el múltiple asesinato de Lindsay, Arleth y Sherline Sánchez Gordillo, ocurrido en Juárez en la noche del domingo anterior: La masacre de Coatzacoalcos, con 26 víctimas fatales.
Y es que las explicaciones del fiscal sobre el asesinato de las niñas, ofrecidas a los medios de comunicación, retratan nítidamente la ineficiencia del encargado de procurar justicia en Chihuahua. 
Enervan.
Acusó a un grupo criminal -Los Mexicles- de ser los autores. Un día después, en un más que organizado operativo, estos le respondieron a través de varias mantas, negando la autoría, y acusando a la fiscalía de mentir y proteger a “a los delincuentes del Valle de Juárez”, que, sostienen, son los verdaderos autores de la matanza.
Si hubiera un mejor ejemplo del desempeño de un funcionario policiaco, sirvan sus declaraciones, pletóricas de suposiciones, lugares comunes y, probablemente, mentiras:
“… es que esta agresión estaba dirigida en contra de alguna persona que estaba en la reunión, era la respuesta a una supuesta ejecución que había tenido lugar días atrás y esta una especie de vendetta o venganza de los organismos de la delincuencia organizada”.
O sea, el objetivo del ataque era “alguna” persona y se debió a una “supuesta venganza”, por una ejecución que había ocurrido “unas horas, o unos días antes” -esto último, el autor se lo escuchó-. (Milenio Tv, 26/VIII/19).
¿Por fin? ¿Unas horas, o unos días antes?
No sabía nada el fiscal ¿Para qué declarar?
¡Híjole!
Luego abundó en una explicación que ha esgrimido en otros eventos. “Los problemas dentro de organizaciones criminales están de esa magnitud, uno de los grandes problemas es el narcomenudeo, en torno a eso, se están presentando un gran número de decesos…”, pero no nos preocupemos “es un problema que tenemos que atender como sociedad”.
Ok, convengamos, el narcomenudeo es un problema del conjunto de la sociedad, pero el esclarecimiento de hechos como los ahora abordados y la aprehensión de los presuntos responsables, es una obligación suya y de los integrantes de esa dependencia, no de la sociedad.
De esa manera ha respondido el funcionario que más cosas debería explicarle a los chihuahuenses pues, en la ola violenta del 2008 al 2012, él era el delegado de la PGR en Chihuahua, con sede en Juárez, y ahora, desde el 2016 es el fiscal.
Sin duda tiene altísimas responsabilidades, pero sus declaraciones -y no precisamente las patrimoniales- lo retratan de cuerpo entero.
El gobernador Corral está obligado a actuar en consecuencia, pero la actitud del mandatario del amanecer no suscita esperanza alguna. Apenas el miércoles aseguraba que la inseguridad “No está creciendo, al contrario, los números nos indican que hay una tendencia a una mayor contención y disminución, no tenemos el problema resuelto pero de que estamos mejorando, sin duda”.
¿En dónde vive el gobernador Corral? ¿Esos son los datos que le dan Peniche y el Comisionado de Seguridad, Oscar Aparicio?
¿Por qué no cambiarlos? Han demostrado ampliamente su ineficiencia.
Debería hacerlo y con ello posibilitar que Peniche se dedique a lo que pretende: La alcaldía de Juárez.
¡Válgame!

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

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