jueves, 15 de julio de 2010

La realidad, la cruda realidad

El Diario, 8 de julio de 2010
Luis Javier Valero
Pendientes aún los resultados definitivos de las elecciones del domingo anterior, y su consiguiente evaluación (para lo cual aprovecharemos el espacio dominical), la terca realidad vuelve por sus fueros y lleva al duelo a distintos segmentos de la sociedad chihuahuense.
No es noticia. La matazón continúa y ahora se acentuó en la capital del estado, con más que alarmantes características, las cuales llegan al grado de considerarse señales enviadas desde las catacumbas del crimen organizado. Así deberá tomarse, por ejemplo, el homicidio del jefe de custodios del penal capitalino cuyo cadáver apareció colgado de una vialidad de esa ciudad.
Al mismo tiempo, el virtual jefe de la Operación Coordinada Chihuahua, el general. Felipe de Jesús Espitia, fue relevado a horas de la jornada comicial, sin más explicación que fue sustituido en el mando de la zona militar ¿Hay preguntas? N’ombre, ninguna.
Todavía no dejan de escucharse los discursos de los candidatos acerca de las cuotas escolares, cuando ya los padres de familia deberán enfrentar tal aspecto de nuestra realidad y otros tendrán que asumir que uno de sus hijos no fue admitido en la UACH, de los más de 5 mil jóvenes que buscaron infructuosamente un espacio en ese centro educativo ¿A dónde irán?
Ocupados por el enorme volumen de noticias, promesas y posturas de la campaña electoral, pocos hicimos hincapié en la propuesta efectuada por el candidato del PAN, Carlos Borruel, acerca de que si, llegaba al gobierno se acabaría el pago de cuotas escolares. Días después, funcionarios de la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEPE) declararían que era imposible derogarlas.
A su vez, dirigentes de la Asociación Estatal de Padres de Familia expresaron que se había extralimitado el aspirante panista pues tal asunto era de índole particular, pues esas agrupaciones tienen tal carácter. Ahora, la SEPE envió una circular especificando que quienes carezcan de recursos económicos pueden llegar a un acuerdo “mediante el diálogo y el entendimiento entre ambas partes, buscando en principio un acercamiento”, seguramente que para no cobrarles la cuota, o para disminuirles el monto.
Y nos recuerda, a todos, que las aportaciones, “en ningún caso”, deban ser motivo para condicionar el ingreso a los centros escolares, además de enfatizar que son voluntarias.
¡Bien!
No basta, si las cuotas escolares no son obligatorias, entonces no hay obligación de los padres de familia para atender un llamado al diálogo, basta que se presenten a inscribir a sus hijos, sin la coerción (como en realidad sucede) de la invitación a pasar con la Asociación de Padres de Familia a comentar tan monetario asunto.
Todos estamos de acuerdo en que deba estimularse la participación de los ciudadanos en la dinámica social, pero la coerción no es el mejor instrumento para estimular la participación social. Más aún, el problema de fondo es la falta del presupuesto gubernamental necesario para dotar del equipo básico a las escuelas, así como para el mantenimiento de las instalaciones; esa es una obligación del Estado mexicano pues la educación que imparta éste, así dice la ley, deberá ser gratuita y la educación no se circunscribe, todos lo entendemos, al simple pago del salario de los maestros. De ninguna manera, el gobierno tiene la obligación de cuidar las instalaciones escolares porque de ellas depende, y no en poca medida, la calidad de la educación.
Los asertos anteriores echan por tierra el “novedoso” concepto en boga acerca de que los ciudadanos deben aportarle a la sociedad, que lo que no cuesta se desprecia. Perdón, pero para eso son los impuestos pagados por la absoluta mayoría de la población y entre los servicios que El Estado debe otorgar gratuitamente se encuentra la educación.
Imagínense que el Estado se limitara a entregar las instalaciones de los hospitales y sólo pagara los salarios de médicos y enfermeras, dejando en mano de los usuarios el pago del resto de los servicios que prestaran los hospitales. El símil es apropiado, de ahí entonces que el mantenimiento de las escuelas deberá contemplarse en los respectivos presupuestos.
Bueno, eso decimos nosotros…

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