El Maligno
El Diario, 31 de diciembre de 2009
Luis Javier Valero Flores
Cuesta trabajo creerlo después de casi 150 años de la instauración del Estado laico en nuestra patria y después de casi dos siglos del ajusticiamiento del cura Miguel Hidalgo. El lenguaje usado por los jerarcas de la iglesia católica para excomulgar al líder independentista es muy semejante al utilizado por los jerarcas católicos de la actualidad a propósito de la aprobación por la Asamblea Legislativa del DF (ALDF) de la despenalización del aborto y de los matrimonios homosexuales, amén de la aprobación de la adopción de infantes por integrantes de tales matrimonios.
Traer a la luz tema tan polémico tiene como sustento la ya muy extendida costumbre de plantearse propósitos loables al iniciar el nuevo año. Nada podría ser más deseable que la sociedad mexicana (Y todas sus instituciones) adquiriera más elevados niveles de tolerancia y de hábitos democráticos y superáramos los vestigios de la intolerancia y autoritarismo que rigieron durante tantos años a nuestra sociedad.
Las leyes aprobadas (por la ALDF) son “destructivas e inmorales” y dejan en claro que “el PRD actúa como instrumento de El Maligno, haciendo presente en la sociedad el misterio de la iniquidad del mal, pues resulta evidente que legislar el crimen del aborto, la unión entre personas del mismo sexo, y peor todavía, el entregar a niños inocentes a la adopción de parejas del mismo sexo, atenta contra los mandatos de Dios y toda moral, y esto no puede ser aceptable para la consciencia de ningún cristiano”, expresó en un comunicado la Arquidiócesis Primada de México.
La respuesta fue contundente. El PRD exigió al gobierno federal aplicara las sanciones correspondientes a la jerarquía eclesiástica pues ésta viola la Constitución ya que los discursos de “odio y discriminación en contra de la comunidad gay, que desde el alto clero se han expresado, pueden llevar a la alteración de la tranquilidad social y del orden público”.
El sustento de la petición de los legisladores del PRD está en los artículos 130 de la Carta Magna y los artículos 4° y 21 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público pues los ministros religiosos no pueden oponerse a las leyes del país.
Pero quien se dejó ir con todo fue el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, quien acusó a los diputados de la ALDF seres “sin pensamiento sano” y que tal aprobación no tomaba en cuenta a la naturaleza, pues “ni los perros se aparean entre dos del mismo sexo”. Bueno, eso dijo el cura moreliano y algo debe saber.
Dueño de un discurso homofóbico, nos aclaró que la defensa efectuada por la Iglesia Católica “de la familia” no es simplemente por pensamientos dogmáticos o religiosos, sino para evitar “la degeneración que se da en este tipo de temas”. Es decir, quienes no son heterosexuales son individuos dados a la degeneración.
Días atrás el Arzobispo de México, Norberto Rivera Carrera aseguró que la cultura moderna, además de atacar a la familia con la poligamia y el adulterio, hoy la agrede “en su esencia por la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre el hombre y la mujer”.
¡Válgame, ahora resulta que la poligamia y el adulterio son propios de la modernidad! ¿Y Sodoma y Gomorra? ¿Y Roma? ¿Y los excesos de los papas Calixto III y Alejandro VI –los emergidos de la familia Borgia- y sólo por mencionar a dos, también eran de la modernidad?
Rivera Carrera calificó de aberración la aprobación de los matrimonios homosexuales y consideró que no hay ser humano sin familia, “y cuando se pierde la noción verdadera del ser humano, se pierde el sentido de la familia”. ¡Vóytelas, y eso pregonan los que debieran ser estandartes de la tolerancia, del perdón a sus semejantes y del amor al prójimo!
Frases tan contundentes nos recuerdan la sentencia de la iglesia católica a Miguel Hidalgo –Maldito en tu vientre, maldito en tus manos, maldito en tus pies…, etc. y así por el estilo.
Tal intolerancia puede llevarnos a escenarios que creíamos circunscritos a otras regiones del mundo, en las que los enfrentamientos son por motivos religiosos.
Es lo que menos necesitamos en los momentos actuales, por ello, un buen propósito sería que tuviéramos una sociedad más tolerante, es decir, más democrática…
Ojalá.
¡Feliz año nuevo!
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.co
Luis Javier Valero Flores
Cuesta trabajo creerlo después de casi 150 años de la instauración del Estado laico en nuestra patria y después de casi dos siglos del ajusticiamiento del cura Miguel Hidalgo. El lenguaje usado por los jerarcas de la iglesia católica para excomulgar al líder independentista es muy semejante al utilizado por los jerarcas católicos de la actualidad a propósito de la aprobación por la Asamblea Legislativa del DF (ALDF) de la despenalización del aborto y de los matrimonios homosexuales, amén de la aprobación de la adopción de infantes por integrantes de tales matrimonios.
Traer a la luz tema tan polémico tiene como sustento la ya muy extendida costumbre de plantearse propósitos loables al iniciar el nuevo año. Nada podría ser más deseable que la sociedad mexicana (Y todas sus instituciones) adquiriera más elevados niveles de tolerancia y de hábitos democráticos y superáramos los vestigios de la intolerancia y autoritarismo que rigieron durante tantos años a nuestra sociedad.
Las leyes aprobadas (por la ALDF) son “destructivas e inmorales” y dejan en claro que “el PRD actúa como instrumento de El Maligno, haciendo presente en la sociedad el misterio de la iniquidad del mal, pues resulta evidente que legislar el crimen del aborto, la unión entre personas del mismo sexo, y peor todavía, el entregar a niños inocentes a la adopción de parejas del mismo sexo, atenta contra los mandatos de Dios y toda moral, y esto no puede ser aceptable para la consciencia de ningún cristiano”, expresó en un comunicado la Arquidiócesis Primada de México.
La respuesta fue contundente. El PRD exigió al gobierno federal aplicara las sanciones correspondientes a la jerarquía eclesiástica pues ésta viola la Constitución ya que los discursos de “odio y discriminación en contra de la comunidad gay, que desde el alto clero se han expresado, pueden llevar a la alteración de la tranquilidad social y del orden público”.
El sustento de la petición de los legisladores del PRD está en los artículos 130 de la Carta Magna y los artículos 4° y 21 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público pues los ministros religiosos no pueden oponerse a las leyes del país.
Pero quien se dejó ir con todo fue el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, quien acusó a los diputados de la ALDF seres “sin pensamiento sano” y que tal aprobación no tomaba en cuenta a la naturaleza, pues “ni los perros se aparean entre dos del mismo sexo”. Bueno, eso dijo el cura moreliano y algo debe saber.
Dueño de un discurso homofóbico, nos aclaró que la defensa efectuada por la Iglesia Católica “de la familia” no es simplemente por pensamientos dogmáticos o religiosos, sino para evitar “la degeneración que se da en este tipo de temas”. Es decir, quienes no son heterosexuales son individuos dados a la degeneración.
Días atrás el Arzobispo de México, Norberto Rivera Carrera aseguró que la cultura moderna, además de atacar a la familia con la poligamia y el adulterio, hoy la agrede “en su esencia por la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre el hombre y la mujer”.
¡Válgame, ahora resulta que la poligamia y el adulterio son propios de la modernidad! ¿Y Sodoma y Gomorra? ¿Y Roma? ¿Y los excesos de los papas Calixto III y Alejandro VI –los emergidos de la familia Borgia- y sólo por mencionar a dos, también eran de la modernidad?
Rivera Carrera calificó de aberración la aprobación de los matrimonios homosexuales y consideró que no hay ser humano sin familia, “y cuando se pierde la noción verdadera del ser humano, se pierde el sentido de la familia”. ¡Vóytelas, y eso pregonan los que debieran ser estandartes de la tolerancia, del perdón a sus semejantes y del amor al prójimo!
Frases tan contundentes nos recuerdan la sentencia de la iglesia católica a Miguel Hidalgo –Maldito en tu vientre, maldito en tus manos, maldito en tus pies…, etc. y así por el estilo.
Tal intolerancia puede llevarnos a escenarios que creíamos circunscritos a otras regiones del mundo, en las que los enfrentamientos son por motivos religiosos.
Es lo que menos necesitamos en los momentos actuales, por ello, un buen propósito sería que tuviéramos una sociedad más tolerante, es decir, más democrática…
Ojalá.
¡Feliz año nuevo!
Correo electrónico: Aserto1@netscape.net
Blog: http://luisjaviervalero.blogspot.co
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