martes, 29 de octubre de 2013

Negligencia cuasi criminal

El Diario, 29 de octubre de 2013 Luis Javier Valero Flores Pueden ser casualidades, pero no deja de llamar la atención la coincidencia de la ocurrencia de distintos accidentes, que han develado los graves rezagos y carencias existentes en materia de prevención y protección civil en las dos principales ciudades de Chihuahua. Dos se han convertido en tremendas tragedias: La del Extremo AeroShow en la capital, y la explosión de la planta de Blueberry en Juárez. Los otros dos incidentes aún pueden generar otras consecuencias, especialmente al medio ambiente: El derrame de cianuro de sodio granulado en la carretera La Junta-Creel y el hallazgo de gasolina en varios pozos de agua del sureste de Chihuahua capital. Más allá de los resultados del proceso judicial de los presuntos responsables del accidente de las Monster Truck, la explosión ocurrida el jueves anterior en las instalaciones de la empresa Blueberry, con saldo, hasta el momento, de tres muertos y decenas de heridos, develó la inaceptable situación de la inexistencia, en Juárez, de instalaciones hospitalarias especializadas en la atención de pacientes con quemaduras. Esto ocurre en una de las ciudades con el mayor número de instalaciones industriales –así sean de la industria maquiladora– en la que se emplean infinidad de sustancias potencialmente inflamables y en la que, tan solo por el número de obreros debiera contarse con tales instalaciones hospitalarias. Nadie, ni del mundo oficial, ni del sector privado, especialmente de las organizaciones empresariales más influyentes y directamente relacionadas con el mayor contingente de trabajadores bajo sus órdenes, mostró alguna preocupación porque los hospitales de la ciudad, particularmente los de las instituciones de seguridad social, carecieran de esa unidad especial. Más aún, que hacia el interior de los hospitales éstos contuvieran a los especialistas en tal rama de la atención médica, lo que ha propiciado, por lo menos en la opinión de uno de los especialistas encargados del traslado de algunos de los heridos a Guadalajara, que se perdieran horas de las más valiosas en la atención de esos pacientes, pues afirmó que habían sido mal atendidos: “Carlos Salinas Trevilla, uno de los médicos supervisores del traslado, explicó que uno de los pacientes registraba una temperatura corporal de 33 grados centígrados. Dijo que la normal para que viaje un lesionado con quemaduras oscila entre los 38 y los 40 grados. ‘Una quemadura, y más una quemadura interna, por la inhalación de humo y tóxicos extremadamente calientes, es a nivel celular un síndrome progresivo y mortal, muy complicado… Estos pacientes tenían que haberse ido a una unidad especializada de quemados el mismo día del accidente”. (Nota de Antonio Rebolledo, El Diario de Juárez, 26/X/13). El especialista, uno de los 15 existentes en el país, recomendó que este tipo de pacientes no debe tener aire acondicionado “deben estar cálidos, incluso rodeados de guantes con agua caliente y hasta lámparas. Cuando estás quemado pierdes la piel, pierdes agua y pierdes la temperatura”, en lo que fue una crítica al manejo local de los pacientes más graves. Lo que impacta es que el principal centro urbano de Chihuahua tenga, ya, 10 años sin una unidad especializada en el tratamiento de quemaduras ¿Por qué? Ante el accidente, el alcalde, Enrique Serrano, informó que se construirá, el próximo año, “un hospital de tercer nivel que incluirá área para quemados”, en gestiones realizadas en conjunto con el gobernante César Duarte, y “que en este proyecto ya hay un avance del 80 por ciento con autoridades federales, estatales y universitarias. Agregó que el hospital sería operado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ)”. (Nota de A. Castañón/F. Chávez, El Diario de Juárez, 27/X/13). No es lo único que lleva a la indignación. Lo ocurrido ayer, que al momento de atender el incendio de tres casas –por supuesto, en uno de los sectores más pobres de Juárez– se les acabara el agua a las dos máquinas extintoras del Cuerpo de Bomberos, ya no tiene nombre. Con cubetas y mangueras domésticas los vecinos intentaron evitar el incendio total de las viviendas. Inútil esfuerzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario