domingo, 6 de octubre de 2013

A mitad del camino, el resto, difícil

El Diario, 6 de octubre de 2013 LUIS JAVIER VALERO FLORES No pueden ser coincidencias –ojalá no–, pero, quizá desde la decisión de realizar el acto con motivo del III Informe del Gobernador César Duarte en el Teatro de los Héroes, hasta la austera decoración del recinto, en comparación con los dos previos, hablarían de la celebración de una profunda revisión del ballezano respecto a la forma en que los chihuahuenses lo están percibiendo. Se dice que esa decisión se había tomado unos cuantos días antes de la noche del 15 de septiembre, fecha en la que ocurrió el primer abucheo de una parte de los asistentes a la celebración de la ceremonia del “Grito de Independencia”, y que se repitió en el inicio del Festival en la Plaza Grande, y según distintas fuentes, también al inicio del Aero Show capitalino anteayer. Pueden ser muchas las causas para explicar la aparición de tal fenómeno, inédito hasta entonces en la actual administración estatal, pero sin duda que uno de los principales factores para ello fue el fallido inicio de las operaciones del ViveBús, de manera preponderante, y en un segundo lugar la percepción ciudadana sobre el dispendio del gobierno (la decisión de construir una réplica del mausoleo del Gral. Francisco Villa, las fiestas con la participación de Juan Gabriel, la remodelación del edificio Héroes de la Reforma, la nueva estatua de Villa en Parral, etc.), y el monto de la deuda estatal, aunque otras fuentes apuntan a que se trata de “fuego amigo”, para lo cual, se sostiene, ya hay una investigación extraoficial Más aún, en las redes sociales y en los comentarios de las capas medias de la población, corren los rumores acerca de un sinnúmero de propiedades adquiridas por el Gobernador Duarte, sin que se ofrezcan las evidencias correspondientes, tan sólo el clásico “se dice”. Todo lo anterior debe haber influido en que el principal acto –por lo menos en la capital chihuahuense–, con motivo del III Informe, se desarrollara en ese recinto. Sin embargo, dos de los aspectos en los que más se ha criticado al actual gobierno, el ViveBús y la deuda pública, extrañamente, no fueron abordados, lo que da pie a pensar que esperaban una mala recepción en el que es, sin duda, el principal acto público gobernador. En cambio, el formato y el desarrollo de los diversos aspectos del mensaje fueron diseñados para abundar en los éxitos de la actual administración. Así fue concebido, con base en 3 ejes: Educación, Seguridad y Empleo. En tales aspectos hay, sin duda, avances –reconocidos por todos los actores– pero en el que el enfoque positivo fue el único existente, aderezado con alguna frase de “que aún no logramos las metas fijadas”, pero en el que el objetivo era empatar, lo aseverado por el gobernante, con los mensajes radiofónicos y televisivos, pletóricos de buenos resultados. ¿Hay avances? Sin duda. El tema de la cobertura total en educación media superior y superior sigue siendo tema de orgullo de su administración, pero, naturalmente, al paso del tiempo ha crecido la preocupación acerca del futuro de los próximos egresados pues no se advierten los cambios, estos sí, estructurales en la economía, que hagan abrigar esperanzas que encontraremos empleo para los miles de nuevos profesionistas y técnicos. No basta, y por supuesto menos para los estudiantes y sus padres, el quedarse con las palabras del Gobernador Duarte, cuando dijo que es preferible tener desempleados ilustrados a que lo fueran sin educación. Todos podemos coincidir en tal aseveración, la diferencia estriba en que el gobernante debió, por lo menos, hacernos sentir que vislumbraba nuevas rutas en su quehacer, en el sentido de evitar la acentuación de tal fenómeno. Al cabo de los años, indudablemente, Duarte será recordado por varias cosas, una de ellas será la de haber concretado la cobertura total en ese nivel educativo. También será recordado por ser el impulsor del ViveBús, de ahí que no haya justificación alguna para que desaprovechara la oportunidad de explicarle a la sociedad chihuahuense las condiciones existentes del nuevo sistema de transporte urbano de las dos principales ciudades de la entidad, ni la descripción de los compromisos y rutas de solución a la puesta en marcha de aquél y el del Transporte Semi-masivo de Juárez. El otro tema por el que posiblemente será recordado Duarte es el de la deuda pública de Chihuahua. Hay que buscar el dinero necesario para solventar el gasto educativo, en materia de salud y de seguridad pública, han dicho el gobernador y su secretario de Hacienda, Jaime Herrera, quien ha efectuado una y mil maromas financieras para agenciárselo. Sin embargo, los montos, tanto del crecimiento, como del total, espantan a la mayor parte de la población, puede que estén justificados y eviten que se entre a una espiral recaudatoria que podría desatar un creciente rechazo a la administración estatal, el problema es que crece la percepción de que no se han realizado las obras públicas necesarias para justificar el inusitado incremento en el gasto público y/o no existe la suficiente transparencia en el ejercicio. De ahí que no encuentre eco la insistencia en ufanarse de la representación política existente en la nueva legislatura, “reflejo de la pluralidad política”, única en el país, como dice el gobernador, pues hay un extendido conocimiento que en realidad todos los partidos políticos, con excepción del PAN, son, en realidad, aliados del PRI, por lo que sí es cierta la primera definición, pero no la segunda, pues en el Congreso existen un bloque partidario y su oposición unipartidista. No hay, por tanto, la posibilidad de que esos partidos hagan una escrupulosa fiscalización del ejercicio gubernamental, al contrario. El otro aspecto, central, de la administración del ballezano es el de la seguridad pública. La percepción acerca de la disminución de los niveles de inseguridad, sin duda, ha crecido; es real, además, sobre todo comparándola con los existentes en 2010 y 2011. Nuestro punto de comparación, para evaluar al gobierno de Duarte es el año 2010, pero para evaluar lo realizado por las administraciones estatales, por lo menos las de Reyes Baeza y Duarte, ambas emanadas del PRI, es la incidencia delictiva en Chihuahua en 2006 y 2007. En 2007 expresábamos alarma ante lo que sucedía, ese debería ser nuestro parámetro, pues en los días que corren existe discrepancia en las cifras. Seguramente las que nos servirán para evaluar bien el año 2013 serán las que proporcione el INEGI, una vez recibidas todas las estadísticas oficiales. Pero si existen contradicciones en las cifras, en la promesa de César Duarte, acerca del plazo de un año para dejar “abatidos los índices de violencia e inseguridad”, no. Fue una muy atrevida apuesta, máxime cuando la administración estatal, ni ninguna en el país tienen en sus manos el manejo de una variable tan riesgosa como lo es narcotráfico. Pero ahí está la promesa. Muchos son los aspectos en que habremos de regresar a comentarlos, después de examinar el III Informe, y no solamente, como ahora, el mensaje, pero una cosa le llamó la atención al escribiente. Por primera vez se le advirtió inseguro en algunos tramos del discurso, lo que evidenció la bondad de, mejor, dar lectura a un discurso en un evento tan importante como el comentado. Y luego, los relevos, tema que mejor lo dejamos para el martes. UN AGRAVIO A LOS DURANGUENSES No somos tan poquitos los nacidos en Durango los, no sólo avecindados en esta bella y tempestuosa tierra (ahora también temblorosa), sino orgullosamente convertidos en chihuahuenses; algo así como el 17% de la población. No nos defendió el Gobernador Jorge Caldera, cuando César Duarte afirmó que Doroteo Arango (es decir, el bandolero) es de Durango, y Francisco Villa, de Chihuahua. Es decir, el revolucionario, al que le dieron muerte en Parral cuando se preparaba para ser candidato al Gobierno de la vecina entidad y, eventualmente, disputar la Presidencia de la República, o secundar a Adolfo de la Huerta en ese propósito. La leyenda de Francisco Villa nació en las llanuras del norte, noroeste y centro-norte de Durango, y abarcó hasta el sur de Chihuahua. Luego se extendió a San Andrés, Santa Isabel, pasando por Satevó y municipios circunvecinos, en lo que el historiador Pedro Salmerón (La División del Norte, Editorial Planeta 2006) denominó a tal región como el “país de Villa”. Po’s ni modo que todos allá hubiésemos sido bandoleros y acá, respetables jefes de familia, lo que pasa es que acá no lo perseguía el primo de Dolores del Río.

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