domingo, 29 de junio de 2014

Jolgorio

El Diario, 29 de junio de 2014
Luis Javier Valero Flores
A unas horas de que inicie el partido del equipo mexicano de los octavos de final de la Copa del Mundo de la FIFA, en el que muy probablemente los aficionados mexicanos asistentes al partido, ya con la anuencia del organismo regulador del fútbol planetario, se regodearán con su grito preferido en contra de los jugadores contrarios.
Quienes sostienen que el repetidamente exclamado “puto” es sólo una expresión del “jolgorio” (Joaquín López Dóriga, Tercer Grado, Canal 2, 25/VI/14) de los porristas mexicanos, se sentirán satisfechos de lo que es para el escribiente una expresión homofóbica y un insulto para quienes son solamente contrarios en una cancha de fútbol.
Escuchar y leer a simples ciudadanos, o sesudos analistas y serios comentaristas de radio y televisión, decir que no es para tanto, que esa es una porra más en los campos de juego, sin que se detengan a analizar la creciente espiral de violencia de la sociedad mexicana, del desmesurado crecimiento de la intolerancia hacia los “otros”, que se expresan de diversas maneras, una de las cuales es, por ejemplo, el bullying -que siempre ha existido, dicen cachazudos-, o los cada vez más frecuentes casos de agresiones homicidas en el seno de las familias y, como la cereza del pastel, los feminicidios, es esconderse de esta muy clara expresión de la homofobia existente en México, que nos ha llevado a ser el país con el segundo número más alto de los denominados crímenes de odio en el mundo.
¿Qué objeto tiene gritarle al portero contrario de esa manera cuando éste se apresta a golpear el balón desde su área hacia la cancha contraria? ¿Acaso que le tiemble el “pulso” del pie para hacerlo fallar? No, ni modo que vaya a fallar en despejar el balón hacia la cancha, lo único sería, de ser así, que no le entregaría la pelota a su compañero, pero de ninguna manera pone en riesgo su portería.
¿Ponerlo nervioso? No, se trata de una jugada, hasta podríamos decir rutinaria.
Vamos, esa jugada, y los gritos, ni siquiera tiene la importancia, por ejemplo, del momento cuando un jugador de basket bol va a tirar a la canasta; o cuando el pitcher va a lanzar la pelota a home; o cuando el jugador de tenis va a realizar un saque.
La respuesta es una sola: Insultarlo. Y hacerlo con uno de los dos más denigrantes y humillantes, según los cánones existentes, que es tachar al otro de ser un homosexual, pues, como comenta Tania Tagle, (Blog, 20/VI/14), que su mamá le explicó muy enfáticamente, al saber que era fan del grupo Molotov (que tiene en su repertorio una canción con este título): “Puto es un hombre al que le gusta otro hombre, mi amor. Pero eso no se dice, es una grosería muy fea”.
Cosa semejante sostiene otro analista: “El insulto es el veredicto de una boca social que se cree superior. Eso hace la porra mexicana cuando dice lo que piensa del guardameta de la selección brasileña: lo señala, lo ataca, lo desea fuera del juego. ¿Y cómo lo hace? Difamándolo entre bromas y chistes. ¿Por qué se usa la palabra ‘puto’? Precisamente porque señala. ¿Cómo? Por medio del lenguaje… Al decir ‘puto’ se pone de manifiesto la injuria por excelencia para atacarse ‘entre hombres’. El grito de las porras estaba hecho explícitamente para discriminar y humillar, por la sencilla razón de que ese es su objeto principal: discriminar y humillar…”. (Óscar David López, sinembargo.com.mx, 24/VI/14).
Y en esas concepciones, mantener una preferencia sexual distinta es lo peor, por eso se le grita al portero contrario de ese modo, porque es imposible creer a todos aquellos que afirman que si bien la palabra puto es un insulto, no lleva consigo una carga de homofobia.
Intolerancia y violencia van de la mano, y podemos agregarle algunas otras características, pero lo que hoy ha puesto de moda a los aficionados mexicanos es un rasgo común al del jugador uruguayo Luis Suárez, hoy fuera de las competencias futboleras por morder a un contrario.
¿Porqué los aficionados brasileños, que tan pronto aprendieron nuestra porra en el juego contra México, no la repitieron en la sesión de tiros de penal mediante el cual eliminaron al equipo de Chile?
Hay diferencias, por eso la coincidencia con el ex presidente del Consejo del IFE, José Woldenberg, (“Vergüenza nos debería dar”, Reforma 26/VI/14) cuando dice que “Ahora resulta (para algunos) que puto no es un insulto y que si lo es, no tiene la menor importancia. Que es una derivación natural de la libertad de expresión. Pues no.
No es cierto que la violencia verbal sea anodina. Hace daño. Agrede. Y se usa precisamente para eso: para denigrar, ofender, sobajar, discriminar. Negro, puto, indio, vieja, pueden ser hasta términos cariñosos; pero suelen ser dagas para joder, para humillar. Todos lo hemos hecho y quizá todos, en algún momento, lo resentimos. Argumentan que decirle puto a alguien no es un insulto. Se trata de pura y dura hipocresía, porque si no lo fuera nadie lo gritaría. Porque, puto, no nos hagamos, se utiliza en México para ofender a alguien que es o consideramos homosexual, como si esto último fuera una afrenta. Y por extensión se lo aplicamos a los que suponemos miedosos, traidores, pusilánimes, y agréguele usted. Es una injuria.
Los que gritan puto se divierten, y para muchos de ellos es un esparcimiento. El asunto no es si ellos están jugando, sino lo que significa para los otros, los que reciben los dardos de sus gracejadas…”.
Y concluye diciendo que “… es una vergüenza que miles de compatriotas se reúnan en un estadio para gritar puto. El aullido masivo es una triste expresión… de lo que somos.
Otro argumento de quienes defienden la libertad para emitir este epíteto es el de que se coarta la libertad de expresión. “La ley no nos obliga a ser listos ni tampoco a ser respetuosos”, dice Jesús Silva Herzog, de ahí que, sostiene, “la Constitución proteja la expresión libre de las ideas—por  absurdas o hirientes que nos parezcan”. 
Pues tampoco, nadie tiene derecho a injuriar, difamar, ofender, al amparo de la libertad de expresión. La violencia física se inicia normalmente con la violencia verbal.
Los gays y las lesbianas son el segundo y noveno grupo más discriminado, de una lista de 40 grupos. Las principales formas que menciona la gente por las cuales se discrimina a las personas de las poblaciones lésbicas y homosexuales  son las agresiones verbales, llegando incluso a la violencia física.
Otro comentarista y conductor de Televisa y canal 22, Nicolás Alvarado, (Milenio, 24/06/14) descartó que la afición futbolera tuviera en sus mentes la intención de achacarle a alguien tal epíteto. Y al terminar su comentario, lo hace en el sentido preciso con el que se usa en las canchas futboleras. Así lo dijo: “Y a quienes estén de acuerdo conmigo pero no tengan el valor de defender su postura por temor a desatar la ira de las buenas conciencias progresistas, sólo me resta decirles una cosa. Adivinen…”. O sea, son pu…, es decir, tímidos, miedosos, etc.
Y nada nos puede llevar a pensar que las masas futboleras mexicanas que gastaron una fortuna para asistir al Mundial de futbol, sean diferentes de las que colmaron los alrededores del Angel de la Independencia, cuando festejaron el empate con Brasil.
El periodista Gabriel Primo intentó entrevistar a algunos de los asistentes, llevaba una camiseta azul sin mangas y el cabello teñido, sin más características que denotaran su orientación sexual. 
Fue recibido con el grito de moda -¡Fuera puto!
La analista Tania Tagle le pone el punto fino a tan “mexicana” expresión: “El puto representa todo lo que amenaza la concepción hegemónica de masculinidad. En el temor a esa amenaza está el origen del odio. Y este odio encuentra su máscara perfecta en el cinismo…Tratar de minimizar el valor de las palabras sólo pone en evidencia su verdadero poder”.
Y culmina su comentario: “Si vamos a llamar a otro, ‘puto’ sólo porque creemos que nosotros somos muy valientes, habríamos de empezar por tener la valentía de reconocer la propia homofobia”.
Es un asunto de la mayor trascendencia. Hace ya 24 años -el 17 de mayo de 1994-, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió eliminar la homosexualidad del catálogo de las enfermedades mentales, basada en infinidad de estudios científicos que demostraron, hasta la saciedad, que poseer una afinidad sexual homosexual no era, de ninguna manera, ser un anormal, o poseer una “enfermedad” que se puede “curar”, como peregrinamente sostienen una gran cantidad de ritos religiosos.
Y precisamente para combatir tal discriminación, se instauró aquel día como el Día Internacional contra la Homofobia. Sin embargo, en México, la discriminación hacia el grupo de Lesbianas, Gays, Transexuales, Transgénero, Travestis, Bisexuales e Intersexuales (LGTTTBI) ha ido en aumento y el país se ubica en el segundo lugar mundial de crímenes de odio por miedoa esta comunidad. 
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) 2010, realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), 7 de cada 10 personas homosexuales consideran que no se respetan los derechos de las personas de diversidad sexual.
Además, 4 de cada 10 encuestados no permitirían que en su casa vivieran personas homosexuales. La homofobia se convierte en un mal social que genera violencia y discriminación aparte de ser un impedimento para una sociedad más tolerante. Así, el miedo irracional la fobiaa personas con una práctica sexual homosexual, o hacia quienes parecen serlo, se suele expresar en rechazo, discriminación, ridiculización y otras formas de violencia, planteó el Conapred.
No es, por tanto, un asunto menor, ni de simple pachanga, se trata de uno de los temas fundamentales en el proceso de construir una sociedad más tolerante y, por tanto, más alejada de la violencia.
No, no es una simple “porrita”.
Por si faltaran argumentos. La Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que las expresiones discriminatorias, especialmente las homofóbicas, no se encuentran protegidas por el derecho a la libertad de expresión y que las prácticas realizadas por la mayoría de los integrantes de la sociedad no pueden convalidar violaciones a derechos fundamentales.
Escuche, de lunes a viernes a las 6 pm, en Chihuahua, Aserto Radio 102.5FM, o por www.antenafm.mx

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

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