Ecuador. A remojar las barbas
El Diario, 11 de enero de 2024
Luis Javier Valero Flores
«¿Cómo pasó Ecuador de ser uno de los países más pacíficos a estallar por la violencia del narco?», así tituló El Universal la nota que informaba sobre el clímax de la violencia desatada en Ecuador en los últimos meses y que ahora tuvo como epicentro a Guayaquil, la ciudad que concentra el segundo lugar del Producto Interno Bruto, apenas superada por la capital, Quito.
Es como si el crimen organizado se hubiese apropiado del principal canal de Tv de Monterrey, y toda su zona metropolitana se viera inmersa en el caos, la desesperación y el terror, gracias a la actividad de las bandas del crimen organizado.
Y que, a su vez, amplias zonas del país -como ahora sucede en múltiples regiones de México- se vieran envueltas en el fuego cruzado entre los grupos delincuenciales y las fuerzas del orden.
Hay, además, otro ingrediente, el de la declaración del ‘Estado de excepción’ por el «presidente ecuatoriano, Daniel Noboa… y toque de queda nocturno, en respuesta a la presunta fuga de la cárcel de Adolfo Macías, alias “Fito”, el líder de una banda criminal local a la que las autoridades atribuyen nexos con el cartel mexicano de Sinaloa que cumplía una condena de 36 años de cárcel por asesinato, narcotráfico y otros delitos». (Nota de agencias, El Universal, 10/1/24).
Como en México, la nación sudamericana se encontraba en una espiral de inseguridad, con cifras récord de homicidios.
Más aún, a los hechos arriba relatados se suman los acaecidos en varios penales, que parecieran clones de las situaciones presentadas en algunos de México.
En particular a los de Chihuahua, pues apenas un año atrás, en una extrema operación, violentísima, un grupo de delincuentes se fugaba del penal 3 de Juárez y ahora, el martes, dos días antes de la publicación de estas líneas, en unos hechos por demás sospechosos e inquietantes, «Juan Carlos G. T., alias “El 38”, presunto líder criminal en la región de Cuauhtémoc, fue encontrado suspendido en los barrotes del baño de su celda del Centro Estatal de Reinserción Social (Cereso) No. 1, de Aquiles Serdán en la ciudad de Chihuahua». (Nota de Argelia Domínguez/El Diario, 10/1/24).
¿Qué diferencias podemos encontrar entre los episodios presentados en Culiacán, en el primer intento de la detención de Ovidio Guzmán y, luego, en la, esa sí obtenida, aprehensión del hijo del antiguo jefe del Cártel de Sinaloa, agrupación señalada por haber extendido sus fortalecidos y crecidos tentáculos a uno de los países que contaba con los mejores niveles de vida y seguridad del continente?
¿Cuál es la diferencia entre el episodio de Guayaquil y los hechos cotidianos en zonas de Guerrero, Michoacán, Sonora, la sierra Tarahumara, Guanajuato, Estado de México, el Valle de Juárez y hasta la ciudad de México?
Asiéntese que luego de la fuga de El Neto y sus compañeros en las primeras semanas del año anterior, en una revisión posterior, efectuada al mismo penal 3 juarense, menos de un año después de la fuga en la que murieron 10 custodios y 10 delincuentes, se encontraron, agárrese:
«… 74 cartuchos útiles de bala expansiva calibre 40mm; 68 cartuchos útiles de bala calibre 45 mm; 51 cartuchos útiles de bala calibre 223 mm; 237 cartuchos útiles de bala calibre 40 mm; 101 cartuchos útiles de bala calibre 9 mm; un arma de fuego en Color negro gris con la leyenda Ruger calibre 380 con su cargador abastecido con 6 cartuchos útiles; un arma de fuego, marca Colt Color gris cachas negras calibre 45 mm con 7 cartuchos útiles; un arma larga color negro calibre 223, marca CORE 15; 2 granadas de fragmentación; así como un cargador de arma larga con capacidad de 40 cartuchos y abastecido con 38 cartuchos útiles; y tres cargadores de arma larga con capacidad de 30 tiros abastecidos, uno con 29 y dos con 30 cartuchos útiles. (Nota de Miguel Silva/Luz del Carmen Sosa, El Diario, 8/12/23).
Frente a la tragedia ecuatoriana y ante la posibilidad cercana que hechos semejantes ocurran en nuestro país y, más importante aún, en las ciudades y extensas zonas de Chihuahua, tómese en cuenta que el año 2023 terminó con un incremento del 5% en el número de homicidios, en el estado, pero del 10% en la entidad.
Reiteradamente se da cuenta del número de detenciones efectuadas por las fuerzas estatales en el año -más de cinco mil- pero ninguna información de la desarticulación de las bandas, ni de las necesarias operaciones que evidencien el ataque frontal a las estructuras financieras del crimen organizado asentado en Chihuahua.
Seguimos como antes, como siempre.
Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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