¡Ojalá pactaran una tregua!

El Diario, 30 de abril de 2020 Luis Javier Valero Flores Nadie, con un mínimo de conciencia cívica, podría gozar con la comisión de errores por el presidente de la república, menos en una extrema situación como la que ahora asuela a la humanidad. Los excesos del presidente salvadoreño Bukele, los garrafales gazapos del presidente Trump, los resbalones del presidente Bolsonaro de Brasil; la caída en el contagio del Primer Ministro británico, Johnson, o los dislates y excesos del presidente López Obrador, no son, de ninguna manera, motivo de festinación; es mucho lo que tienen en sus manos como para festejar que cometan yerros, excesos, o caigan enfermos. Los gobernantes de los niveles inferiores, no por serlo, podrán sentirse eximidos de tales exigencias. Y hay un problema mayor en las acciones que ejerzan, el de que están obligados, más que nunca, a actuar con estricto apego a la legalidad y, además, con el más acendrado seguimiento a las normas de la plena transparencia...